sábado, 14 de marzo de 2009

El temido Medio Ambiente




Son momentos en que por unas causas u otras el medio ambiente se presenta como el impedimento para las actividades productivas, para las lúdicas y según algunos hasta para las vitales.

Ante tal proliferación de comentarios y de demandas para que nos pasemos por alto los impactos sobre el medio de cara a superar la crisis, la incomunicación y el olvido histórico, a uno le surge la duda de si será verdad que esto del medio ambiente nos lo han puesto para fastidiar y si no será una excusa cuando no se quiere hacer algo o cuando se quiere hacer lo contrario.

Pero desde una reflexión seria sobre la realidad de nuestra provincia , la importancia de su medio natural, del medio social y cultural bien conservado; desde una visión profunda de lo que significa el medio ambiente en nuestra calidad de vida; desde una aproximación ecológica a comprender al hombre como un ser integrado en el medio y no dominador del mismo; desde una cosmovisión de la tierra como madre y no como meretriz que explotamos; desde una postura egoísta de quien quiere conservar este magnifico legado para sus descendientes; no me resigno a pensar que el medio ambiente es lo mejor que tenemos y no se puede mermar por intereses a corto plazo, por reivindicaciones pachangueras, o por un malentendido desarrollismo.

Y todo este razonamiento no lleva a la conclusión de que no hay que hacer nada y dejar que las cosas transcurran como hace un siglo, sino que nuestras actuaciones deben respetar los intereses económicos y también los sociales y los ambientales. Hemos de darnos cuenta que tierra sólo tenemos una, que sus recursos son limitados, que su diversidad es fundamental y todo ello redunda en nuestro propio beneficio, mientras que sistemas económicos y de desarrollo por suerte tenemos varios. Hemos de poner nuestros avances y tecnologías al servicio del medio y no al revés.

Al pobre sólo le quedan dos caminos: vender todo lo que tiene a precio bajo y seguir al poco tiempo en condiciones parecidas a las que estaba al poco tiempo; ser creativo e imaginativo y con lo que tiene, buscar nuevos caminos y alternativas para sacarle un rendimiento que le mantenga y que sea duradero. En esta provincia en la que siempre hemos dicho que no tenemos muchas cosas, no podemos hipotecar nuestra gran riqueza que es el medio ambiente, bien conservado gracias a largos periodos de despoblamiento, sino que tenemos que poner a trabajar la imaginación para sacarle el máximo rendimiento desde una escrupulosa conservación del mismo, sin renunciar a nada, pero sin renunciar a su conservación. Y esto es posible.

Como decía el Jefe indio al hombre blanco: “Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo se escupen a sí mismos”.


Javier Oquendo

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