domingo, 19 de diciembre de 2010

SOMOS







pulsa en SOMOS para acceder al video












Os adjuntamos este video realizado por Ara Cultural.
Un homenaje a Labordeta.
Una muestra del trabajo de gentes de la tierra.
......
Un grito a la esperanza.
Una reivindicación por nuestra identidad y nuestro paisaje.

En fechas como estas, cercanas al solsticio del invierno -en nuestra cultura actual: Navidad y Año Nuevo-, aporta sensaciones, sentimientos, recuerdos, intenciones. Nos ayuda a desear un futuro mucho mejor.

¡Que no nos lo den!

Debe ser un futuro nuestro, forjado por el trabajo y la participación de todos.

¡Que tampoco nos lo quiten!



martes, 14 de diciembre de 2010

El mundo en rumbo de colision
















En enlace que ajuntamos contiene una charla dada por Max Neef (Premio Nobel Alternativo de Economía) en la Universidad Internacional de Andalucia: El mundo en rumbo de colision.


http://www.blip.tv/file/2951120

domingo, 12 de diciembre de 2010

NAVIDAD CON ESTRELLAS DE CINCO PUNTAS







El pasado invierno, TVE introdujo en los mapas meteorológicos un nuevo sistema de grafismo que incluía un símbolo de nieve consistente en una extraña estrella de cinco puntas. Este cambio formaba parte de innovaciones que, a nuestro juicio, son muy expresivas y de indudable valor didáctico, pero que en el caso de la estrellita en cuestión resultan fallidas. Con las primeras nieves de esta nueva temporada invernal, las estrellas de cinco puntas han vuelto a la pantalla del televisor, reavivando nuestra sorpresa y tribulación. Consideramos que el uso de este símbolo es contradictorio con los esfuerzos de RTVE por popularizar la meteorología entre los televidentes (una labor pedagógica que creemos obligada para los medios de comunicación públicos en nuestra ‘sociedad del conocimiento’). Tales esfuerzos son socavados por lo que parece ser la adopción, poco meditada, de una innovación de diseño que se impone al rigor de los hechos o de los datos científicos. Lo mismo cabe decir de algún otro canal de TV, que utiliza como símbolo de nieve una estrella de ocho puntas.

En condiciones atmosféricas, el hielo cristaliza en el sistema hexagonal. Los cristalitos de nieve tienen así simetría hexagonal, adoptando múltiples formas, desde hexágonos compactos hasta estrellas más o menos complejas. El tradicional símbolo formado por seis líneas rectas, que irradian del centro con ángulos de 60º entre ellas, y están ornamentadas con rayitas más cortas en espiga, es una buena representación esquemática de dichos cristales. No creemos que el reciente y excepcional descubrimiento de cadenas cristalinas de hielo de contorno pentagonal por científicos de la Universidad de Liverpool, en condiciones de laboratorio muy particulares, aconseje cambiarlo.

En la naturaleza, tienen simetría hexagonal las estrellas de nieve o las celdas de las colmenas. Tienen simetría pentagonal característica muchos equinodermos (las estrellas de mar, por ejemplo) y las flores de muchas familias de plantas (p.ej., las rosáceas). Identificar y distinguir sin ambigüedades tales formas equivale a familiarizarse con la simetría y la belleza de muchas geometrías presentes en el mundo natural, que obedecen no al azar sino a leyes físico-químicas, bellas también en sí mismas. Formar en nuestras mentes un universo simbólico acorde con lo que la ciencia conoce acerca de dichas leyes contribuye a nuestra cultura. Subvertir ese mensaje en aras de dudosos criterios de diseño gráfico, que parecen olvidar de dónde y por qué vienen los símbolos, es empobrecer la información y malograr aquella labor pedagógica a la que nos referíamos.

La simbología de las estrellas es un tema delicado. Confundir la estrella de seis puntas en la gorra de un alférez con la de ocho puntas de un comandante podría distorsionar la cadena de mando en el Ejército o generar problemas de disciplina. Confundir la estrella de cinco puntas que aparece en la bandera de muchos países islámicos con la estrella de seis puntas de Israel, o con la de cuatro puntas de la OTAN, podría acarrear graves conflictos diplomáticos. Imaginamos que los manuales de estilo de información periodística deben de recoger normas al respecto.

Creemos que las televisiones tendrían que recuperar el símbolo clásico de la estrella de nieve con simetría hexagonal, que todo el mundo conoce y entiende. Sin ánimo de ridiculizar, habría que decir que el símbolo de cinco puntas evoca más una flor de peral que un cristal de hielo. Eso en Teruel nos beneficia, sin duda: además del privilegio de ser mencionados expresamente TODOS LOS DÍAS, sin excepción, en el parte del tiempo, tenemos en esa alegre estrella, más que una manifestación de la crudeza del invierno, el anuncio optimista de la primavera.






Autores del texto: José Luis Simón Gómez y Alejandro J. Pérez Cueva
Autor de la ilustración: Juan Carlos Navarro
Colectivo Sollavientos

martes, 7 de diciembre de 2010

La moda de la biomasa






Últimamente se habla mucho de la biomasa, de sus usos, de sus aprovechamientos. Pero quizás sea necesario, antes que nada, explicar de qué hablamos, pues mucha gente no entiende a qué nos referimos; si les dijéramos que se trata de usar la madera o leña como combustible, responderían que ‘vaya invento: es lo que hemos estado empleando toda la vida’.

En estos momentos la novedad más significativa es que se plantea su uso para la producción eléctrica. Muchos piensan que es un mal uso, pues su aprovechamiento es de un 30% aproximadamente, según los más optimistas, tirándose el resto de la materia prima por la chimenea.

Es cierto que es una materia prima renovable, se regenera de forma rápida, crea empleo en el mundo rural (aunque quizás no tanto como se dice), ayuda a la prevención de los incendios forestales, va mucho mas allá de las masas forestales y reutiliza residuos agrícolas (huesos de oliva, cáscara de almendra…), dando así valor a algunos subproductos del sector frutícola o agro-forestal.

Por todos estos argumentos, y alguno más que se podría añadir, podemos considerarla como una fuente de energía que debe ser utilizada, pero su uso debe estar destinado a la producción de calor, que es cuando alcanza rendimientos de hasta un 95%. En Teruel, la demanda de calor para viviendas y otros edificios es muy elevada; en muchos meses de invierno supone uno de los mayores gastos de la economía familiar. Por tanto, esta aplicación sería económica y socialmente muy rentable.

¿Por qué se plantea su uso en centrales de producción eléctrica? Hay tres razones que lo justifican: 1) Las primas eléctricas que se aplican a las energías renovables, que el estado paga al productor por tratarse de energías limpias y que están por encima del valor de la electricidad. 2) Las ayudas y subvenciones que se aplican a la construcción de este tipo de centrales. 3) El bajo precio que se da a la madera, que se está comprando al propietario forestal por debajo del precio de mercado (aun cuando éste está ya muy bajo).

De esta reflexión rápida se desprende que hay que apostar por la biomasa tradicional de producción calorífica, con productos como el pellet o la astilla, utilizando modernas calderas de combustión, cuya tecnología está muy desarrollada, y potenciando así actividades que generan valor añadido importante en el medio rural. En cambio, hay que poner en duda los proyectos vinculados a la producción eléctrica, surgidos al arrimo de ayudas públicas. Y un último apunte: el uso de la biomasa debe enmarcarse en una forma nueva de gestión del consumo de energía, que restrinja el uso de combustibles fósiles, muy contaminantes y cada vez más escasos, que apueste por nuevos sistemas basados en productos cercanos como la madera, y que renuncie a los niveles de despilfarro actual en muchos sectores.



Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos


Autor de la ilustración: Juan Carlos Navarro

jueves, 2 de diciembre de 2010

Quercus

QUERCUS, revista decana de la prensa ambiental, en su cuaderno núm. 298 del mes de Diciembre de 2010, publica varias colaboraciones respecto al paisaje geológico turolense.













jueves, 18 de noviembre de 2010

MANUAL DE GESTION DEL PAISAJE



Desde el Colectivo Sollavientos vemos el paisaje, no sólo como un valor a conservar, también como un recurso a desarrollar.
Su análisis e interpretación no sólo requiere un ejercicio de observación, también de aprendizaje. La editorial Ariel ha publicado este manual, fruto de diversos trabajos y cursos, en el intento de puesta en práctica del Convenio Europeo del Paisaje. Creemos que es un buen instrumento para aprender y aplicar en el territorio del "Teruel interior".


