Las centrales eólicas han demostrado desde el principio sus efectos negativos: algunos patentes, como la ocupación del suelo por infraestructuras (aerogeneradores, líneas eléctricas, subestaciones transformadoras) o la transformación del relieve por los grandes movimientos de tierras; otros más insidiosos, como contaminación acústica, lumínica o el incremento de la frecuentación humana. Aunque el efecto más conocido es la siniestralidad sobre fauna voladora: aves y quirópteros.
Las aves esteparias más típicas son ganga y ortega, junto con avutarda y sisón y el grupo de los aláudidos, con alondras y terreras. De otros grupos cabe destacar el alcaraván y, entre las rapaces, los aguiluchos cenizo y pálido o el cernícalo primilla. Otras muchas especies aprovechan estos espacios abiertos, desde las grullas y milanos hasta grandes rapaces como buitre leonado o águila real.
Las aves esteparias están en declive desde hace lustros -recientemente el BOE anunciaba la declaración del sisón común y de la alondra ricotí como especies en peligro de extinción- por la regresión de su hábitat por los cambios de uso del suelo: intensificación de cultivos, puesta en regadío, urbanización… a los cuales se suman ahora las instalaciones eólicas y fotovoltaicas. A la situación de declive se añade la falta de protección legal eficaz.
Las aves sufren, por un lado, la siniestralidad directa causada por colisión tanto con las palas de los aerogeneradores como con tendidos eléctricos y, por otro, un efecto más difícil de ponderar como es la ocupación y fragmentación del hábitat. Esto causa la expulsión de los animales por la artificialización del entorno, ante el recelo que causa la presencia de elementos extraños, la alteración del relieve, los ruidos y la presencia humana. Las especies ligadas al suelo, como ganga, ortega, sisón o avutarda, necesitan de un amplio campo de visión para huir de depredadores y son muy vulnerables a los tendidos aéreos.
Estos casos notables, por el volumen de bajas y las responsabilidades legales que implican, resumen la situación general.
El cernícalo primilla es una pequeña rapaz ligada a ambientes de cultivos de secano. Catalogada como Vulnerable, su población no deja de disminuir. La ubicación de aerogeneradores junto a las áreas de cría provoca una fuerte mortalidad y la desaparición de colonias. Muchas máquinas se han autorizado a menos de los 4 km que recomienda el Plan de Conservación. El hallazgo de ejemplares que han sido anillados fuera de Aragón confirma que los parques eólicos aragoneses actúan como sumideros de los primillas ibéricos.
El rocín o alondra ricotí es una alondra escasa y exigente en cuanto a selección de hábitat, ligada a zonas llanas de vegetación natural bien conservada como tomillares y espartales. Su declive es generalizado en toda la Península. Aragón acoge casi la mitad de la población europea. Catalogada desde 1995, recientemente se ha incluido en la categoría En Peligro de Extinción. A pesar de que el Gobierno de Aragón inició en 2015 los trámites para el plan de conservación, no está concluido. Al amparo de esa desidia, el INAGA resuelve como compatibles aerogeneradores de forma arbitraria a 1 km de los territorios de cría, cuando el mejor conocimiento científico existente en la actualidad establece un radio de seguridad de 4,5 kilómetros alrededor de los territorios. Dentro de ese radio las poblaciones decaen y desaparecen sin dejar rastro.
El milano real es una rapaz mediana, carroñera, catalogada En Peligro de Extinción. El Gobierno de Aragón mantiene un programa de cría en cautividad, dándose el caso de que, tras la suelta, algunos ejemplares perecen bajo los aerogeneradores. Según la base de datos del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, ingresaron por colisión directa con aerogeneradores 30 ejemplares en 2021 y 38 en 2022, más otro gran número por electrocuciones y colisiones con tendidos eléctricos. El hallazgo de animales radiomarcados fuera y dentro de España indica que los parques eólicos aragoneses actúan como sumidero de los milanos europeos.
José Antonio Domínguez
Amigos de la Tierra-Aragón