lunes, 24 de marzo de 2014

Sierra de Los Caballos







Sierra de Los Caballos.
Si a cualquier vecino del entorno de Castellote, Molinos o Cuevas de Cañart le preguntamos dónde se encuentra el paraje que recibe este nombre, es fácil que los jóvenes no sepan situarlo y los mayores no lo conozcan con este nombre.  Esto nos hace pensar que es lugar recóndito y poco transitado o que no se ha usado este nombre nada más que en los mapas.
Se trata de un espacio amplio de altiplano, con vegetación baja arbustiva y algún árbol disperso por la paramera, con cultivos alternados entre las zonas no cultivadas y masías abandonadas y destruidas, junto con algunos corrales todavía en uso. Una superficie elevada a más de 1.000 m. y de la que irradian varios barrancos en dirección a Cuevas de Cañart, a las grutas de Las Graderas y Baticambras y hacia Molinos. Un espacio amplio de transición entre las Cuevas de Cañart y Molinos, en las proximidades de la ermita de San Juan y de la cascada del mismo nombre. Un corredor elevado entre Ejulve y Seno.
Para algunos es un espacio hostil en días de viento y frío, para otros un lugar bello por los paisajes que ofrece, por la amplitud de territorio que se divisa o por el valor mismo de estas parameras llenas de vida y biodiversidad. Para los paseantes que van por la GR 8 desde Molinos a Cuevas de Cañart, un momento para disfrutar de un territorio con pocos impactos humanos y con unas vistas excepcionales. Quizás para los masoveros que vivían en esta sierra fue un lugar difícil de trabajar al ser muy pedregoso y también pobre por las condiciones climáticas. Son distintas visiones y percepciones sobre un mismo lugar, y todas ellas reales en función del interés con el que cada uno se acerca.
Este es el lugar en el que se han fijado algunas empresas para desarrollar sus proyectos de inversión. Hace un par de años fue Red Eléctrica Española, que presentó el proyecto de una Línea de Alta Tensión de 400 Mw que, procedente de Mezquita de Jarque, va hasta Morella y atraviesa toda la paramera de la Sierra de los Caballos. Hace unos días se publicaba en el BOA  un anuncio del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental en relación con el proyecto de parque eólico "Caballos", en el que se somete a información pública la conveniencia de aplicarle el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental debido a la concurrencia de otros proyectos cercanos. Es decir, un lugar semiolvidado y con poca presencia humana, de pronto se convierte en un gran corredor y productor de electricidad, para llevarla a lugares remotos.
Esto significa torres eléctricas de 80 metros de altura con varias líneas de cables, grandes zapatas de cemento para su apoyo y un corte en el territorio; también molinos de 120 metros de altura con explanaciones para su colocación, ampliación de caminos y compactación del terreno, tránsito de vehículos en su construcción o en el mantenimiento. En definitiva, deteriorar un espacio que hasta ahora gozaba de gran valor natural. Pérdida de territorio natural para ponerlo al servicio de intereses económicos exteriores y no de las poblaciones locales.
Habrá quien diga que, si nos reporta unos ingresos para el municipio o para algún particular, pues bien venido sea el parque y cuantas iniciativas traigan puestos de trabajo y dinero. Cuanto más dinero mejor, para poner en marcha proyectos e iniciativas que luego tal vez no tengan mucho sentido, como  se ha demostrado en tiempos de bonanza. Este es un planteamiento materialista o desarrollista. También se puede pensar en el paisaje, la biodiversidad, la conservación de especies, la preservación de espacios poco humanizados; a esto se designa como desarrollo sostenible y también produce beneficios para los territorios, aunque quizás no tan inmediatos o tan cuantificables como los otros.
Se trata de elegir qué queremos para el futuro, si un territorio productor de riqueza para otros (léase grandes compañías eléctricas) y de migajas para sus habitantes o un espacio bien conservado que ayude a proyectos de agricultura, ganadería, turismo, agroalimentación, con productos sostenibles, ecológicos y de gran valor. Como decía un amigo “un territorio de calidad con productos de calidad”


Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos









Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos





lunes, 17 de marzo de 2014

LA SENDA DEL CAÑIZAR






La televisión de Calamocha ha emitido recientemente este excelente documental sobre la problemática existente en relación a la recuperación de la laguna del Cañizar