El establecimiento de acuerdos internacionales dirigidos a impulsar la protección, la gestión y la ordenación del paisaje ha promovido el desarrollo de legislaciones, instrumentos y proyectos que sitúan al paisaje como componente destacado de la planificación territorial y urbanística, como elemento importante de la calidad de vida de las personas, de la competitividad y sostenibilidad de los territorios y como parte esencial del patrimonio cultural y natural. Gestión del paisaje pone a disposición de profesionales, técnicos, responsables políticos y universitarios un corpus coherente y completo de contenidos teóricos y prácticos que cubren todas las fases de los procesos de gestión del paisaje: desde la definición de los conceptos básicos, a los métodos y su aplicación práctica a través del estudio de casos. Elaborada por un amplio abanico de expertos de reconocido prestigio, la obra ha sido pensada para que especialistas en las diversas áreas relacionadas con la gestión del paisaje—arquitectos, paisajistas, geógrafos, ambientólogos, urbanistas, ingenieros, juristas, gestores culturales y turísticos, etc.—encuentren en ella un instrumento eficaz al servicio de su labor profesional o académica

Editorial Ariel

lunes, 8 de noviembre de 2010

I Encuentro sobre Despoblación y Reestructuración Rural














Informamos de la próxima celebración en Teruel (25 y 26 de noviembre) del

I Encuentro sobre Despoblación y Reestructuración Rural


Que organiza el Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR) perteneciente a Rolde de Estudios Aragoneses,
junto con Instituto de Estudios Turolenses, y con patrocinio de Caja Rural de Teruel.

Podéis encontrar más información (programa, contenidos…) haciendo clic sobre la noticia, ya alojada en nuestra web:

Próxima celebración del I Encuentro sobre Despoblación y Reestructuración Rural




Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR)
Moncasi, 4, enlo. izda. 50006 Zaragoza
Tfno. y Fax 976 372 250
info@ceddar.org
www.ceddar.org

jueves, 21 de octubre de 2010

La Geología en la sociedad del conocimiento




Está emergiendo en Europa la Geología popular, el descubrimiento por el gran público de la cultura geológica. Ello ha sido fruto de la concurrencia de dos flujos de intereses y sensibilidades. Por un lado, los geólogos han abierto un camino hasta ahora inédito en la divulgación científica: mostrar la geología directamente sobre el terreno, poner en valor la naturaleza como auténtico laboratorio de aprendizaje. Ya antes, la paleontología y los fenómenos catastróficos (volcanes, terremotos) proporcionaban contenidos a espectaculares documentales de televisión; pero es ahora cuando comenzamos a darnos cuenta de que cualquier montaña anónima puede desvelar secretos apasionantes. Por otro lado, muchos territorios rurales de la vieja Europa que han apostado por el turismo cultural y el eco-turismo han encontrado en la geología un producto de calidad que pueden incorporar a su oferta.
Son numerosas las iniciativas que en los últimos años han ido surgiendo en nuestro país en torno al patrimonio geológico y su divulgación: reservas y parques geológicos y geo-mineros; celebración del Año Internacional del Planeta Tierra, así como de actividades geológicas dentro de la Semana de la Ciencia; Geolodía, nacido en Teruel en 2005 y organizado ya a escala nacional en 2010 como una gran manifestación popular y mediática… Las administraciones públicas han contribuido también a este movimiento con la declaración de Puntos o Lugares de Interés Geológico en muchas regiones, o la incorporación de los conceptos de geodiversidad o geoparque a las legislaciones de protección del medio natural (por ejemplo, la Ley estatal de Patrimonio Natural y Biodiversidad, de 2007).
Pero la ‘cultura geológica’ no puede ser para la sociedad sólo un entretenimiento ocioso, una actividad de recreación que toma como objeto las curiosidades de la naturaleza como quien contempla las imágenes de un caleidoscopio. Decimos pertenecer a una llamada ‘sociedad del conocimiento’, un concepto sin duda más prometedor y con más calado que el de ‘sociedad de la información’. Declaramos la necesidad de una ciencia al servicio de la sociedad, de la innovación, del desarrollo sostenible. Pero nuestra sociedad (incluidos sus administradores) es a veces poco consecuente con esos principios.
En una sociedad que rinde culto al progreso-crecimiento como bien supremo, el papel de la Geología no es siempre bien comprendido. Sí se entiende, por ejemplo, que la Geología sirva para encontrar y explotar recursos del subsuelo (minerales de uso industrial y tecnológico, combustibles fósiles, agua…) o para asistir a la Ingeniería en la construcción de las grandes infraestructuras civiles que vertebran y nutren nuestro sistema socio-económico. En definitiva, se entienden aquellas facetas en que la ciencia es útil al avance de la sociedad. No tanto, cuando la conducción sensata de ese ‘avance’ exige dejar de pisar el acelerador para tocar el pedal del freno o cambiar de marcha. Es el caso de la Geología aplicada al servicio de la protección ambiental o de la prevención de catástrofes naturales. Resulta bastante ingrata la labor de alertar contra ciertos excesos de nuestro modelo de desarrollo, que atentan directamente contra el entorno o exponen a personas a riesgos no calculados, y obtener a cambio incomprensión y descrédito.
Se hace necesaria una nueva cultura de la tierra, una búsqueda honesta del conocimiento de los misterios que guarda, que nos ayude a comprender su dinámica y su ‘tempo’, la escala de sus procesos y las consecuencias de nuestra intromisión en ellos. De la misma manera que estudiamos la historia para no repetirla, hemos de estudiar la tierra para vivir en armonía con ella. Un reto que va mucho más allá de la curiosidad que nos suscita un hueso de dinosaurio o una estalactita.

José L. Simón Gómez

jueves, 14 de octubre de 2010

REUNIÓN DE SOLLAVIENTOS EN HIJAR











PROGRAMA DE LA ASAMBLEA DEL COLECTIVO SOLLAVIENTOS

HÍJAR, 6 DE NOVIEMBRE DE 2010
LUGAR: (según la estimación de asistentes)

Teléfono de contacto: Víctor Guíu 607971904 equalcedema@yahoo.es





10.00: Bienvenida.

10.15: Reunión ordinaria del Colectivo.

Asamblea. Orden del Día:

- Presentación del Colectivo 'Cierzo y Niebla' de Híjar como anfitriones del acto (Mariano Esteban Vidal)

- Balance de actividades del Colectivo y de los distintos grupos de trabajo durante el último semestre. (se ruega a los coordinadores de grupo que envíen antes unas pequeñas notas del balance)

- Gestión del blog y correo electrónico.

- Programa de conferencias en Teruel: definición de los ciclos de conferencias para el curso 2010-2011.

- Organización de Asamblea del 1º semestre de 2011.


12.45: Visita a la Judería y casco antiguo de Híjar.
(a cargo del Centro de Estudios del Bajo Martín)

14.00: Comida.

16.30: Charla-debate-visionado sobre Land Art, con Eva Roldán.
Presentación de Arundo Donax 2011, Jornadas sobre la Caña en el Bajo Aragón. Asociación Cultural Fuera de Tono.

18.00: Velada poético-musical.

Por confirmar las intervenciones. Intervenciones confirmadas:

Víctor "El Mestizo" Guíu (poesía necesaria como el pan de cada día),
La Europa del Aborigen,
José Luis Simón (geoautocanciones),
Silvia Pérez (geocuentacuentos)...
Etc.....

domingo, 26 de septiembre de 2010

JORNADA LA CULTURA DE LOS ÁRBOLES TRASMOCHOS EN EUROPA: EL CHOPO CABECERO





Calamocha, Salón de Actos Recinto Ferial

Sábado, 23 de octubre de 2010

INTRODUCCIÓN

Los chopos cabeceros son viejos álamos cuidados para la producción de madera de obra, leña y forraje en las comunidades rurales del sur de Aragón.

La escamonda repetida origina unos árboles con una forma singular, de dimensiones notables, con huecos y abundante madera muerta, lo que mantiene una variada comunidad de animales, plantas y hongos.

