sábado, 31 de mayo de 2014

CUSTODIA DEL TERRITORIO

Una oportunidad para conocer de cerca esta herramienta de gestión del territorio, pensando  en la conservación del medio ambiente. Una herramienta que  busca un compromiso del hombre con la conservación de los hábitat naturales.



martes, 27 de mayo de 2014

EL PINO ROYO DE PUERTOMINGALVO: PAISAJE CON FIGURAS EN LA SIERRA DE GÚDAR

 Autor: Chabier de Jaime Loren



Paisaje con figuras fue un programa de Radio Televisión Española que, durante los primeros años de la transición política, destacó por su formato, novedoso en el tratamiento de las biografías de personalidades históricas españolas. Dirigida por Mario Camús y con textos de Antonio Gala, contaba con un único actor o actriz, rodeándola de los paisajes en los que había desarrollado su vida. Eran biografías de los personajes que a todos nos habían enseñado en el colegio aunque ya incluía a algunos menos afines a la historiadores del franquismo. Seguía ensalzando el patriotismo español pero, en buena parte ya quedaba eclipsado por la profunda carga humana de cada personaje. A muchos niños y jóvenes aquel programa nos marcó.
Recorriendo hace unas semanas las carreteras de la sierra de Gúdar. Me acordé de aquel programa. Habíamos remontado en puerto de Linares y nos encaminábamos a través de suaves montes cubiertos de bosquetes, pastos y campos de cereal, hacia nuestro destino: Puertomingalvo.
Hacia el noreste, en medio de un amplio prado y enmarcado en una antigua cerrada de piedra seca, había un enorme ejemplar de pino royo (Pinus sylvestris). Era la figura central en el paisaje. 
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Era un ejemplar notable y muy sano. Su grueso y agrietado tronco se dividía desde muy pronto en diversas ramas que crecían retorcidas en todas las direcciones ofreciendo al conjunto de la copa una forma esférica. La propia de los viejos pinos.
Como los personajes de aquel programa, este pino solitario nos estaba evocando múltiples sucesos acontecidos en su entorno en los doscientos o trescientos anillos que puede tener su tronco. Una historia con muchos sucesos cotidianos como las regulares nevadas que afrontar cada invierno que han ido cincelando sus ramas, tronzando brotes muy expuestos, conservando las ramas retorcidas. Una larga exposición a las tormentas, tan regulares en esta sierra, final de la rampa que arranca en el mar Mediterráneo y que fuerza a la convección de las masas de aire cálido y húmedo. Tormentas asociadas a rayos que, aquí y allá, como una incierta lotería se descargan en los solitarios árboles de estos montes marcando a fuego sus troncos. En la larga vida del pino, predominan las jornadas apacibles en los que se benefició de la compañía de los rebaños. Recortando la oveja las hierbas de su entorno, la cabra a los espinos y sabinas chaparras. Sesteadero de unas y otras durante las horas de rumia en las largas tardes de verano a la vez que acumulaban el sirle bajo su sombra. Rebaños trashumantes hasta hace tan solo cuarenta años. Rebaños que andaban dos veces al año los azagadores que unían las tierras bajas de la plana de Castellón con los prados frescos de la sierra de Gúdar.
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Y sucesos esporádicos y extraordinarios, que ocasionan profundos –aunque a veces a medio plazo- cambios en el paisaje. Las guerras carlistas, las desamortizaciones de bienes y el desplome de la industria textil en el siglo XIX, la expansión industrial y del naranjera en las tierras bajas, el éxodo humano irreversible de los años 60 y 70 del pasado siglo, la recuperación del bosque, la Política Agraria Comunitaria que alcanza hasta los últimos rincones de estas sierras …
Unos y otros sucesos han marcado las vidas de las personas que han compartido el espacio y el tiempo con este pino solitario de El Puerto.

miércoles, 21 de mayo de 2014

GEOLOGÍA PARA UNA NUEVA CULTURA DE LA TIERRA






El cartel que acompaña esta entrada pretende generar reflexión en torno a la necesidad de promover "UNA CIENCIA AL SERVICIO DE LA SOSTENIBILIDAD, LA SALUD Y LA ARMONÍA DEL PLANETA" . Su mensaje asienta en el MANIFIESTO: "GEOLOGÍA PARA UNA NUEVA CULTURA DE LA TIERRA", generado en la I Jornada Científico Cultural celebrada en Aguilar del Alfambra en 2011: "La Geología en la sociedad del conocimiento", organizada por la Plataforma Aguilar Natural http://www.aguilarnatural.com/