Fuente:Calamocha TV

miércoles, 12 de marzo de 2014

ALGAS VERDES FILAMENTOSAS EN LA RIERA, CRECIMIENTO BAJO PRESIÓN PERMANENTE




La sierra de Pelarda es una de las zonas menos secas de las comarcas del Jiloca y Campo de Daroca. Su clima, en cuanto a precipitaciones, puede considerarse casi subhúmedo, con valores medios de 550 mm., a pesar de su carácter mediterráneo y, por tanto, sus notables oscilaciones estacionales (máximos equinocciales) e interanuales.
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Imagen tomada de turismojiloca
El sustrato geológico está constituido por materiales detríticos silíceos (gravas y arenas) poco consolidados depositados durante el Cenozoico procedentes del desmantelamiento de macizos montañosos formados por cuarcitas y pizarras paleozoicas elevados durante la orogenia Alpina.
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Las aguas son recogidas hacia el sur de la sierra y se organizan en una red fluvial que vierte hacia el río Pancrudo a través de los términos de Olalla, Cutanda, Valverde, Collados, Godos, Nueros y Torrecilla del Rebollar. El caudal de estos arroyos depende estrictamente del régimen de precipitaciones, y su consideración puede pasar de riachuelos a ramblas. A nivel popular, y con un tratamiento algo optimista, son tratados como ríos. Me contaba Mariano Soguero que en Torrecilla, a mediados del siglo pasado y posiblemente tras la lluviosa década de los ‘50, los vecinos hablaban de la existencia de …. ¡siete ríos!.
Sean llamados ríos, riachuelos, arroyos, rieras o ramblas estos cursos de agua presentan importantes oscilaciones en sus caudales pudiendo en pocos meses presentar cerca de un metro cúbico por segundo a mostrar el cauce completamente seco.
La primavera y el verano pasado fueron muy secos. De nuevo hubo problemas de suministro de agua en algunos pueblos de la sierra de Pelarda.
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La rambla del Chorrillo de Nueros el pasado mes de julio.
Sin embargo, el otoño fue generoso en precipitaciones. Los montes fueron cargándose en humedad y los bosques hidratándose tras meses de sequía inclemente. El invierno continuó bajo el efecto de la inestabilidad y las borrascas entraron en la sierra, no tanto como en otras zonas del norte peninsular pero más que en otras próximas, como el Alto Jiloca. Las gravas y arenas de las rañas que conforman el sustrato litológico de la sierra comenzaron a recargar sus acuíferos, exhaustos tras varios años secos.
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El definitivo alumbramiento de del nivel freático se produjo tras un par de copiosas nevadas que dejaron sendos buenos mantos de nieve por todos los montes. Muchos de los arroyos comenzaron a funcionar a partir de marzo y en abril presentaban caudales tan cuantiosos como para activar los procesos erosivos en las zonas de depósito.
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Los cauces se han encontrado durante años como lechos secos. Los cantos y gravas serán ambientes difíciles por tratarse de terrenos demasiado permeables y por el recalentamiento al que están sometidos durante el periodo favorable para el desarrollo vegetativo de las plantas. Tan solo algunas gramíneas y otras plantas anuales de carácter xerofítico consiguieron colonizar estos sustratos. En los márgenes, espinos y zarzas acceden con problemas al freático e incluso son colonizados por tomillos y aliagas de las laderas próximas.
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Sin embargo entre las gravas y las arenas depositadas en estos cauces se han conservado las formas de resistencia de los organismos acuáticos que habitaban estos arroyos temporales. Huevos, propágulos, esporas, quistes, semillas ….. bien desnudas bien retenidas entre los filamentos de las algas llevan años soportando largos periodos de sequía y frío.
Uno de los productores más importantes en estos ecosistemas acuáticos son las algas filamentosas. Son clorófitos cuyas células se agrupan formando hilos de un color verdoso.
Algas verdes filamentosas. Foto: Universidad de León
En estos ambientes forman parte de la comunidad bentónica adhiriéndose a la superficie de las gravas y de los guijarros del lecho de los arroyos.
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Las clorofíceas filamentosas realizan tanto la reproducción sexual como la asexual. En esta última modalidad, los filamentos desprenden acinetos, unas células perdurables vegetativas dotadas de paredes gruesas que les permiten soportar las condiciones desfavorables. El cigoto resultante de la reproducción sexual almacena sustancias de reserva (almidón y aceites) y se protege por una gruesa pared celular transformándose en una forma de reposo capaz de resistir el frío y la sequía.
Desde marzo el lecho de gravas estuvo empapándose. Las formas de resistencia de estas algas verdes comenzaron entonces su activación, bajo unas condiciones de bajas temperaturas (heladas nocturnas), de fotoperiodo creciente y de caudales también en crecimiento, sobre todo tras las nevadas de marzo y abril. Estos sistemas fluviales pasaron del nada al todo en unas pocas semanas.
A lo largo del mes de abril, las corrientes de estos arroyos presentaban una gran energía. El abundante caudal, la velocidad alcanzada en sus cabeceras, el dinamismo del lecho cuyas gravas y cantos estuvieron durante días en permanente remoción …. ofrecían unas condiciones inestables en las que se produciría simultáneamente el inicio del desarrollo de los filamentos y la migración de estas jóvenes algas fijadas en la superficie de las partículas detríticas.
En el mes de mayo, tras pasar el pico del deshielo, aumentar las temperaturas y, sobre todo, crecer el número de horas de luz diarias, comenzó un desarrollo explosivo de las algas verdes filamentosas en los arroyos.
En la Riera de Nueros cambió incluso el paisaje.
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Algunas algas verdes de menor desarrollo tapizan los cantos de los rabiones, las zonas de corriente más intensa….
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Otras aprovechan los remansos que se forman entre los cantos de mayor tamaño al frenarse la corriente…..
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Otras formas se fijan a los depósitos de limos de los márgenes ….
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Las más, a los guijarros laterales, donde la rugosidad del sustrato frena la velocidad del agua ….
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Los procesos reproductores de las algas verdes se aceleran durante estos días. Se desprenderán células vegetativas aisladas y fragmentos de los filamentos; en otras especies se producirán zoosporas, esporas flageladas obtenidas por mitosis, y en otras aplanósporas, esporas esféricas carentes de flagelos. Al tiempo, se producirán gametos, más o menos semejantes, más o menos móviles, formando nuevos cigotos, nuevos individuos genéticamente diferentes, que funcionarán como formas de resistencia ante un eventual estiaje.
Estos propágulos son arrastrados por la corriente y colonizarán nuevos territorios aguas abajo. Pero no cesa la incertidumbre. No quedan muchos sustratos adecuados sin ocupar por otras algas verdes. La competencia es intensa. Hay zonas donde el sombreado de los chopos es denso limitando así la fotosíntesis. El nivel puede reducirse si junio viene seco y el verano se adelanta. La vida de estas algas también está sometida a múltiples presiones ambientales.
Para que luego nos quejemos del estrés en la vida actual. 