Estas arboledas componen un paisaje que caracteriza e identifica a las tierras altas turolenses. Es el resultado de la interacción entre el hombre y la Naturaleza, una manifestación del saber popular y un patrimonio cultural.

Los cambios en el mundo rural y nuevos problemas ambientales han favorecido el abandono y decaimiento de los chopos cabeceros Estos monumentos vivos están desapareciendo en los últimos años por la falta de cuidados para renovar el ramaje.


DESTINATARIOS

Esta jornada está dirigida a personas interesadas en los árboles viejos, la vida silvestre, la cultura popular y el paisaje.

OBJETIVOS

Conocer experiencias de conservación, gestión y divulgación de los árboles trasmochos y veteranos en otros países europeos.
Difundir el valor natural y cultural de los chopos cabeceros y promover su protección y viabilidad.
Promover el intercambio de ideas entre los diferentes agentes sociales para conseguir la recuperación del chopo cabecero.
Presentar el Observatorio de Árboles Monumentales y Singulares.


PROGRAMA

SESIÓN MAÑANA

9:00 Acreditación y Recepción.

9:15 Presentación de la Jornada

9:45 Presentación del Observatorio Convergente de Árboles Monumentales y Singulares y del programa Convergencia Rural Naturaleza RuNa, por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.


10:00 Ponencia: “Los árboles trasmochos y monumentales en España: un patrimonio natural y cultural a conservar”. Bernabé Moya y José Plumed.

10:45 Ponencia: “Los chopos cabeceros en el sur de Aragón: situación actual y perspectivas de futuro” Chabier de Jaime.

11: 30 Pausa-Café

11:45 Ponencia: “Árboles viejos y trasmochos. Ecología y biodiversidad” Ted Green.

12:45 Ponencia: “Experiencias de estudio, divulgación y gestión de los árboles trasmochos y en Francia” Dominique Mansión

13:45 Final de la sesión de la mañana


SESIÓN TARDE

16:30 Ponencia “Experiencias de gestión, estudio y divulgación de los árboles trasmochos en el Reino Unido”. Jill Butller

17:00 Descanso

17:30 Mesa Redonda: “Conservar los chopos cabeceros: una tarea colectiva”

- Dirección General de Gestión Forestal. Departamento de Medio Ambiente. Gobierno de Aragón

- Dirección General de Patrimonio Cultural. Departamento de Educación, Cultura y Deportes. Gobierno de Aragón

- Dirección General de Desarrollo Sostenible y Biodiversidad. Departamento de Medio Ambiente. Gobierno de Aragón.

- Confederación Hidrográfica del Ebro. Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino

- Representación de un sindicato de agricultores de Teruel

- Representante de una empresa de gestión forestal

- Representante de un municipio de la provincia de Teruel

19: 30: Clausura de la Jornada

Actividades complementarias:

Exposición “Trognes” de Dominique Mansión (Maison Botanique)
Exposición de esculturas e ilustraciones de alumnos del I.E.S. “Valle del Jiloca” de Calamocha
Audiovisual “Aguilar del Alfambra, una chopera singular” de Chusé Lois Paricio (Aguilar Natural)


PONENTES:

Bernabé Moya. Botánico, Dpto. Árboles Monumentales IMELSA. Diputación de Valencia.
José Plumed. Jardí Botánic de Valencia.
Chabier de Jaime. Profesor de Biología y Geología. Centro de Estudios del Jiloca
Ted Green. Micólogo, investigador y divulgador. Asesor de English Nature y de los Parques Nacionales del Reino Unido. Ancient Tree Forum.
Dominique Mansión. Artista, ilustrador y naturalista. Centre Européen des Trognes. Maison Botanique
Jill Butller. Especialista en divulgación y gestión de los árboles monumentales. Woodland Trust

PATROCINA
ADRI Jiloca-Gallocanta

ASISTENCIA TECNICA
Centro de Estudios del Jiloca

Colaboran
Ayuntamiento de Calamocha - Institución Ferial de Calamocha - Fundación Félix Rodríguez de la Fuente – I.E.S. Valle del Jiloca Calamocha _ VoluntaRíos


INSCRIPCIÓN:

La inscripción es gratuita. Puede hacerse on-line en: www.xiloca.com antes del 20.10.2010

CONTACTO: secretaria@xiloca.com

INFORMACIÓN: www.xiloca.com
formacionadri.blogspot.com


miércoles, 22 de septiembre de 2010

PAISAJE EXISTENTE




PAISAJE EXISTENTE

Mi tierra no conoce galernas ni mareas,
mi tierra la recorren arroyos de agua seca.
Cuando entre las sabinas sople la ventolera
no dejaré que pueda conmigo la tristeza;
cuando por los poyales se levante la niebla
vendré andando el camino con la esperanza a cuestas.
La encontraré serena, la encontraré despierta.

Mi tierra no se ciñe inútiles fronteras,
sus sierras son ventanas y veredas abiertas.
Los morrones se asoman al umbral de la muerte,
sus cabezos dibujan cuerpos adolescentes.
Las vales nos cobijan, los valles se retuercen,
y en medio de su vientre, a vista de paloma,
una fuente que drena la negra cordillera.

Para escuchar silencios, mi tierra a veces calla,
carlistas y templarios acunan sus fantasmas.
Pero despierta, airada, cuando le duele el aire,
y levantan sus voces los ríos y los árboles;
conmueve sus entrañas el batir de tambores,
y hasta el carbón estalla en humos de gigante
para decirle al cierzo que este paisaje existe.

Acaricio las canas del viejo Javalambre,
y en los riscos de Gúdar bebo el agua de madre.
Cuando entre las sabinas sople la ventolera
no dejaré que pueda conmigo la tristeza;
cuando por los poyales se levante la niebla
vendré andando el camino con la esperanza a cuestas.
La encontraré serena, la encontraré despierta.

José Luis Simón

martes, 21 de septiembre de 2010

Que sea como un viento que arranque los matojos…



















Que sea como un viento que arranque los matojos…
y limpie los caminos…





En el Colectivo Sollavientos somos deudos y humildes aprendices de este mensaje, de esta manera de entender Aragón, la tierra, la gente, el futuro. Nuestro nombre, el de un paraje en el corazón de Teruel (sereno y majestuoso en el verde de la primavera, estremecedor en el crudo invierno), conecta con ese mismo mantra a través de algún nexo ancestral. Y conecta con la forma de ser, de decir y de hacer tan propia y personal de José Antonio Labordeta: la bocanada directa de aire fresco; la libertad madura hecha palabra de improviso; la frase que recoge (tal vez sin saberlo o sin quererlo) el anhelo y la sabiduría de un pueblo y se torna dardo certero en las conciencias. Gracias por habernos aireado. Gracias por haber sido, a la vez, viejo árbol y cierzo que lo agita, partera del mejor Aragón que conocemos y llanto desgarrado del Aragón que no termina de nacer.
Tuve ocasión de saludar a José Antonio Labordeta en dos ocasiones. La primera, en Jorcas, presentado por Lucía, en los preámbulos de uno de sus célebres conciertos en aquel pueblo que tenía en tanta estima. La segunda, en Zaragoza, también en el preámbulo de un concierto-mitin en el campus de la Universidad, donde hube de acudir precipitadamente a prestarle una guitarra mía porque no le habían avisado con tiempo suficiente para llevar la suya (algo así fue). Al terminar me lo agradeció y me dijo que sonaba bien. En ambas ocasiones todo transcurrió tan rápido que no tuve tiempo de relatarle que yo, en mi adolescencia, entre mi círculo de amigos, había pasado por ser un meritorio intérprete de sus canciones; que cantaba “Aragón” y “La vieja” con mucho sentimiento, a la vez que trataba de componer cosillas que irremediablemente se les parecían. Canciones curiosas, entonces, algunas tristes; hoy ya eternas, nuestras y universales.

José Luis Simón

domingo, 19 de septiembre de 2010

JOSE ANTONIO LABORDETA




Anduvo por los campos y pueblos de la Sierra Callada.

La Albada abrió los labios de sus gentes para que brotara la voz de la Tierra que habitan.