La charla inicial del ciclo "En clave de futuro" que ha formado parte del programa de celebración de los cinco años de apertura del CEA ÍTACA impartida por el geólogo turolense José Luis Simón, versó sobre esta nueva cultura geológica y el contenido del manifiesto que os invito a leer a continuación. 

El Colectivo Sollavientos, http://sollavientos.blogspot.com.es/, la Plataforma Aguilar Natural y el CEA ÍTACA son los colectivos y entidad que han apoyado este manifiesto que cuenta con una muy expresiva y didáctica ilustración de Juan Carlos Navarro.

                 MANIFIESTO "Geología para una Nueva Cultura de la Tierra"

Las asociaciones, colectivos y personas que firmamos el presente manifiesto lo hacemos movidos por el respeto hacia el patrimonio geológico como parte de nuestra naturaleza irrepetible y también de nuestra identidad territorial.

OBSERVAMOS que las sociedades avanzadas valoran cada vez más la cultura científica de la Tierra. La gea se descubre como auténtico laboratorio de divulgación, aprendizaje y recreo, y la exploración de sus secretos se incorpora a la oferta del turismo cultural y el eco-turismo. Algunas administraciones públicas dan ya a esta realidad emergente un estatus legal con la declaración de Lugares de Interés Geológico o con la incorporación de los conceptos de geodiversidad y geoparque a la legislación protectora del medio natural.

SABEMOS que la Geología ha tenido un papel destacado en la exploración y explotación de los recursos del subsuelo, y que ha apoyado a la Ingeniería en la construcción de las grandes infraestructuras civiles que vertebran y nutren el sistema socioeconómico. Pero en nuestra ‘sociedad del conocimiento’, DECLARAMOS LA NECESIDAD de una ciencia al servicio no sólo del desarrollo y la innovación, sino también de la sostenibilidad, la salud y la armonía del planeta.

En este contexto, CREEMOS que la Geología cobra una dimensión formidable como ciencia que nos permite comprender la dinámica de la Tierra, el tempo y la escala de sus procesos, y también las consecuencias de nuestra intromisión en ellos. Así, las ciencias de la Tierra irrumpen en campos nuevos como la protección ambiental y la prevención de catástrofes naturales, a la vez que aspiran a superar la incomprensión con que nuestra sociedad recibe a veces sus aportaciones cuando éstas contravienen los intereses dominantes. Hoy sabemos que no es posible nuestra supervivencia como especie sin una adaptación inteligente a la dinámica del planeta.

RECONOCEMOS que, desde hace milenios, la minería ha sido una actividad profundamente transformadora del medio físico y de las colectividades humanas. Nos ha provisto de materias primas con las que hemos construido herramientas y viviendas, nos ha ayudado a sobrevivir y ha favorecido el desarrollo de nuestra economía y nuestra cultura. Pero también ha producido un hondo deterioro en los paisajes y en las relaciones sociales; de la mano del colonialismo, en todas sus facetas y etapas históricas, la codicia desmedida que con frecuencia desata ha levantado y hundido la economía de regiones y países, ha devastado territorios y ha esclavizado pueblos. En un mundo que comienza a ver la necesidad de ajustar el crecimiento a los límites que imponen el tamaño y los recursos del planeta, a la vez que proclama el valor universal de los derechos humanos, NO ENTENDEMOS que la minería del siglo XXI pueda seguir practicándose bajo los supuestos y principios de antaño.