martes, 11 de marzo de 2014

11 M

11 M

El recuerdo de un día marcado por el dolor, por la injusticia siempre sufrida  por los débiles.

El recuerdo y el reconocimiento a la solidaridad de un país con las víctimas. La única esperanza













lunes, 10 de marzo de 2014

JORNADA DE PLANTACIÓN EN MONREAL DEL CAMPO

  publicado en: http://www.http://naturaxilocae.blogspot.com.es/

 

JORNADA DE PLANTACIÓN EN MONREAL DEL CAMPO

Otro esperado evento del final de cada inverno: la plantación de carrascas, rebollos y sabinas en el monte de Monreal del Campo. Uno de los proyectos ambientales más pegados al terreno, con más respaldo social y que mayor eficiencia.
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El próximo día 16, domingo, tendrá lugar se continuará con la repoblación de la Dehesa de Monreal del Campo.
Este año vamos a plantar una parcela de 6 has. a un marco de 10 x 10 con sabinas, carrascas y rebollos de entre 60-80 centímetros de altura. Unas 500 plantas en contenedor. Después se sembrará de alfalfa para el ganado y la fauna.
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Dentro de la parcela hay varios islotes que, en jornadas posteriores con escolares y cazadores, se repoblarán con planta pequeña de bandeja forestal. En total unas 4.000 sabinas, carrascas, arces, majuelos, endrinos y zarzas.
La salida será a las 9.30 desde el polideportivo.
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Después habrá comida en el refugio del monte. ¡Animaos!

viernes, 7 de marzo de 2014

 



MIÉRCOLES 12 DE MARZO A LAS 19:00 H: CHARLA DE CARLOS TAIBO:
                                                 
EN DEFENSA DEL DECRECIMIENTO
                                       
                                                        
¡OS ESPERAMOS!

