viernes, 22 de mayo de 2020

¿EN QUÉ PATIO PLANTAMOS LOS MOLINOS?



A propósito de los parques eólicos, hemos puesto el énfasis sobre la idoneidad de sus emplazamientos, sobre su perjuicio al paisaje, y otras variables… pero sin poner radicalmente en cuestión la necesidad de su existencia, qué nos ha llevado a esta situación, y qué ruta es la correcta para conseguir la sostenibilidad energética. Pero hay una pregunta previa que deberíamos habernos planteado: ¿qué modelo de desarrollo sostenible (que no debe confundirse con crecimiento sostenible) queremos? No se concibe la civilización actual sin la utilización de energía, y que ésta sea renovable. Pero cabe  interrogarnos si apostamos por unas factorías energéticas masivas que aprovechen la economía de escala e infraestructuras, o si, por el contrario, nuestra propuesta apunta más bien a una dispersión geográfica, que aproveche los emplazamientos más conspicuos  de cada orografía local.

Si nos ceñimos a los parques eólicos extensos, cabría preguntarnos si somos capaces de identificar  emplazamientos en la provincia de Teruel idóneos para alojar esas instalaciones. Por extensión, si no localizamos un lugar en la provincia de Teruel, probablemente tampoco lo encontraríamos en el resto de España. Dicho esto para la energía eólica, resultaría casi lo mismo para cualquier otra instalación de energía renovable. Si desde el punto de vista técnico y económico  identificamos un lugar… ¿cuál sería la reacción de los ciudadanos del municipio en cuyo territorio fuesen a ubicar esas infraestructuras?

Desde la perspectiva de la sociología y la percepción cabe, entre otras posibles, adoptar un absoluto rechazo a estos proyectos. Ni en Teruel, ni en ningún sitio. Estaríamos militando en el posicionamiento BANANA (Build Asbsolutely Nothing Anywhere Near Anything): supone no construir absolutamente nada en cualquier lugar cerca de cualquier cosa. Es un posicionamiento opuesto a la actividad sea donde sea. Próximo a esta visión está la de los NIABY (Not in Anyone´s Backyard): no en el jardín trasero de nadie.

La visión NIMBY (Not In My Backyard)- no en el jardín trasero de mi casa-, según la cual no hay oposición a que existan esas instalaciones con tal de que no sea en nuestro municipio. Se puede formular este posicionamiento empezando por una afirmación: Sí, Pero Aquí No (SPAN). En definitiva se trata de una oposición ciudadana cuando el problema nos afecta directamente.

Hace un año o dos nos planteábamos el tema del fracking y algunos tenían la postura del NUMBY (Not Under My Backyard): no en el subsuelo de mi jardín trasero. La mayor aceptación en EEUU de esta modalidad tal vez estriba en que allí, al contrario que en España, la propiedad privada del suelo se extiende también al subsuelo.

Probablemente hay más aproximaciones, pero tal vez la más radical sea la de YIMBY (Yes In My Backyard): sí en mi jardín de atrás. Posicionamientos como éste los hemos vivido con la oferta de varios municipios a admitir el emplazamiento, en su territorio, del repositorio del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares. Finalmente el emplazamiento del municipio conquense “beneficiado” (Villar de Cañas) ha sido desestimado, con la consiguiente decepción de muchos de sus vecinos.

Con la España vaciada, Teruel se ha puesto de moda. Puede ser el espejo en que se miren amplias regiones del interior. Por eso tenemos que pedir a nuestros regidores y políticos turolenses, que sean muy sensibles a la hora de tomar decisiones sobre posibles permisos para facilitar el emplazamiento de estas infraestructuras. Lo que está en juego no sólo son megawatios, sino una forma de entender y “vivir” el paisaje, la cultura y la herencia legada por nuestros antepasados.



Fermín Villarroya Gil y Alejandro J. Pérez Cueva
Colectivo Sollavientos