Por todo ello, MANIFESTAMOS, que se hace necesaria una Nueva Cultura de la Tierra, una nueva mirada sobre nuestro planeta que sustituya la depredación de sus recursos materiales por la búsqueda honesta de la sabiduría que emana. Que reemplace la prioridad del beneficio de quien explota y comercializa los recursos por el derecho de la humanidad a su bienestar y a evitar el fracaso de la explotación ilimitada. Una Nueva Cultura de la Tierra que es también nueva cultura del Agua, del Clima y de la Vida. Geosfera, hidrosfera, atmósfera, biosfera y antroposfera deben integrar un sistema en equilibrio o colapsarán por el eslabón más débil. Los humanos, una especie animal más entre los millones que pueblan y han poblado la Tierra, somos unos recién llegados a este hogar común y no podemos arrogarnos el derecho a ser sus administradores únicos. Mucho menos, a malbaratarla como si nuestra generación hubiere de ser la última en habitarla.

Aguilar del Alfambra, 4 de junio de 2011


lunes, 19 de mayo de 2014

CUSTODIA DEL TERRITORIO

Programa del Seminario de presentación de la Red Aragonesa de Custodia del Territorio. Tendrá lugar el próximo viernes 30 de mayo en Zaragoza.




lunes, 12 de mayo de 2014

LA CULTURA ECOLÓGICA DE NUESTROS MAYORES





  Gonzalo Tena Gómez*                                                                                                             
                                                                                                                                          Se volverá a labrar con macho    
                                                                                                                                          EL TIO TOMÁS EL PIQUERO                                                                                               
¡Qué tiempos aquellos en que no se tiraba nada! Aunque  hoy el proceso de reciclado es clave en el mundo desarrollado en el intento de detener el deterioro ambiental, antaño se reutilizaban y se reparaban los objetos indefinidamente, y no hacía falta reciclar. En nuestros días atiborramos los contenedores de residuos, de los cuales nos desentendemos. ¡Ah los plásticos! Nuestras buenas gentes, antepasados nuestros,  no pudieron beneficiarse de este útil material, ni tuvieron que enfrentarse al problema de cómo deshacerse de su invasión.
Antaño el aprovechamiento de los residuos alimenticios era total: los huesos, para los perros (hoy a los chuchos urbanos no se les da de comer huesos por mor de que no se atraganten los animalicos y comen friskis del super, y… esparcen por doquier sus residuos digestivos). Las peladuras y restos de hortalizas eran para las gallinas, los conejos o los puercos. La fruta escaseaba…los rosigones se hacían invisibles. Los platos se fregaban con esparto, con arena algunos cacharros. Hasta las latas se convertían en recipientes.  La posesión de calzado se limitaba a un par de abarcas o de alpargatas y, cuando se rompían, otro (a veces de construcción propia.)  De ropa, la justa, aun contando el vestido de mudar.
La cría de animales y el cultivo de la huerta (se practicaba la agricultura ecológica de manera inconsciente y se obtenían variedades que ya no se ven) disminuían drásticamente la compra de alimentos. El pan se masaba en casa. El matapuerco aportaba proteínas y grasas para todo el año. Y a cagar, al corral o, placer indescriptible, al monte. Las tiendas ofrecían solo comestibles y productos de uso básico, nada que ver con el mareo de la demencial variedad de productos superfluos y repetitivos en la oferta de los supermercados actuales. El trueque era frecuente.
El jabón se hacía en casa; el lavadero era un lugar de encuentro y comunicación femenina. Para beber, agua clara de la fuente y vino de la taberna. Las viviendas, corrales y pajares se construían en el solano, fuera de los terrenos agrícolas y de zonas inundables. Por supuesto, con materiales del entorno natural. La calefacción y la cocina se alimentaban de biomasa (“leña” solían llamarla). Por su recogida y por el pastar de la ganadería, los montes se mantenían limpios y no se hablaba de incendios forestales. Los chopos de las riberas se escamondaban puntualmente. La custodia del territorio estaba servida.
La salud requería de remedios naturales, nada de los cócteles farmacológicos actuales. Al verano, a bañarse en el río, sin cloro. Las fiestas las amenizaban los gaiteros; la discomóvil no atronaba de madrugada. Se elaboraban deliciosas pastas caseras para las celebraciones. El aparcamiento no constituía una preocupación y del transporte se encargaban los machos, carros y las bicicletas que vinieron después. Toda esta situación empezaría a declinar a partir del boom consumista de los 60: llegaban los electrodomésticos. Empezaba a romperse la correa de transmisión generacional de una tradición riquísima de patrimonio oral e inmaterial.
Nuestros antepasados próximos se las arreglaban sin el móvil. Vivían menos años que la generación actual, pero ¿podríamos asegurar que somos más felices hoy en día?
La conclusión de esta sencilla reflexión no es plantear una vuelta imposible  a tiempos pasados. Ni mucho menos aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Estos comportamientos ecológicos avant la lettre fueron unidos a muchas limitaciones, estrecheces y épocas de opresión y dolor. La pretensión de este escrito se limita a proponer que deberíamos recuperar la mentalidad ahorradora y los valores del aprovechamiento y cuidado de las cosas de nuestros mayores,  replantearnos nuestros hábitos de consumo para generar el mínimo de residuos e imitar a nuestros mayores en todo lo que no rebaje la auténtica  calidad de nuestra vida. En Teruel también precisamos una conciencia y una práctica pro ambiental generalizada, individual y colectiva. Nos va mucho en ello.


