Como siempre,
los dichos populares son savia de sabios y dan para filosofar. Encierran una
declaración de principios en escasas palabras. Los párrafos siguientes no son
más que una demostración de lo que llevan dentro esas cuatro palabras: la
filosofía aplicada hecha realidad visual, “esas pequeñas cosas” que sugería
Alberti.
En su
página web, Recartografías se
define: Es una Asociación de
investigación-acción iniciada hace algunos años por profesores del
Departamento de Geografía de la Universitat de València cuyo objeto de interés
es el problema de la despoblación del
medio rural. En ésa línea, desarrolla su actividad tanto desde el propio
Departamento universitario como en el Instituto Interuniversitario de
Desarrollo Local de la Universitat y en el barrio del Mas Blanco de San
Agustín. La metodología: Proyecto,
investigación, contacto con la población, implicación-integración con el medio
y sus habitantes, acción o aplicación directa, constancia y continuidad del proyecto.
Tras firmar
un convenio de custodia del territorio
con el ayuntamiento de San Agustín (Teruel) para actuar en los edificios
públicos del “barrio” Mas Blanco, empezaron a trabajar desplazándose desde Valencia
los fines de semana. Entonces, sus últimos autóctonos, muy mayores, terminaban
de marcharse a destinos urbanos, pero Mas Blanco no estaba vacío porque dos
años antes se había instalado allí una pareja inglesa y los últimos pobladores
acudían con frecuencia desde la ciudad. El periodo de transición sirvió para
transmitir recuerdos e intercambiar saberes tejiendo una red de entendimiento, mutua
valoración, respeto y aprendizajes prácticos intergeneracionales.
Quizá al
principio, los vecinos de San Agustín y aledaños, viendo a aquellos “jóvenes de
ciudad”restaurar la arquitectura de esas “pobres paredes que no valían nada”,
los tildaron de locos viendo cómo, para reconstruir artesanalmente la Escuela
pública y el horno comunal, -respetando “sus afueras” y “adentros”-, preguntaban
a albañiles “de antes” mezclas y técnicas tradicionales porque actualmente, las
paredes ya no se hacían así. Pero a su vez, esos vecinos les oían contestar
explicando, entre otras cosas, cómo aquellas construcciones, que recogían el
ingenio, esfuerzo y sacrificio de sus padres para conseguir servicios
imprescindibles y el derecho a una escolarización, eran su Patrimonio Cultural, monumentos tan respetables como una
catedral, más que un palacio. Eran la historia de los trabajadores: su historia y la memoria para los
descendientes futuros de Mas Blanco. A buen seguro, ante respuestas tan
incuestionables, todos cabeceaban y quizá empezaron a mirar su casa y verse ellos
mismos de otro modo, reconociendo y entendiendo su aportación histórica al
Patrimonio Cultural socialmente compartido y su responsabilidad en la
conservación.
Verdad es
que “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”, pero no son magia, son
trabajo de mil modos, todos de la mano igual de necesarios. Recartografías siguió al pie de la letra
ese principio y utilizando los progresos tecnológicos “trajo la luz eléctrica” al
Mas Blanco demostrando que con la energía solar hoy no es necesario depender de
las grandes compañías. Mientras tanto utilizaban el agua del aljibe local para
trabajar. Y todos comprobaron que el
sentido común nunca pasa de moda, que es un nexo de unión sin fronteras de edad
ni profesión y eso que ahora llaman “sostenibilidad”consiste
en cuidar y mantener las construcciones y sistemas tradicionales de uso privado
y colectivo, testimonio básico del ingenio y economía para la supervivencia, no en destruir lo existente.
Ese mismo
aprendizaje han ido trasladándolo día a día a los grupos de alumnos, nacionales
e internacionales, que periódicamente iban sumándose a la experiencia hasta
completar la restauración de los primeros edificios: El horno y la Escuela
pública. Cada logro era comunicado a los antiguos habitantes del lugar,
compartido y celebrado por quienes iban viendo como, igual que hicieron sus
padres y ellos años atrás, el trabajo lento pero constante de unos jóvenes ya
no forasteros, hacía resurgir el sitio de sus infancias, ponía su X en el mapa
y el nombre de Mas Blanco empezaba a ser ejemplo en los medios de comunicación.
Paso a paso, con la constancia de años tota
pedra fa paret.
Ha sido,
era y es algo realmente barato y rentable para el Ayuntamiento de San Agustín, un
proyecto que se autofinancia mediante el trabajo colaborativo voluntario, la
venta de publicaciones de Luis del Romero y su equipo, de camisetas y otros
útiles en la paraeta anual de la Fira Alternativa de València, o los cursos y Seminarios de Formación en la Universidad valenciana y en Mas Blanco.
Ahí es
donde vienen a la memoria unas líneas escritas por Blas de Otero y Mas Blanco
se convierte en la "Universidad de las Masías", nombre muy acertado
cuyo significado palpable y evidente va mucho más allá de una
"simpática" denominación.
La
humilde pretensión de Mas Blanco es la comprobación de unas hipótesis que como
todo lo que rodea al ser humano, alcanza dimensiones variadas, enlazadas y a
veces sorprendentes. Un resultado del trayecto a etapas desde 2014 es que algunos
descendientes de los antiguos habitantes de Mas Blanco, cuyos padres
habían dejado de ir aunque tenían casa, se han animado a volver y empezar a
rehacer su propia casa con la misma metodología respetuosa que se ha aplicado en
la escuela.
Hombres y
mujeres que fueron invitados por Recartografías
a un acto especialmente conmovedor y simpático: la "inauguración de la
escuela donde habían estudiado sus padres", con la recepción-homenaje a la
primera maestra titular de aquella escuela, que, además, en 1961 inauguró “la
casa de la maestra”a sus 23 años y hoy vive en Valencia.
“La casa
de la maestra” ahora intenta plasmar
la "memoria reciente del siglo XX" en esas tierras con objetos de la
vida cotidiana entre 1930-1970, recordando también el paso del maquis, la
situación sanitaria, el punto de relación y comercio, etc. No es un Museo ni un
Centro de interpretación al uso oficial. Es un pequeño "espacio de
Memoria" para quienes no conocieron ésa época y de digno homenaje para
quienes la vivieron.
Pero
sobre todo, Mas Blanco es un proyecto sin fecha de caducidad ejecutándose con
la cordura, el entusiasmo de los “llegados” desde otros ámbitos -que ya no extraños-
y la participación directa de las gentes y sus hijos que fueron de allí, ahora reconocidos
protagonistas. Es un espacio de convivencia con la discreta grandiosidad de lo
sencillo. Un “modelo” tan cercano en el mapa como ¿fácil?
“Los de
Recartografías” ya llamados “del Mas Blanco” -aunque todos viven en Valencia- siguen
ampliando su radio de actividad y trabajo. Ocasionalmente se reúnen con otras
personas de San Agustín para hacer pan y pastas en el horno común, trabajan un
trozo de tierra, hacen jabón, etc.
Mas Blanco es… una oferta de acción que merece la pena conocer y seguir hasta que todas las X estén puestas en el mapa. Si quieren, les hemos contado el método: Paso a paso, con la constancia de años tota pedra fa paret.
Lucía
Pérez García-Oliver,
Colectivo
Sollavientos