Ese espíritu que alimentó en vida, no hay duda de que continuará ardiendo para reavivar el fuego de la esperanza.
Sentimos su muerte.
Celebramos su vida.


http://www.youtube.com/watch?v=P6-e664FZ3M&feature=player_embedded

viernes, 17 de septiembre de 2010

Postgrado on line, sobre Árboles Trasmochos. Universidad del País Vasco



El Postgrado "Patrimonio Cultural y Biodiversidad en los Bosques Manejados. Árboles Trasmochos: Tradición, Gestión y Conservación" es una iniciativa única en el panorama universitario español y europeo que trata de orientar la atención sobre la necesidad de considerar a los trasmochos como objeto científico, tratando de formar especialistas que en un período no muy lejano sean capaces de adoptar medidas que garanticen el futuro de estos árboles y de los ecosistemas que protegen.La principal cualidad del curso está ante todo en su multidisciplinariedad ya que se ha conseguido reunir a un importante elenco de especialistas de disciplinas tan dispares como la antropología, historia, geografía, biología, ingeniería forestal, etc. Partiendo de esta base, el curso pretende acercar al alumnado a la realidad pasada, presente y futura de los árboles trasmochos, tanto en su vertiente cultural o inmaterial como en su vertiente biológica o material.Los trasmochos, actualmente en esencia hayedos, en el País Vasco, constituyen un conjunto forestal de relevancia en la geografía vasca, prácticamente sin parangón en el resto de la geografía europea, que en los últimos años viene concitando el interés de expertos procedentes de diferentes países europeos (Reino Unido, Suecia, Alemania, etc.).Toda la información sobre este singular postgrado que puede realizarse a distancia en la siguiente página Web:


jueves, 16 de septiembre de 2010

UN CHAVAL DE PUEBLO



Ezequiel Mosquera es un chaval de pueblo. De esos pueblos que, a pesar de la cultura urbana, se mantiene. Ahí está, y ahí están hoy otros chavales más de pueblo. Especie a extinguir, los últimos aborígenes europeos.
Ezequiel Mosquera es posible que no gane nunca una gran vuelta, ni siquiera una pequeña, o un campeonato de España o... Pero es un tío grande. Muestra la grandeza donde otros muestran prepotencia o gilipollez supina.
En un mundo, el deportivo, en el cual sólo importa si gana o pierde el Barcelona o el Madrid, la Vuelta va quedando arrinconada y ya sólo los verdaderos seguidores intentamos que no se duerma, o que no agonice. Aún así, gente como él nos recuerda que el ciclismo es inmenso, aunque sus dirigentes, sus políticos y sus organizadores profesionales no lo sean la mayor parte de las veces.
A la Vuelta le pesan sus popes de vez en cuando. La hipocresía del dopaje ha hecho mella. A algunos equipos les "invitan" a no convocar a "algunos" de sus corredores. Lo decía Álvaro Pino a viva voz en TVE, pero lo reafirmo yo, de primera mano, y con conocimiento de causa. Eso se puede llamar práctica mafiosa. También lo hacen en otros lares, no nos engañemos. La hipocresía del dopaje ha dado con su cabeza de turco, el ciclismo. Deportes en los que cuesta mucho trabajo llegar a profesional, vivir de eso, luchar sin piedad contra los elementos. Aquí, como en todo, siempre pagan los humildes.
Un chaval de pueblo (o de ciudad, no se me enfaden) que se dedica a la bici y hace miles de kilómetros por carreteras secundarias. Haga frío, calor, llueva, truene, con ventolera, sin descanso... Mientras su madre anda en su trabajo o en su casa preocupada (¿por qué no se dedicará a otra cosa este chaval?, pensará día tras día). Y su padre, llevándole de aquí para allá, a carreras, criteriums y cicloturistas. Aprendiendo día a día lo que es difícil de explicar.
A estos chavales les tocó la china. Y si bien hay que perseguir el dopaje, habrá que perseguirlo en todo. Y esta turba mediática se podrían preguntar si los motociclistas, por ejemplo, van o no dopaos (¿cómo se explica que corran a los cuatro días de romperse los huesos?), que por qué no se siguió investigando cierta trama de la Operación Puerto, que por qué los niños mimados del deporte mundial tienen manga ancha mientras los humildes del pelotón sacrifican su intimidad como un régimen nazi. Etc, etc, etc...
Mosquera es un humilde chaval de pueblo. Que no rebla. Que revienta por conseguir su sueño.
Mosquera es la grandeza del deporte. La esperanza de los sueños de miles de niños. Quizás Mosquera no pasará a la historia, quizás porque no lo necesita. Pero nosotros, hoy, le agradecemos que haya conseguido ser ciclista con letras mayúsculas.

Víctor Guíu Aguilar, el Mestizo

http://mestizo.blogia.com/

viernes, 10 de septiembre de 2010

MINERIA Y MEDIO AMBIENTE: NUEVOS MODELOS DE RESTAURACIONES MINERAS

CURSO DE LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL MELENDEZ PELAYO

Os adjuntamos este enlace, a través del que os damos acceso al programa del curso organizado por la UIMP: NUEVOS MODELOS DE RESTAURACIONES MINERAS

Se celebrará en la Escuela Politécnica Superior de Huesca entre los días 4 y 8 de Octubre de 2010

El curso lo coordinan:
Jose Manuel Nicolau Ibarra, Profesor Titular de Ecologia de la Universidad de Zaragoza
José Francisco Martín Duque, Profesor Titular de Geomorfologia de la Universidad Complutense de Madrid

https://docs.google.com/leaf?id=0B5kgqkFSRheDNDYzZmZmY2YtOTMxOC00NGUxLThhNjctODNjMWJlZDJmNTRi&hl=es

jueves, 26 de agosto de 2010

LA “SOLEDAD” DEL INAGA

















A mediados de los años 50 se puso en venta la Masía del Henar, en Allepuz. Se fraccionó en lotes equivalentes y se sorteó entre unas 40 familias, que se apuntaron esperanzadas a la insaculación. La mano inocente de una niña determinó el destino inmediato de las parcelas. Y también posiblemente su futura historia. A pesar de que la emigración estaba ya haciendo estragos entre la población rural, unas 40 familias asumieron gustosas una época de sacrificios para adquirir esas pequeñas parcelas, con el recuerdo inmediato del hambre de la postguerra.
En el reciente proceso de alegaciones al proyecto de extracción de arcillas de la empresa Pàndols, proyecto que pretendía extraer 10’5 millones de m3 de arcillas durante 41 años en estas parcelas enfrente del pueblo, numerosos particulares mostraron su rechazo. La mayor parte de ellos eran descendientes de los vecinos que participaron en este reparto, y también en otro que tuvo lugar en tiempos de la II República, el Mas del Río, otra gran finca cercana al pueblo. Y es que nadie quiere desprenderse de unas tierras que, en su momento, fueron sustento y esperanza, y que tantos sacrificios les costaron. Quizá el INAGA (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental), organismo encargado de emitir la Declaración de Impacto Ambiental, quedase sorprendido por este amplísimo rechazo social; ésta es su explicación.
La resolución del INAGA declarando desfavorable e incompatible este proyecto minero de la empresa Pàndols en Allepuz es contundente: a) recoge este el amplísimo rechazo social, b) declara la incompatibilidad de la actividad minera con las actividades agrarias, residenciales, cinegéticas… actuales, y con el modelo de desarrollo turístico basado en el respeto a la naturaleza y el paisaje, en el que cifra sus esperanzas el municipio y c) cita las deficiencias del estudio de impacto ambiental de la empresa, a la vez que pone de manifiesto el peligro de vulnerabilidad ambiental. Buena parte de la contundencia está basada en argumentos propios del INAGA, que no se limita a refrendar lo planteado en las alegaciones. En este sentido, se trata de una resolución modélica.
Pero, por desgracia, en muchas ocasiones el INAGA no puede apoyarse en la conflictividad social, ni en unas alegaciones técnicas que le ayuden a desenmascarar el problema, que pongan el contrapunto a la “arcadia feliz” que plantean todos los proyectos mineros. En estos casos el INAGA debe dictar sus resoluciones en “soledad”. Pónganse Vds en la piel de quien debe dictar la resolución: le llega un proyecto que puede ser un verdadero despropósito y nadie reclama nada.
Las circunstancias del INAGA en Teruel son especiales. En otras provincias, cualquier proyecto, sensato o insensato, suele generar contestación, y los departamentos ambientales pueden y deben situarse en el centro del conflicto. Su función es la de ser imparciales, y garantes de la sostenibilidad y consideración del valor de los recursos
naturales y socioculturales. En Teruel, con muchas comarcas en que la densidad de población es inferior a un habitante por kilómetro cuadrado, no existe suficiente “masa crítica” para equilibrar los conflictos: la población local ni se entera de los proyectos –o lo hace tarde-, ni sabe como actuar, ni tiene medios para hacerlo. Por ello, el INAGA no tiene más remedio que tomar resoluciones desde su “soledad”.
Cuando funciona bien el sistema, la sociedad ayuda a la administración a tomar las decisiones. Cuando falla algún elemento, como es el caso del palmario desequilibrio entre las empresas que presentan proyectos mineros en un territorio, y la escasísima población que lo habita, la administración debe suplir estas carencias. Creo que es un proceso en el que ambos, administración y sociedad, hemos ido aprendiendo, en especial durante la última década. La población del Teruel interior ha comprendido la importancia de contestar, y se está organizando, y el INAGA ya no interpreta los silencios como asentimientos: En el Teruel interior, quien calla no otorga, simplemente no existe.