* Colectivo Sollavientos

viernes, 9 de mayo de 2014

GEOLODIA 2014

Las huellas de dinosaurios gigantes en la localidad turolense de Ababuj, protagonistas de ‘Geolodía 14’.


Este año los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de una nueva edición de ‘Geolodía, un encuentro dominical en el que especialistas comparten con los asistentes la interpretación de algún rasgo geológico singular.
En esta ocasión, con motivo del décimo `Geolodía´ celebrado en la provincia de Teruel, los organizadores han elegido la localidad de Ababuj debido a la riqueza geológica y paleontológica que atesora el entorno de dicho municipio. De hecho, presenta varios yacimientos con fósiles de dinosaurios. En concreto, uno de ellos, el yacimiento de huellas Ababuj, es Bien de Interés Cultural-Zona Paleontológica desde el año 2003 y forma parte, junto a otros yacimientos de Galve, Aguilar del Alfambra, Cedrillas, El Castellar y Formiche Alto de una ruta “bautizada” por los paleontólogos de la Fundación Dinópolis como The Dinosaur Track Road in Teruel. Este yacimiento será el motivo principal de un recorrido donde se mostrarán decenas de huellas, algunas de hasta un metro de longitud, que fueron producidas hace 145 millones de años por dinosaurios carnívoros, por estegosaurios (dinosaurios con placas) y por saurópodos (dinosaurios con cuello y cola largos).
 Todas aquellas personas interesadas en participar, en esta décima edición de esta iniciativa turolense, deberán dirigirse el próximo domingo 11 de mayo directamente al punto de encuentro que será la Calle Mayor de Ababuj, a las 10.30 horas. El final del recorrido está previsto en torno a las 12.30h. (El desplazamiento hasta el punto de encuentro será por los propios medios de los asistentes. La actividad es libre y gratuita).
 Destacar, que la experiencia supone una ocasión privilegiada para estar en contacto con los investigadores y con el conocimiento de nuestra geología sin necesidad de adquirir más compromisos que acudir al punto de encuentro. La actividad estará conducida por los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis Alberto Cobos y Luis Alcalá.
 TERUEL PIONERO EN LA CELEBRACIÓN DE ‘GEOLODÍA’.
 En 2005 se inició en Teruel la actividad ‘Geolodía’ por iniciativa conjunta del Instituto de Estudios Turolenses, la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y la Universidad de Zaragoza. Actualmente, se celebra en toda España bajo los auspicios de la Sociedad Geológica de España http://www.sociedadgeologica.es/divulgacion_geolodia.html
 El objeto de esta iniciativa no es otro que divulgar el aprecio por los espacios de interés geológico que se están abriendo un camino ya recorrido en casos como la biodiversidad o los sitios arqueológicos, cuyo deterioro suele preocupar a la sociedad. El patrimonio geológico, sin embargo, no se ha beneficiado aún suficientemente de un reconocimiento popular semejante, debido a un desconocimiento agravado por la escasa presencia de la Geología en las enseñanzas obligatorias. Para contribuir a paliar esta laguna y enseñar a valorar el paisaje y la base geológica que lo sustenta, se celebra en España ‘Geolodía14’.








