miércoles, 23 de agosto de 2023

LA PASIÓN DE CAMARILLAS

 

Desde finales del siglo XVIII hasta 1936 (inicio de la Guerra Civil) se representaba en las calles de Camarillas la obra teatral que llevaba por título “Pasión, Muerte y Descendimiento de Jesucristo”. El día 2 de Agosto nos contó los pormenores Lucía Pérez García-Oliver, quien manifiesta y transmite una auténtica pasión por el patrimonio inmaterial de Teruel, objeto de su especialización. Fue en el Centro Social del pueblo, protagonista, lleno a pesar de su falta de accesibilidad para personas con movilidad limitada y en un ambiente cálido en todos los sentidos.


La conferencia estuvo presidida por la alcaldesa, Rosa María Cirugeda, y auspiciada por el Parque Cultural del Chopo Cabecero, cuyo activo gerente, Chabier de Jaime, la presentó y expuso la significación de la creación y funcionamiento del mismo, en torno a la conservación y divulgación del patrimonio natural y cultural de los diez pueblos cuyos términos lo integran.


La obra, pieza única, “auténtica joya del patrimonio cultural aragonés”, consta de 5230 versos de corte entroncado en el Siglo de Oro, de elevado valor artístico. Su preservación rescata también el valor emocional, por la intensa implicación histórica de la población en su preparación y representación.


Toda la labor investigadora al respecto de la ponente, ha sido facilitada por Miguel Ángel Fortea Plumed, al prestarle el manuscrito, guión teatral, heredado de su abuelo Miguel Fortea Rajadel, empleado de Obras Públicas, a las órdenes de José Torán de la Rad en la construcción de la carretera de Albentosa a Aliaga, quien, a su paso por Camarillas en 1922, lo copió, quizá con la intención de poseer una lectura edificante para sus hijos.


¿Cómo relacionar la trashumancia con esta celebración religiosa en Camarillas? De la siguiente forma: pastores locales descendían sus rebaños hasta la Plana de Castellón para alimentarlos en los meses más fríos. En Vila-real se asombrarían ante la representación de la Pasión local y fueron los transmisores de la misma a su regreso a las tierras altas de partida (también Miravete de la Sierra tuvo su “Abajamiento”). Desde el siglo XIV al XVII se estuvo representando el “Davallament” (“Descendimiento” de la Cruz) en Vila-real. En 1750 se recupera la representación, pero ya en castellano, por imperativo del Decreto de Nueva Planta borbónico.


El texto teatral de la Pasión de Camarillas, que se escenificaba el Jueves y el Viernes Santo, está salpicado de abundantes acotaciones indicativas de las circunstancias propias de las escenas. La obra acoge a 36 personajes individuales y 11 no terrenales que incluyen 9 Ángeles, la Música y el Demonio. Los buenos se expresan comedidamente y los malos estentoreamente. Algunos de los hechos “ocurren” fuera de la vista del público, tras unas cortinas.


Los objetivos de la representación eran poner en práctica el rezo penitencial y recordar la catequesis de la ética católica. Ante la prohibición real de representarse dentro de las iglesias, se hacía en las calles, partiendo de un entablado en la puerta de la Iglesia de la Virgen del Castillo, hoy hundida. La acción, seguida de una comitiva popular, se dirigía a la Loma de la 3 Cruces (Calvario), donde en otro entablado con una trampilla -las cortinas ocultaban las escenas más crueles- se mataba al Cristo y se remataba la función con el Descendimiento.


Gonzalo Tena Gómez





 

martes, 8 de agosto de 2023

EL DESPLIEGUE DE ENERGÍAS RENOVABLES EN EL MEDIO RURAL (y 17) Moratoria a los macroproyectos de renovables: una propuesta de síntesis


 

En los últimos tiempos una fractura muy amplia y profunda divide al ecologismo en España en relación con la implantación de energías renovables. No se discute el por qué, sino el cómo, y ante la agresividad que ha alcanzado el debate, formulamos una propuesta sintética. El horizonte político próximo, las elecciones generales del 23-J, así lo determina, y pensamos que es necesario emplazar de forma concreta a las fuerzas políticas que concurren a los comicios.