Alejandro J. Pérez Cueva
Colectivo Sollavientos

sábado, 31 de julio de 2010

"Paisajes Naturales de la Región del Maestrazgo y Guadalope". Su lectura 25 años después.

























A través de este enlace, os damos acceso al contenido del libro "Paisajes Naturales de la Región del Maestrazgo y Guadalope", editado por la Mancomunidad Turistica del Maestrazgo en 1983, y reeditado en formato digital por el Colectivo Sollavientos en Julio de 2010.

Os animamos a releer este texto sobre el paisaje del Maestrazgo, un paisaje puesto en valor hace 25 años por su autores.

Alejandro Pérez, José Luís Simón y Manuel J. Vivo, tanto en su trayectoria profesional como personal continúan esforzándose por conocerlo y por divulgar a sus pobladores y al exterior sus peculiaridades y singularidades. El olvido es la mayor amenaza para estas tierras, y probablemente, en la actualidad, el paisaje, que engloba valores culturales y naturales, constituye el principal recurso para este territorio, pensando en su futuro.

http://docs.google.com/leaf?id=0B5kgqkFSRheDMjFlNzgzZTUtN2I4MC00MDY4LTg5MGEtMjcxZjYzNWRiMWQ2&hl=en

domingo, 25 de julio de 2010

El futuro de los montes, incendios forestales en la provincia de Teruel (y VII)




La patología de la gestión de los recursos naturales


El 22 de julio de 2009 “estallaban” numerosos focos de incendio en la provincia de Teruel, fruto, en principio, de unas condiciones meteorológicas muy adversas. Fue invocada la regla del 30 (más de 30ºC de temperatura, vientos superiores a los 30 km/h y humedad inferior al 30%), y alguien recordó que eran las peores condiciones en 15 años.


El episodio dio lugar en el momento a numerosas declaraciones, y todavía se continúan exponiendo múltiples puntos de vista, algunos retrospectivos, buscando causas y culpables, otros proyectivos, buscando soluciones y oportunidades. Véase en este sentido el magnífico artículo de J.M. Salesa en esta misma tribuna abierta (http://nuestrosmontesnoseolvidan.wordpress.com/2010/04/20/compartimentos-estancos/).


En definitiva, el tema de los incendios forestales es sumamente complejo, pero tiene un gran riesgo: se presta a decir mucho y no hacer nada. Como ciudadano me toca el papel de “decir”, de lanzar alguna pequeña aportación a un tema que me preocupa, y quisiera centrar la cuestión en un estadio de reflexión previa y general sobre la gestión de los recursos naturales y sus patologías: el del abuso de lo que los investigadores Holling y Meffe denominan comando-control en la gestión de los ecosistemas.

El control es consustancial a las sociedades humanas contemporáneas. Continuamente, mediante leyes, reglamentos, protocolos de actuación, etc., se trata de mantener la estabilidad de los sistemas que afectan al ser humano, en busca de salud y felicidad. Los ecosistemas no se libran de este comportamiento. De hecho, a medida que la población aumenta y los recursos naturales escasean, cada vez hay más presión de control. Hoy en día, por ejemplo, un ciudadano de Teruel puede verse multado por arrancar una aliaga o un erizo del monte, cuando antaño era una práctica habitual para encender los fuegos caseros.

Pero el aumento del control en los ecosistemas nos lleva a una paradoja esencial de la conservación de la naturaleza: buscamos preservar lo que debe cambiar. Sin embargo, la tendencia natural de nuestra sociedad es la de responder con mayor control a comportamientos erráticos, sorprendentes o catastróficos de los ecosistemas. Con ello, sin darnos cuenta, podemos estar creando una “patología” en el manejo de los recursos naturales, entendida como una pérdida de elasticidad del sistema frente a factores externos, de la que se derivan sorpresas y nuevas amenazas. Si se llega a ello, los resultados ambientales-sociales-económicos producidos desde la óptica del comando-control son insostenibles. Este parece ser el caso de la gestión de bastantes montes turolenses y de su riesgo de incendio.

Ante los incendios forestales tenemos dos caminos. Uno es eliminar la investigación y el monitoreo, y concentrarse en la eficiencia y el control. Con ello, cada vez seremos más dependientes del control, necesitaremos aplicar cada vez más capital y acabaremos ignorando los cambios ecológicos y sus riesgos de colapso. El otro es el camino de las estrategias innovadoras que persigan potenciar ecosistemas más elásticos. Según Holling y Meffe, la gestión debe esforzarse en conservar los tipos y magnitudes de variación natural críticos de los ecosistemas, a efectos de mantener su elasticidad. Si se hubiese seguido este camino, quizá no se hubiesen podido evitar los incendios de julio del 2009, pero sin duda hubiese sido mucho más reducida su virulencia, y las posibilidades de regeneración natural serían ahora mucho mayores.

Como muy acertadamente señalaba J.M. Salesa, ésta puede ser una oportunidad para impulsar el mundo rural como sector estratégico. Desde aquí queremos sumarnos a esta idea de oportunidad, de mirada hacia adelante, en este caso para rediseñar la gestión de nuestros montes y no incurrir en patologías de comando-control. Y no piensen nuestros políticos que les va a salir más cara la factura. Todo lo contrario.



Alejandro Pérez
Colectivo Sollavientos

lunes, 19 de julio de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (VI)




CASTELFRÍO: RECUPERAR UN PAISAJE TRAS EL FUEGO (II)

No comparto la idea de que sea posible hacer desaparecer el fuego, como riesgo que amenaza nuestro entorno. El fuego ha intervenido en la configuración de los paisajes que hoy tenemos, resultado de la gestión del territorio realizada en otros momentos en que la vida dependía de disponer de pastos para el ganado o de obtener nuevas áreas de cultivo. Soy consciente de que la climatología tormentosa lleva aparato eléctrico que genera fuegos, que si además se ve acompañada con un amplio periodo de sequía y fuertes vientos puede generar incendios de grandes proporciones muy dificiles de controlar, por más medios antiincendios de que dispongamos.
Por todo ello, apuesto por una labor preventiva de gestión en las masas forestales: generar superficies forestales con una composición y estructura capaz de resistir o resurgir tras el paso del fuego, bien haciendo disminuir la tendencia de crecimiento exponencial de éste cuando encuentra combustible, o bien resurgiendo tras su paso, minimizando los efectos posteriores. Y esto no sólo de cara a la recuperación del paisaje, también de los servicios ambientales que obtenemos de la función de los ecosistemas naturales.
En el incendio de Castelfrio observamos áreas donde el paso del fuego ha dejado un paisaje con una menor densidad de pinar, salpicado de enebros y sabina rastrera, más parecido a las áreas naturales que se conservan en los alrededores. Un paisaje quizás más cercano al que el aprovechamiento tradicional ganadero ha modelado en los últimos cien años, en este y en otros lugares de la provincia de Teruel, que ofrece mayor diversidad biológica y donde el fuego, en caso de producirse, no va a encontrar acumulación de material inflamable que favorezca su avance. La población invernante de zorzales, puede ser un buen aliado para la dispersión de semillas de estas cupresáceas, cuya comunidad ocupa una parte sustancial del espacio.
Me parece importante reseñar que la protección del suelo frente a la erosión no va ligada necesariamente a la existencia de una cobertura de bosque, sino más bien a una colonización vegetal de la máxima superficie del terreno. Por otra parte, el diseño de cortafuegos y la fragmentación de la masa de pinar no tienen por qué seguir criterios geométricos. La evolución de este incendio nos ha permitido observar cómo la orografía del terreno pone obstáculos naturales a su avance. Por ello es importante definir el lugar donde ubicar las líneas cortafuegos, adaptándolos a franjas de relieve abrupto donde la dificultad de colonización vegetal simplificará las labores de mantenimiento.
También, la gestión ganadera puede aconsejar abrir claros en medio del pinar y aprovecharlos como pastos. Deben recuperarse los tremedales, donde rezuman las aguas, alterados tras las labores de subsolado realizadas durante las repoblaciones; se trata de áreas húmedas, importantes para garantizar la pervivencia de una flora y fauna peculiar. Finalmente, es importante favorecer el desarrollo de la vegetación de ribera en torno a los barrancos naturales, con chopos y sauces, acompañados de una orla de espinos.