 

miércoles, 7 de mayo de 2014

MONREAL DEL CAMPO, EN LA VANGUARDIA DEL AGROFORESTALISMO

publicado por: http://www.naturaxilocae.blogspot.com

El agroforestalismo es un sistema de producción agraria en el que se combina el cultivo de plantas leñosas y herbáceas y que, en muchos casos, incluye también el aprovechamiento ganadero.
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Ofrece una amplia variedad de formaciones vegetales que se diferencian en la organización de los árboles y el resto de las plantas. Así, pueden ir desde las alineaciones de árboles, a los setos arbustivos, los huertos arbolados, los sotos fluviales, los campos con árboles dispersos o las mismas dehesas. Pueden tratarse de cultivos de especies autóctonas o foráneas, tanto las leñosas como las herbáceas. Y los árboles pueden ser tanto bravíos, como tallares o incluso trasmochos.
Incluye la regeneración natural de la vegetación espontánea …
… como la plantación activa en los lindes o en el interior de la parcela ….
Este conjunto de sistemas incluye prácticas agrícolas y ganaderas ancestrales, que probablemente se remonten al neolítico, habiendo llegado en vigencia hasta mediados del siglo XX, momento histórico en el que comenzó en el occidente europeo la agricultura intensiva tras la irrupción del petróleo y la mecanización.
El agroforestalismo persigue alcanzar en el medio agrario una serie de objetivos desde una perspectiva global.
Por un lado intenta mejorar la producción agrícola optimizando el uso del agua, los minerales del suelo y la luz. La superposición de varios cultivos permite que las raíces accedan a diferentes profundidades al tiempo que consiguen una ocupación permanente del suelo por plantas cultivadas. El bombeo de sales minerales de niveles profundos, inaccesibles para las herbáceas,  por las raíces de los árboles y, su transformación en humus en superficie, fertiliza los suelos y mejora las cosechas de cultivos herbáceos. La redistribución hídrica, mecanismo pasivo mediante el cual el agua asciende a través de las raíces y sin gasto metabólica para la planta desde las capas más profundas y húmedas a las más superficiales y secas, permite mejorar la producción de las plantas herbáceas en ambientes semiáridos.
La presencia de árboles y arbustos  permite crear microclimas favorables para los cultivos herbáceos, mitigando el efecto desecante del viento y manteniendo una mayor humedad relativa en el aire, lo que reduce el estrés hídrico y térmico. Permite, además, diversificar la producción agraria. A las cosechas de semillas u hojas, se añade las de maderas, frutos y, en ocasiones, ganado.
 