martes, 4 de marzo de 2014

INVERNANDO EN LA ACEQUIA

Publicado en: http://www.naturaxilocae.blogspot.com

Hace poco más de trescientos años, buena parte de la llanura de inundación del río Jiloca sería un conjunto de prados y sotos comunales donde pacían los ganados de los pueblos. El crecimiento demográfico, los avances técnicos y los episodios de empobrecimiento asociados a las guerras, aceleraron su transformación en tierras de labor y su privatización. Emilio Benedicto estudió el caso en los prados de Gascones y Entrambasaguas, entre Calamocha y Luco de Jiloca.  
Estos ambientes de prados funcionarían como un extenso, discontinuo y alargado humedal, en donde el ser humano cultivaría las terrazas fluviales más altas y reservaría para el aprovechamiento ganadero las zonas con el freático más alto y más susceptibles de inundarse durante las esporádicas avenidas del Jiloca. Estos ecosistemas palustres conectarían las lagunas endorreicas de El Cañizar de Cella-Villarquemado y de Alba con las de la Comunidad de Calatayud. Un paisaje bien distinto del actual.
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Algunos de estos prados han resultado de muy difícil drenaje por aflorar el freático, como ocurre en El Salobral (Calamocha).
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Otras son zonas de descarga de los acuíferos en forma de manantiales (Ojos de Monreal, Caminreal, Fuentes Claras).
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El resto son tierras de cultivo, la huerta del Jiloca, surcadas por una red de grandes acequias, llamados ríos por ser indistinguibles del Jiloca (conocido como río Madre).
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Desde ellos surgen unas acequias menores que sirven para la distribución del agua hacia las fincas. Y, por último, una serie de drenajes y sobraderos que devolvían el agua a los primeros.
La presión agrícola arrinconó los últimos sotos de sargatillos, sabimbres y chopos a las mismas orillas de las fincas …
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mientras que las acequias y drenajes funcionaban como estrechos carrizales que conectaban unos y otros cursos de aguas.
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La tarde del jueves dimos un corto paseo por la ribera del Jiloca, entre el puente Ratero y el Codujón. Queríamos ver si volvíamos a ver el martín pescador, cada vez más escaso y localizado en la zona. Y de paso, pajarear un poco para ver si salía alguna novedad para la lista de El Gran Año-Teruel. Ni rastro del pequeño pescador aunque si que pudimos disfrutar de la cercana presencia de un joven cormorán grande mientras se acicalaba el plumaje en la ribera. Algunos pescadores sugieren que una la regresión del martín pescador puede verse favorecida por la expansión de los cormoranes. No sabemos.
Caía la tarde. Y recorrimos un tramo en el que durante dos años mantuvimos una estación de anillamiento de aves de esfuerzo constante. Y recordamos, los buenos ratos pasados con aquellos chavales de Instituto y las pocas aves que encontraban hábitat apropiado en estos mínimos sotos durante la invernada. Igual que ahora.
Pero, en la hilada de carrizo del drenaje, ahí estaban.
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Hembra de escribano palustre. Foto: Rodrigo Pérez
Un bando de escribanos palustres, los más jóvenes y hembras, pero también algún macho en el que asomaba su plumaje nupcial, recorría el estrecho cañar del reguero . Inquietos, se movían por las ramas de un viejo membrillero. Bajaban al suelo del rastrojo de panizo buscando las últimas semillas antes de que se echara la noche.
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Macho de escribano palustre. Foto: Rodrigo Pérez
El escribano palustre es un reproductor muy escaso en la península Ibérica restringido a unos pocos humedales del litoral cantábrico, mediterráneo, valle del Ebro y La Mancha. Ni en el Jiloca ni en Gallocanta ni en El Cañizar se tienen noticias de su nidificación.
Sin embargo, en la península Ibérica es un invernante común seleccionando ambientes abiertos de riberas y humedales intercalados con cultivos de regadío y cultivos desarbolados. Precisamente el hábitat de la vega del Jiloca.
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Escribano palustre hembra. Foto: Rodrigo Pérez
La invernada de este emberícido es bien conocida por ser un ave habitual en los carrizales, ambientes muy prospectados mediante el anillamiento y por tanto, para la que abundan las recuperaciones. El origen de los ejemplares invernantes se reparte en dos zonas del centro y norte de Europa. Las que lo hacen en la cornisa cantábrica y en Meseta castellana provienen de la Europa continental atlántica y Escandinavia mientras que las que arriban a la vertiente mediterránea suelen proceder de la Europa Central.
Suponemos que la comarca del Jiloca, situada entre ambas regiones, será un territorio de transición. Los que marcamos en los Ojos de La Rifa, en Caminreal, no nos proporcionaron ninguna recuperación.
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La alimentación invernal ha sido estudiada en Europa central. Se basa en semillas de especies anuales que permanecen en la superficie del suelo de los rastrojos y pastizales.
No se sabe mucho de la evolución de sus poblaciones que dependen de la conservación de su hábitat tanto en las zonas de nidificación como en las de invernada. Al parecer, la pérdida de humedales y la intensificación agrícola en Europa puede estar detrás de su moderado declive. En nuestro ámbito, el entubamiento de acequias de riego y la quema sistemática de los carrizales en drenajes y sotos puede que le esté perjudicando.
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En el valle del Jiloca durante el día suele verse formando pequeños grupos en los campos de regadío, a veces, intercalado con otros de gorrión molinero. Al atardecer, se agrupan en los carrizales en donde forma discretos dormideros. Sus efectivos son muy variables, dependiendo de las condiciones climáticas y, de la disposición de alimento, presentando muy poca fidelidad a los territorios de invernada.
Estas poblaciones invernantes de escribano palustre que vemos estos días en huertas y carrizales son, en definitiva, son las descendientes de aquellas que lo hicieron en aquellos prados y sotos hoy casi perdidos. Son una prueba de la historia ecológica del territorio.