Habitándote he llorado,
ruda
tierra milenaria,
no podía soportar
tanta
belleza bruta,
tanta
vida intacta.
Con
el blanco de las nieblas
al
clarear he llorado
sobre
barrancos y ríos,
cuando
los olores quietos
anuncian
día de brumas,
sobre
tus montes antiguos
verde
oliva de invierno.
Descansan tus insólitos
valles
entre
cumbres indefinidas
en
hileras contrechas,
se
pueblan de carrascas,
sabinas,
pinos, romeros,
y,
de repente, hoces profundas.
Surgen
órganos de roca,
crestas
de coronas calizas
-
señalando
el cielo -
hacen
piruetas las cabras
y los buitres reposan.
Viviéndote
tierra, dicha y alma,
acostumbré
la mirada,
te
hice mía.
A
veces te habito
desde
otros lugares.
Si
sé que estás bien, descanso.
Desde
la cima de un cerro
miro
el quieto paisaje, limpio.
El
silencio sobrecoge.
Renazco.
crece
en mi un vacío lleno del ahora:
donde
cabe todo lo que quiero.
“Maestrazgo,
donde el silencio habla”,
dice
el lema, ¡es muy cierto!
Pero
ahora todo ha cambiado,
Llegan
noticias de amenaza y muerte.
Altas
fábricas de resina y metal
coronarán
los altos
y muelas,
(sin
permiso de la biosfera),
aspas
que desde el cielo matan
a
cambio de promesas de dinero,
avaladas
desde un ministerio.
Destrozan
Red Natura, mienten
con
descaro, falsean estudios,
¡qué
ley más interesada cuando
pagar
por matar no es delito!
Vienen
a salvar los pueblos, dicen,
con
contratos vergonzosos,
¡ladrones
de la buena fe!
Sus
negocios no son nuestros;
me
duele la injusticia,
el
abuso, la opulencia,
que
cada pueblo sea
solo
si le dejan ser.
“Maestrazgo,
donde el silencio habla”.
Es
hora de cambiar el aire mudo
por
palabras de lucha.
Armadas
hasta los dientes
de
amor y rabia.
De
amor a la tierra,
de
miedo a no ser nada
si
perdemos la batalla.
Nuestras
armas son palabras
(esgrimimos
argumentos),
nuestro
bando, la esperanza
(no
el oro ni
el negocio).
Con
rimas o canciones,
con
astucia, con razón,
contándolo
con leyes,
¡con
tantos otros paisajes!
Con
todo.
Ana
Cortés Díaz, Plataforma
a favor de los paisajes de Teruel