Angel Marco Barea
Colectivo Sollavientos.

lunes, 5 de julio de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (V)




CASTELFRÍO: RECUPERAR UN PAISAJE TRAS EL FUEGO (I)

Tras el incendio forestal del verano pasado en Castelfrio, es unánime entre la población la impresión de que esa perturbación ha representado un desastre, una grave pérdida. En su consideración se tienen en cuenta valores sentimentales y también la pérdida del bosque, aunque no se contempla la necesidad de conservar los habitats naturales desde la óptica de mantener los servicios ambientales que proporcionan. En el subconsciente parece existir la sensación de que las catástrofes naturales conllevan la percepción de ayudas por indemnización, según se desprende de alguna manifestación.
Analizado el incendio, creo que existe coincidencia en asumir que la masa de pinar repoblada en los últimos años ha sido la más desvastada, más de la mitad del total de la superficie plantada entre 1960 y 1980. Y, aún reconociendo que parte de la fuerza que adquirió el fuego se debió a la existencia de esta acumulación de combustible, en unas condiciones ambientales desfavorables, creo que no debemos buscar responsabilidades en su existencia, sino, en todo caso, en la ineficiencia de la gestión realizada tras las labores de repoblación.
Las perspectivas de las actuaciones a realizar en la restauración parece que se orientan a volver a repoblar con pinos. Antes de ello deberíamos hacernos ciertas preguntas para definir las labores que se requieren antes y depués de la realización de esos trabajos e inversiones.
Coincido con los análisis de los técnicos en reconocer que el pino silvestre es la vegetación adaptada a las condiciones climáticas y altitud de ese territorio, sobre todo en las zonas más altas. La alternativa supone no repoblar, una situación en la que el monte evolucionaría hacía un área de pastizal de montaña salpicado de sabina rastrera y enebros, con algún rodal de pinar silvestre. Es este un paisaje que se aparta de la imagen que la sociedad, en su mayoría, ha recreado del bosque: una homogeneidad de árboles sobre un tapiz verde. En general, la sociedad no tiene consciencia de que es un habitat natural, en el que influyen los condicionantes ambientales, y donde se desarrolla una diversidad biológica capaz de sobrevivir en esas condiciones. Aparcada la rentabilidad económica de la gestión de la madera, el bosque se ha convertido casi exclusivamente en el lugar donde ir a buscar rebollones en otoño, o un espacio donde acudir en verano a sestear
Esta visión homogénea, contemplada desde la perspectiva social de cómo debe orientarse la recuperación del bosque, y que bajo mi opinión no esta avalada con el conocimiento de las investigaciones actuales de la ecología, contrasta con la heterogeneidad que debe primar en su composición y en base a ello en la gestión a ejecutar en su conservación. Desde mi punto de vista creo que es necesario recuperar un ecosistema capaz de volver a ofrecernos esa riqueza de servicios ambientales, que va desde la función de almacenar CO2, proporcionar oxigeno, regular el agua, frenar la erosión del suelo, ofrecer un lugar donde vivan gran variedad de fauna y flora, hasta proporcionarnos un lugar para pasear, reflexionar, recuperar el retorno a la naturaleza.

Angel Marco Barea
Colectivo Sollavientos.

lunes, 28 de junio de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (IV)





La Hoya de Alloza. El patrimonio natural perdido



Las laderas de la conocida como Hoya de Alloza arropan y acogen uno de los paisajes más singulares y hermosos de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos. La intervención humana y el medio natural han convivido en ella durante cientos de años. En el fondo del valle, olivos y frutales, zonas abancaladas que fueron deteniendo el fuego voraz que arrasó uno de los pocos reductos comarcales de vegetación autóctona. La buena y sabia intervención humana que a través del tiempo consiguió obtener frutos y cosechas a la par que detener la erosión, retener el agua, dulcificar el paisaje y actuar de cortafuegos en el verano de 2009.

En las laderas rocosas se ven pinos carrascos, encinas, enebros, sabinas, rosales silvestres, coscojas, lentiscos, quejigos en las zonas umbrías, plantas aromáticas como el tomillo, el espliego, el romero, la salvia,….. También linos azules y blancos, incluso algunos ejemplares de madroños, en otro tiempo frecuentes en el Bajo Aragón. Una fauna diversa formada por aves, pequeños mamíferos, reptiles e insectos, cobijada en torno a su abrazo. Un espacio lleno de vida y de sonidos indisolubles de la tierra.

Unas laderas que poco a poco, abandonadas a su suerte (como ocurre en general con el monte y las masas arboladas de nuestra provincia, bien sea por el abandono de los usos tradicionales o por la ausencia de afecto hacia el medio natural y rural, tanto a nivel administrativo como ciudadano), se fueron haciendo impenetrables, prendiendo a modo de gigante tea cuando las condiciones climáticas se tornaron desfavorables.

Los paisajes contemplados desde la altura nos hablan de la interacción del hombre con su entorno. Delatan los usos tradicionales y actuales del suelo, la gestión de los recursos naturales y también el cuidado, el respeto y el mimo que las gentes del lugar y sus representantes políticos han reflejado en él. No cabe duda, desde el mirador de Alloza, de que sus apacibles gentes encontraron ese equilibrio necesario entre actividad agrícola y naturaleza.

La desolación tras el incendio, que cubrió de negro y cenizas el entorno, la desnudez tras las labores de limpieza, que deja al descubierto la intimidad de la roca, el silencio que sobrecoge, la ausencia de vida… son los testigos que rozan nuestra mirada, nuestra emoción, desde la Hoya de Alloza, Majalinos, Aliaga, La Cañadilla, Castelfrío o el resto de las zonas arrasadas. Paisajes ahora dibujados en la memoria colectiva, impresos en la retina, en fotografías guardadas con esmero en el mejor rincón de la casa. Y aun así, la esperanza, que brota a la par que esa vegetación perdida, mediterránea, adaptada al fuego y regada por las lluvias de los últimos meses, iluminada por la primavera.

Los pinos, en medio del fuego, lanzaron sus piñas repletas de semillas que quedaron dispersas esperando el momento de volver a nacer. Las encinas, enebros, aliagas, coscojas y quejigos guardaron en sus raíces para el después los brotes más verdes y tiernos, que lentamente van cubriendo el suelo.

Todo volverá a renacer si las condiciones son favorables y seguimos expectantes su evolución atendiendo a las necesidades de cada una de las zonas afectadas. Los montes, nuestros montes, tanto vivos como quemados, esperan nuestros pasos, nuestra mirada fiel, comprometida con su futuro. Nuestras preguntas e interés por todo aquello que les haya sucedido o pueda suceder. Nuestro afecto trabajando en positivo.

El lamento se torna estéril si no nos conduce a la acción.

Olga Estrada
Colectivo Sollavientos

domingo, 27 de junio de 2010

POBORINA FOLK edición 2010



Este fin de semana Sollavientos ha participado en las actividades del Festival POBORINA FOLK.
El sabado acompañamos a una excursión por la Sierra de Castelfrio. Un paseo que nos permitió debatir aspectos del incendio forestal que asoló este lugar el verano pasado
El Domingo, RADIO TREBEDE CLANDESTINO entrevistó a José Luís Simón, representando a Sollavientos, y a José Manuel Salvador, representando a la Plataforma Nuestros Bosques no se olvidan.