Resuelve un problema creciente de la agricultura intensiva: la pérdida en materia orgánica de los suelos. El incremento en el aporte de hojas y de raíces en el suelo y su descomposición mediante la humificación aportan mantillo que mejora las propiedades de la tierra de cultivo: porosidad, permeabilidad, textura, retención hídrica, fertilidad y diversidad biológica.
La retención de dióxido de carbono como madera y como humus en el suelo reducen a corto plazo su presencia en la atmósfera en contenido de este gas con efecto invernadero.
A su vez, la presencia intercalada de árboles o arbustos entre los cultivos herbáceos mejora la calidad de las aguas. Por un lado, reduce la escorrentía superficial y mejora el suministro hídrico de la planta en ambientes secos. Por otra parte, la absorción de nitratos y otros abonos de alta solubilidad reduce su lixiviación y, por consiguiente, la contaminación de los acuíferos, problema extendido en amplias comarcas de Aragón.
Al mismo tiempo, mejora notablemente a la vida silvestre de los agrosistemas. Los hongos que forman micorrizas prosperan en los campos mejorando las cosechas, la fauna encuentra hábitat en los árboles y arbustos, las plantas herbáceas silvestres albergan especies animales que limitan el desarrollo de plagas agrícolas, las especies cinegéticas encuentran refugio y alimento como bien saben los cazadores.
Experiencias realizadas por el Institute National de la Recherche Agronomique (INRA) de cultivo de trigo y de nuez realizados en Restinclières sobre cien hectáreas cultivadas de cultivo mixto produjeron tantos productos agrícolas y madera como en 136 hectáreas de monocultivo por separado.
En Francia el agroforestalismo muestra un pujante crecimiento existiendo 45.000 agricultores que cultivan una superficie de 170.000 hectáreas. Cada año se incorporan 3.000 nuevas hectáreas y 400 agricultores. Cuentan con una potente asociación en la que convergen el ministerio de Agricultura, el INRA, las cámaras agrarias, el Instituto de Desarrollo Forestal y asociación que trabajan por el medio ambiente en los agrosistemas. Puede disponerse de más información en este enlace.  
Mientras tanto, en el estado español la agricultura intensiva continúa con su inercia bajo el mantra de “la modernización agrícola y la competitividad” causando una pérdida en la fertilidad del suelo, la contaminación de las aguas y la pérdida de la biodiversidad. Sin embargo, hay excepciones. Algunas muy próximas.
El proyecto de creación de una red de linderos arbolados entre las parcelas agrícolas que el Ayuntamiento de Monreal del  Campo lleva en marcha desde hace veinte años con el apoyo de los agricultores, ganaderos, cazadores, ecologistas y resto de los vecinos es una experiencia ejemplar de mejora ambiental con implicación social del que ya hemos hablado.
Sus resultados se perciben tanto a nivel de paisaje como en cuanto a la abundancia y riqueza de la fauna silvestre.
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El pasado mes de marzo nos juntamos un centenar de personas a plantar sabinas albares y rebollos en el interior de una parcela que después iba a ser sembrada de forrajeras (pipirigallo o alfaz). Fue todo una fiesta.
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Un tractor había abierto surcos previamente. Cada diez metros se plantaba un árbol. Buen hoyo con la azada …
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poner la planta, cubrir de tierra las raíces y compactarla, hincar una varilla de hierro, cubrir la hoya con piedras para reducir la pérdida de agua y aplicar dos bridas entre la varilla y la parte aérea del arbolillo.
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Otras personas plantaban sabinas y arbustos entorno a las isletas de vegetación espontánea o alrededor de baldíos. Pudimos ver los resultados de la plantación de otros años alrededor de los soportes metálicos de las líneas de conducción eléctrica.
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El caso de Monreal del Campo es un ejemplo de una iniciativa municipal y vecinal muy singular. Todavía falta mucho para que sean los propios agricultores los que lleven la iniciativa en sus explotaciones. Es una cuestión de tiempo. Mientras tanto felicitemos a las personas que, adelantadas a su tiempo, han visto que la agricultura y el medio ambiente han de ir de la mano.