En este debate, y de forma muy resumida, una de las partes, A, defiende que el despliegue debe hacerse a toda velocidad. La otra, B, objeta que hay que reflexionar y planificar. En términos generales, el poder político y el empresarial confluyen con el primer planteamiento, a pesar de la incomodidad que esto puede causar en A. Dada la configuración del sector energético español, dicha concurrencia hace que el despliegue de renovables se esté efectuando con macrocentrales eólicas y fotovoltaicas en el medio rural impulsado por el oligopolio eléctrico y por especuladores, y con un trasfondo de posibles casos de corrupción política. B también discurre con compañías indeseadas: elementos negacionistas del cambio climático y ultraderechistas que emplean el asunto como uno de los fetiches de lo que se denomina «guerra cultural».

En una segunda capa del debate, A se acoge a la legislación ambiental como criterio discriminador de los proyectos de renovables que pueden y no pueden hacerse por motivos medioambientales. B objeta que ni esa legislación, ni las Administraciones Públicas, están siendo funcionales en la misión de velar por el medio ambiente, aspecto que se ha verificado con la aprobación del Real Decreto 20/2022, que acaba con la Evaluación de Impacto Ambiental en proyectos de generación de energía eléctrica con renovables.

Sin embargo, frente a la beligerancia, existen puntos que unen a ambas orillas: (1) es necesario reducir drásticamente las emisiones de CO2, y para ello es imprescindible consumir menos combustibles fósiles; (2) lo anterior obliga a una pronta sustitución de los hidrocarburos por fuentes de energía renovables; (3) existe una mayoritaria preferencia por la generación distribuida: autoconsumo y comunidades energéticas; (4) asimismo, existe la conciencia generalizada de que no es posible la transición que se requiere sin superar las lógicas del sistema económico dominante: los recursos materiales del planeta son limitados y no se puede crecer infinitamente, por lo que como mínimo es necesario ahorrar, relocalizar la producción acercándola al consumo y abordar políticas de reciclaje y reutilización distintas a las vigentes.

En este contexto general, y en el particular del medio rural turolense, estragado por un maremoto de macroproyectos de renovables, el Colectivo Sollavientos apuesta por una moratoria que no cuestione el proceso de transición energética. Se concreta en los siguientes puntos:

a) Moratoria de macrorrenovables en el medio rural y planificación profunda y democrática sobre su implantación. Este punto es ineludible, y su no aceptación constituye un agravio comparativo inaceptable, porque el despliegue de la eólica marina ha disfrutado de una moratoria de facto.

b) Despliegue de renovables sin pausa en áreas degradadas, transformadas y de grandes consumidores: ciudades, zonas industriales y periurbanas. Este punto implica redefinir el diseño de las redes eléctricas de transporte y distribución, y muy señaladamente el emplazamiento de las Subestaciones Eléctricas Transformadoras.

c) Constitución planificada y prescriptiva de comunidades energéticas y de unidades de autoconsumo, con las adaptaciones de la legislación vigente que se requieran.

d) Cambio en el modelo de movilidad, mediante la articulación de sistemas de transporte público realmente viables y universales, tanto en el medio urbano como en el rural.

e) Incentivos al ahorro energético y penalización del consumo superfluo y prescindible.

Es una propuesta ambiciosa, que requiere concretar previamente qué consideramos entorno rural y urbano, consumo energético superfluo o constitución prescriptiva, pero pensamos que es una propuesta justa, razonable y realizable. En definitiva, es cuestión de voluntad y por ello emplazamos al resto del ecologismo y a las fuerzas políticas.