En la fotografía, José Luís Simón es entrevistado por Iñaki Peña.






Amigos de Aguilar Natural, nos han acompañado en este fin de semana festivo.










Puedes acceder a la edición del programa de radio en el siguiente enlace:

http://radiochicharra.noblezabaturra.org/

martes, 22 de junio de 2010

PAISAJE




En nuestras escapadas adolescentes en busca de diversión desde la barriada de la Central Térmica (originalmente La Andigüela) a la “metrópoli” Aliaga, remontábamos perseverantemente los escasos tres kilómetros que separan ambos núcleos de población. Lo hacíamos a lomos de nuestras robustas bicicletas “todo uso” (un plato, un piñón y frenos de varilla) bordeando el Guadalope y su pantano, ahora colmatado. No es preciso explicar lo que ha podido llover desde entonces.
En aquella época éramos totalmente inconscientes de ser medioambientalmente sostenibles con nuestro medio de transporte. Tampoco nos planteábamos, ni por asomo, la belleza ni la espectacularidad de las formaciones de rocas que flanqueaban nuestro itinerario, ni del potencial simbólico que albergaban. Ni siquiera nos parecían raras, porque siempre las habíamos visto allí. Mirarlas, no las mirábamos, pero inevitablemente las veíamos (nos envolvían literalmente). Nosotros, mientras tanto, felices a lo nuestro, que eran las chicas y los bares (no sé si en este orden) que nos esperaban en el pueblo.
Poco a poco, desde antes (la infancia), y también después de la época de las bicicletas, aquellas grandiosas imágenes —auténticamente fantasmagóricas bajo la luna llena—, fueron sedimentándose en nuestra mente tal como las habíamos percibido. Se fueron compactando con eterna lentitud, al igual que lo hicieron los materiales de las laderas rocosas y peñas retorcidas del paisaje que nos crió.
El pasado 5 de junio en Aliaga, coincidiendo con el día de las Comarcas Mineras y con motivo de la celebración de la Semana de los Geoparques Europeos 2010, se hizo pública una declaración de apoyo a la protección de su Parque Geológico. Se solicitaba la figura de protección de Monumento Natural para el paraje del Estrecho de la Aldehuela, con su elemento más destacado, la Peña del Barbo; para La Porra, enorme monolito natural de piedra caliza marina, testigo permanente de paseos apacibles y encuentros amorosos; y para La Olla (o La Cingla para algunos de los mayores), que es una vistosa y destacadísima estructura geológica producto de la superposición de dos plegamientos sucesivos y que, enfrentada a las ruinas del castillo, preside la villa y es emblema del Parque.
La iniciativa ha recibido el apoyo de firmas individuales, de algunas instituciones, de universidades y de la Sociedad Geológica de España. Por otra parte, se vería felizmente complementada con la finalización de las obras del Albergue de Santa Bárbara, que podrá algún día hospedar a estudiantes y otras personas que deseen aprender solazándose con la contemplación del triple monumento y del resto de formaciones a lo largo y ancho de nuestro Parque Geológico.
Este reconocimiento no hará más que certificar un hecho que, en todos los sentidos, salta a la vista: la belleza, la espectacularidad y el valor simbólico del paisaje de Aliaga. No hay más que verlo. Animo a quienes aún no hayan tenido la ocasión de comprobarlo. Y, quien haya probado, puede repetir.

Gonzalo Tena Gómez
Colectivo Sollavientos

lunes, 14 de junio de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (III)


NECESIDAD DE CONCIENCIACIÓN ESCOLAR

“Cuando un monte se quema algo tuyo se quema”. Esta frase la hemos escuchado tantas veces que pasa desapercibida, y no se le da el valor que tiene. El monte, sea privado o público, hay que cuidarlo como si fuera de uno mismo, y no sólo utilizarlo para la caza, recogida micológica o excursiones y paseos.
Hace más de cuatro décadas había muy pocos incendios. Se utilizaban todos los recursos: los árboles de mayor tamaño, para la construcción; los más pequeños y los arbustos, para hornos, estufas y fuego de chimenea. Además del aprovechamiento de los recursos del monte, estaban los animales: estos son los mejores cortafuegos. En el medio rural, en casi todas las casas había animales, tanto para ayudar en las labores agrícolas como para proporcionar alimento. Estos animales consumían la vegetación del monte y de las proximidades de las viviendas. En estas condiciones, con el monte limpio de arbustos y ramaje, era difícil que un incendio surgiese. También se daban incendios planeados, que se realizaban muy cuidadosamente para que ocurriesen en las condiciones apropiadas (temperatura, humedad, época del año y viento) y produjesen los resultados deseados (como reducir el combustible, eliminar especies de plantas indeseadas, estimular el nuevo crecimiento, y mejorar la calidad de los pastos al quemar determinadas especies de matorral). Con el abandono del campo, los incendios nos están demostrando que algo estamos haciendo mal.
En Teruel, los incendios del verano pasado, han quemado en algunos municipios más del 60% de los pastos. Éste era el alimento de las ovejas, que ahora se han encontrado sin él. Este hecho dificulta la viabilidad de las explotaciones ganaderas, ya que tener que comprar forraje y cereal para suplir los pastos supone un incremento en los gastos que deben asumir los propietarios, porque los incendios no se consideran un perjuicio indemnizable con cargo a las ayudas de la P.A.C.
Estos incendios, sus causas y consecuencias llevan a la reflexión, no sólo a adultos, sino también a adolescentes y niños. Al preguntar a estos últimos, aparecen testimonios que muestran verdaderamente una preocupación por el futuro de sus montes, y lo que supondrá para ellos el día de mañana.
No sólo les preocupan los animales que han sido calcinados; también están preocupados por los posibles problemas de salud que ellos mismos podrán tener si desaparecen estas masas de árboles. Igualmente, están preocupados al ver que tanta tecnología de la que están rodeados no impide que cada año se quemen más hectáreas de monte. Pero sus reflexiones van más allá: se preguntan sobre qué herencia vamos a dejarles, y qué tipos de árboles tendrían que replantarse para que no ardieran tan fácilmente como lo han hecho “estos pinos”. Y es que, según ellos “nos creemos que vamos a dominar el mundo y en dos días nos quedamos sin monte”.

En abril se realizó una excursión por la zona afectada entre Ejulve y Aliaga, y lo más interesante de ello es que iban niños y adolescentes, para realizar un recorrido de más de 15 Km. Es de valorar y felicitar el esfuerzo y el interés por “sus montes”: ellos son los futuros gestores de nuestro legado.
En España, desde los años 70 se llevan realizando campañas sobre prevención de incendios muy efectivas, dirigidas a todos los públicos. De hecho, en Teruel, la mayor parte de los incendios (53.4%) no son provocados por el hombre (ya sean por negligencias o intencionados), sino que son producidos por rayos.
Sin embargo, en los nuevos planes y programas de educación primaria y secundaria, escasamente aparecen textos de agricultura, ganadería e incendios. Son tan necesarios los nuevos estudios como la sabiduría de nuestros antepasados referente a la gestión del medio natural. Es tan importante y necesario un agricultor–ganadero, como una persona con título universitario en cualquier rama. Si desde niños adquieren formación sobre naturaleza, su gestión y la necesidad de implicarse en su conservación, todo este conocimiento lo pondrán en práctica cuando sean los profesionales del día de mañana.
Este abandono del campo, antes mencionado, y la necesidad de concienciación en las nuevas generaciones hacen que sean necesarios nuevos métodos de impacto mediático. Es particularmente necesaria una concienciación especial para escolares, realizar campañas sobre prevención de incendios y cuidado de los montes con algún método novedoso y atractivo. Un ejemplo, Smokey Bear, el oso de color marrón y pantalones vaqueros que conocemos el día de hoy, es la imagen de una de las campañas estadounidense de servicio público más exitosas de todos los tiempos. USDA Forest Service, la agencia nacional a cargo de la conservación forestal, decidió invitar al público infantil a participar en la lucha de prevención de incendios forestales. La difusión de ese mensaje es lo que ha hecho de Smokey Bear un oso tan especial. Este oso les dice a los niños (y nos dice a todos): "Sólo tú puedes prevenir los incendios forestales”.
Julia Escorihuela
Colectivo Sollavientos

lunes, 7 de junio de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (II)





LA PLANIFICACIÓN EN LA RESTAURACIÓN DE ZONAS QUEMADAS

Durante esta primavera los medios de comunicación han informado sobre el plan de restauración de zonas quemadas presentado por la Dirección General de Gestión Forestal. De forma casi unánime, la mayoría de estas informaciones resaltaban la importante cuantía de las inversiones y los empleos que dichas actuaciones crearán. En un interesante artículo (DT, 20/04), José Manuel Salesa ha puesto de manifiesto la falta de una respuesta coordinada y transversal para paliar el enorme impacto socioeconómico de los incendios de este verano en lo que, desde muchos sectores de la sociedad turolense, consideramos que debería ser una respuesta dinamizadora y de desarrollo rural.

