martes, 18 de noviembre de 2008

UN HOMBRE AFORTUNADO


En 1967 John Berger y el fotógrafo Jean Mohr acompañaron a John Sassall, un médico inglés que ejercía su profesión en una comunidad rural. La obra narra varias historias del trabajo de Sassall con sus pacientes, a la vez que revela pensamientos sobre su profesión y su vida para acercarnos gradualmente al hombre. Las fotografías de Jean Mohr marcan rasgos indispensables de la historia y dialogan con un texto lleno de reflexiones del propio Berger y otras procedentes del mundo literario y filosófico: de Conrad a Gramsci, de Piaget a Sartre.

Algunos fragmentos de este ensayo de  John Berger:


"Los paisajes pueden ser engañosos.
A veces da la impresión de que no fueran el escenario en el que transcurre la vida de sus pobladores, sino un telón del cual tienen lugar sus afanes, sus logros y los accidentes que sufren.
Para quienes están detrás del telón, junto a los pobladores, los referentes del paisaje ya no son sólo geográficos, sino también biográficos y personales."


Se suele creer que el sentido común es práctico. Pero sólo es práctico a corto plazo. El sentido común te dice que es una locura morder la mano que te alimenta. Pero sólo es una locura hasta el momento en que te das cuenta de que podrías estar mucho mejor alimentado. A largo plazo, el sentido común es pasivo, porque está basado en la aceptación de una visión periclitada de lo posible. La masa del sentido común se acumula muy despacio. Todas sus proposiciones tienen que ser demostradas muchas veces antes de ser incuestionables, es decir, tradicionales. Y cuando devienen tradicionales adquieren la misteriosa autoridad de los oráculos. De ahí el fuerte elemento de superstición siempre presente en el sentido común practico.
El sentido común constituye la ideología doméstica de aquellos a quienes se ha privado de unas enseñanzas fundamentales, de aquellos a quienes se ha matenido en la ignorancia.