jueves, 1 de mayo de 2014

EL CORAZÓN DE LA TIERRA





Luciano caminaba pausadamente y cabizbajo por el sendero pedregoso que lo llevaba a lo alto de la Solana. Cada tarde, era su costumbre andar entre la madeja de caminos  entrelazados que, como redes, rodeaban los campos de su memoria. Luciano se dejaba llevar, se abandonaba como quien busca un sentido a la vida que no tiene, y se perdía en la memoria, un patrimonio muy devaluado en estos tiempos de la inmediatez de las muevas tecnologías.
Desde lo alto del cerro y a sus pies, el paisaje de su infancia, el punto cero de su recorrido vital. Una pequeña colección de minúsculas aldeas equidistantes que se desparramaban por un extenso valle de cereales. Uno de ellos era el suyo propio, aquel del cual se marchó en un tiempo de despoblaciones rurales y desarrollismos en las ciudades.
Mientras contemplaba con quietud ascética el paisaje, una acompasada sombra del aspa de un monstruo de acero con pies de hormigón de 130 metros de altura, cortaba como una ráfaga imperturbable cada siete segundos su rostro, un rostro curtido por el peso de los años y por una vida labrada de esfuerzo a mucha distancia de su Teruel interior.
Luciano estaba jubilado, mejor dicho, jubilado a la fuerza, prejubilado por un ERE, esas siglas posmodernas y neoliberales que, como la misma ráfaga cortante del aspa afilada, cambió su vida y su propia visión del futuro.
Luciano fue un viejo luchador, testigo de todas las luchas sociales de su tiempo, que emigró de una tierra dura y viva, como otras gentes, para dejarse la piel en las fábricas del desarrollismo y conquistar un bienestar social que ahora nos quieren arrebatar.
Luciano finalmente dejó la ciudad, y con los bártulos de toda una vida regresó a esa tierra que le vio nacer, con una infancia de pocos juegos, con trabajos de sol a sol y a la luz de la lumbre en las largas y frías noches de invierno, esos inviernos que endurecen el carácter del hombre y adquieren un valor moral.
Mientras se dejaba arrastrar por sus pensamientos, sus ojos vislumbraban un valle de parcelas geométricas, como un caleidoscopio de colores, verdes en primavera y doradas en verano, que destellaban cada vez que el sol se asomaba entre nubes blancas y algodonosas de una tarde sin nombre, en medio de un paisaje donde la luz del cielo es intensa, los cambios de la meteorología inesperados y el viento sopla, a veces, con una fuerza desmedida.
Luciano se recreaba en una infancia poblada por masas arbóreas y huertas regadas por un enjambre de acequias que formaban un oasis en tierra seca. De aquellos árboles ya quedaban pocos, la economía productiva de la concentración parcelaria priorizaba la explotación privada de la tierra en menoscabo del bien común. Acequias taponadas, tala de árboles, fuentes desecadas, ríos desvitalizados, linderos desdibujados por una usura sin control.
Unos pocos chopos cabeceros poblaban aún los lindes de este tablero de ajedrez agrícola donde la figura del rey sería el que posee más tierra y la figura del peón, un desterrado. El campo, el paisaje y el territorio se habían convertido en una metáfora del delirio posesivo y destructivo de un ser humano que dejó de sentir la tierra a sus pies, que explotó y dejó de cuidar y amar el territorio como su propia casa, la casa de los padres, la de los hermanos y la de sus semejantes.
Luciano recordaba aquel viejo molinero que, cuando implantaron la concentración parcelaria en los alrededores de su molino de agua, se plantó heroicamente delante de las máquinas para impedir con su gesto el taponamiento del desagüe de la acequia ante los depredadores de siempre. Actos tan valerosos de desobediencia aparecen hoy como más necesarios que nunca, ante el servilismo al nuevo orden económico que prioriza los beneficios de unos pocos por encima lo humano.

Luciano ha sufrido en sus propias carnes una historia de desmanes. Toda una vida de sacrificio para llegar a una jubilación cercenada, paro y recortes sociales de todo tipo. ¿Ha perdido la fe, se ha vuelto descreído?
Luciano sabe que este territorio despoblado de Teruel sigue siendo la codicia y diana de los depredadores, los mismos depredadores de siempre pero con diferentes nombres, trajes, apoyos y argumentos.
Luciano sabe de su particular melancolía y que ahora, a vista de pájaro, la concentración parcelaria le parece un mal menor comparado con las nuevas desmesuras que revolotean sobre nuestras cabezas en estos tiempos de miseria, crisis y precariedad. Un Teruel verde amenazado por el detritus: minas a cielo abierto, bosques metálicos de aerogeneradores, trazados eléctricos de líneas de alta tensión, fracking (extracción de gas del subsuelo), etc. Él sabe que el amenazante cuchillo de las aspas aceradas de los monstruos de la Solana no van a cortar sus esperanzas. Ante un territorio amenazado por un gran vertedero abierto, Luciano sabe, como aquel viejo molinero que se plantó ante las máquinas, que la única opción de futuro es CUSTODIAR EL TERRITORIO y que el impacto ambiental sobre dicho territorio también supone un impacto mental en el ser humano.

Luciano seguirá ejercitando la memoria, sabe que el ejercicio de la memoria tiene un efecto preventivo ante la amenaza de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, pero también sabe que la memoria es un patrimonio histórico y cultural, y que su ejercicio es un antídoto para la desmemoria, la desmesura y la desertización de las futuras generaciones.
Mientras Luciano permanecía absorto en sus sensaciones, una ligera lluvia inoportuna empezó a descargar desde una nube pasajera arrastrada por vientos del norte. Frágil, sensible y vibrando de energía como un junco, se sintió conectado con su corazón porque sentía la tierra a sus pies. Para alejar los fantasmas de la razón, Luciano practicaba a menudo esta experiencia: sentir la verticalidad del eje que conectaba su corazón con la tierra y así sentirse enraizado en ella.

Agustí Guilera
Médico
Colectivo Sollavientos














Autor de las ilustraciones: Agustí Guilera