Ivo-Aragón Ínigo

Colectivo Sollavientos



martes, 1 de agosto de 2023

EL DESPLIEGUE DE ENERGÍAS RENOVABLES EN EL MEDIO RURAL (16) Las aguas, la cuarta esfera de impacto


A menudo se tiende a pensar que el impacto del despliegue de las energías renovables, tanto molinos, como placas solares, centrales hidroeléctricas reversibles, líneas de evacuación de energía, etc., se produce en un único plano: la superficie terrestre sobre la que están ubicados. Es el plano del paisaje, del impacto visual, de los desmontes y movimientos de tierra, de la alteración de la vegetación, del condicionamiento de los usos del suelo…

Junto al anterior, en esta serie de artículos se han señalado otros planos, singularmente el aéreo, con la afección a valiosas especies esteparias, a grandes aves (buitres leonados, águilas perdiceras, quebrantahuesos…), a murciélagos…, por parte de las aspas de los molinos. A estas se podría añadir el efecto de masa de agua que generan los mares de placas brillantes para las aves acuáticas, que las invita a zambullirse en sus migraciones (como están detectando recientemente los biólogos). O el efecto del ruido sobre animales y personas. O los efectos meteorológicos a nivel local de la disminución de la velocidad del viento, con un menor enfriamiento del suelo, aumento de la temperatura y reducción de las precipitaciones.

Un tercer plano, en general poco señalado, es el de la alteración de los suelos. En esta esfera, trascendental para los ecosistemas, la palabra clave es “contaminación”. La pregunta esencial es si contamina más un uso agrícola o ganadero, con sus problemas de nitrificación, entre otros, o bien la degradación paulatina de los componentes de las placas y los aerogeneradores. Es una pregunta difícil de responder, pues lo primero está muy estudiado y lo segundo empieza ahora a hacerse. Cuando se conozcan las ingentes cantidades de microplásticos generadas por la degradación de las aspas de los molinos, quizá tengamos ya una clara contestación que incline la balanza.

Y finalmente tenemos la esfera olvidada, que es la de las aguas subterráneas. La degradación del aire, del paisaje y del suelo, puede observarse y medirse. Pero el gran problema de esta cuarta esfera es que detectar la contaminación de los acuíferos es tarea a largo plazo. Solo cuando, tras su lento discurrir, el agua subterránea salga a la luz (y quizá para beberla), podrá detectarse la polución en las aguas que se infiltran: por las tareas de instalación y mantenimiento de los parques, por las enormes cantidades de lubricantes que necesitan los rotores de los molinos, por vertidos accidentales, por contaminantes generados a causa de la degradación de los artilugios de las energías renovables (destacadamente microplásticos)...

No piensen que se trata de escenarios teóricos, ni poco frecuentes, ni de problemas inocuos. En muchas alegaciones se ha denunciado esta circunstancia, pues gran parte de ellos se instalan en zonas de recarga de los acuíferos. Son los casos, por ejemplo, de la posible afección a los pozos de suministro de agua potable de El Pobo por la contaminación vertida en la sierra de Hoyalta, al manantial de Nacelagua de Camarillas, o a las grandes surgencias de Cella y Monreal por los aerogeneradores del clúster del Jiloca. Ocurre que las tierras donde se plantan muchos de los molinos y placas son de materiales carbonatados, y actúan como esponjas para el agua de lluvia. Los estudios de impacto ambiental omiten el análisis de dicho riesgo para la salud humana y no conocemos ninguna Declaración de Impacto Ambiental del Inaga o del MITECO que lo haya valorado. Sin embargo, los habitantes de estos territorios tienen la mala costumbre de beber estas aguas.

Y si creen que es un tema baladí, les recomiendo que lean algún manual de geología médica, una disciplina emergente, que pone el énfasis en la importancia de la relación entre la geología y la vida, entre la tierra y la salud, a través de las aguas subterráneas.

Alejandro J. Pérez Cueva

Colectivo Sollavientos