La Dirección General puede alegar que, en cumplimiento de sus competencias, ha diseñado un plan de restauración para paliar el impacto ambiental de los incendios. Sin embargo, partiendo de los pocos detalles que han transcendido sobre las características técnicas de dicho plan, es de temer que tampoco cumplirá estos objetivos ya que, de entrada, de lo único que se ha informado ha sido de una relación genérica, mezcla de actuaciones de restauración, prevención, extinción e incluso de divulgación, acompañados de una amplia y generosa promesa presupuestaria.


Si nos centramos en los objetivos ambientales, las actuaciones de restauración de zonas incendiadas deben planificarse atendiendo al impacto ecológico originado por el incendio. El análisis y valoración de estos impactos (y de los riesgos asociados) debería realizarse para definir actuaciones urgentes de mitigación y rehabilitación apropiadas y específicas para cada situación. En una primera fase los objetivos que deberían plantearse son la estabilización de las zonas afectadas para prevenir procesos de degradación, especialmente la erosión de suelos, y minimizar los riesgos derivados del incendio, como pueden ser la proliferación de plagas o afecciones directas sobre personas o infraestructuras. Por tanto, el punto de partida de un plan de restauración debe ser un análisis del impacto del incendio, con la identificación de las áreas más vulnerables para acometer actuaciones urgentes, a ser posible antes de las primeras lluvias de otoño.

En esta fase también se deberían analizar los posibles tratamientos a realizar con la madera quemada. Actuaciones que en muchas ocasiones implican un difícil equilibrio entre rentabilidad económica, impacto ecológico y demandas sociales. La retirada de la madera quemada requiere tipos de actuación diferenciados, según los objetivos y los riesgos, y una cuidadosa ejecución ya que esta operación puede producir más erosión que la derivada del propio incendio. Por ello, en las zonas más sensibles también debe ser considerada la no acción, al igual que para fomentar heterogeneidades en el paisaje.

Superada la primera fase de prevención de riesgos, el objetivo debería centrarse en asegurar la recuperación de la cobertura vegetal e incrementar la resistencia y resiliencia (capacidad de sobreponerse a la perturbación) del monte frente a nuevos incendios.
En Teruel los incendios de este verano resultan especialmente graves ya que han afectado a masas con una capacidad de regeneración prácticamente nula (pinares de pino silvestre y pino laricio) o a pinares de pino carrasco que, si bien presentan un buen potencial de regeneración, éste puede verse afectado por la aridez de algunas zonas. Limitaciones a las que hay que añadir la abruta orografía, la climatología, la intensidad del fuego y la gran extensión de los incendios que dificultará la diseminación de propágulos desde el perímetro no afectado.

Al cabo de unos años, si un diagnóstico sobre el grado de recuperación de la vegetación confirmase la escasa regeneración, se procedería a diseñar actuaciones de revegetación. Actuaciones que no necesaria o exclusivamente tienen que ser masivas repoblaciones. Así, el apoyo a procesos de restauración pasiva puede constituir un complemento y una aproximación eficaz y más barata que masivas plantaciones para las cuales, pese a su elevado coste, cabe augurar unos pobres resultados. Esta fase permitiría definir la composición específica de los montes y la distribución de las nuevas masas arboladas, favoreciendo la biodiversidad y heterogeneidad paisajística. Será, por tanto, el momento adecuado para decidir el modelo de paisaje y de aprovechamientos que esperamos de nuestros montes en un contexto de nuevos retos (cambios socioeconómicos y climáticos). Pero esta decisión debería partir de un proceso de participación activa, en busca de un consenso y colaboración con los agentes sociales implicados en la gestión, aprovechamiento, uso y disfrute de nuestros montes.

Los incendios de este verano han supuesto unas pérdidas irreparables en nuestro patrimonio, hagamos entre todos que el proceso de restauración sea una oportunidad para diseñar montes más diversos, resistentes y resilientes a los incendios, adaptados a las nuevas amenazas derivadas del cambio climático y con unas posibilidades de aprovechamiento sostenible de sus bienes y servicios… y que dicho proceso sirva para dinamizar a nuestros pueblos.

José Antonio Alloza
Colectivo Sollavientos

lunes, 31 de mayo de 2010

EL FUTURO DE NUESTROS MONTES. LOS INCENDIOS FORESTALES EN LA PROVINCIA DE TERUEL (I)




FUEGOS Y DESIERTOS

En los últimos veranos estamos comprobando cómo, cada vez que se produce un gran incendio, hay un amplio despliegue de medios informando sobre sus efectos y del operativo movilizado para su extinción. Este verano, a la angustia y pesar que suponía ver arder miles de hectáreas de nuestros bosques, se añadió la alarma social derivada del desalojo de pueblos enteros y la irreparable pérdida de vidas humanas. Ahora, transcurridos ya varios meses, ha cesado el impacto mediático pero permanece el paisaje desolador y las graves pérdidas económicas y ecológicas.

En los grandes incendios la magnitud de los daños obliga a las administraciones a establecer líneas de ayuda para, aplicando el precepto constitucional de solidaridad, paliar las pérdidas. Líneas que, en función de las administraciones, pueden ser atendidas con mayor o menor rapidez y generosidad. Así, poco después de los incendios de este verano se establecieron ayudas específicas en Cataluña, Canarias, Castilla-León. Al parecer, la singularidad socioeconómica y ambiental de nuestras zonas quemadas no ha sido motivo suficiente para merecer una actuación específica y coordinada.

Se podrían aportar datos y evaluaciones sobre la magnitud del impacto de estos incendios en sectores como el turismo, la madera o la agricultura. Pero quizá un ejemplo ilustrativo de nuestra singularidad sea lo ocurrido con el sector ganadero, donde las pérdidas de pastos no han sido compensadas a los ganaderos, en lo que no deja de ser una paradójica marginación y agravio a un sector fundamental en nuestro medio rural.

Los efectos ambientales también son significativos. En otros ámbitos mediterráneos el fuego no suele originar un desastre ecológico ya que su vegetación ha desarrollado mecanismos de adaptación a esta perturbación. Sin embargo, el actual paisaje forestal turolense (al igual que otras zonas del interior peninsular) es fruto de los cambios socioeconómicos de las últimas décadas y está caracterizado por la continuidad y la acumulación de combustible. Esta situación está favoreciendo incrementos en la extensión, recurrencia e intensidad de los incendios, así como una mayor incidencia en zonas poco habituadas al fuego (cómo las zonas más mesomediterráneas de los incendios de Aliaga y Castelfrío), situaciones que pueden desencadenar procesos irreversibles de degradación. En nuestro contexto, la recuperación de las zonas quemadas tiene importantes limitaciones: suelos poco profundos, pendientes elevadas; limitaciones climáticas que ralentizan el crecimiento vegetal y, por tanto, dejan al suelo expuesto durante más tiempo a los agentes erosivos; comunidades vegetales singulares y muy frágiles (más de 2.000 ha de superficie quemada en espacios protegidos); miles de hectáreas quemadas con pino silvestre y laricio, especies prácticamente sin capacidad de regeneración después del fuego; alta intensidad de los incendios, afectando al banco de semillas; gran extensión de superficies a las que no pueden llegar los propágulos de dispersión desde las zonas limítrofes.

Limitaciones que todavía pueden verse agravadas por efecto del cambio climático. Contrariamente a lo que se pueda suponer, despoblación y abandono del mundo rural no serán garantía de conservación de nuestro medio natural. Al contrario, las previsiones apuntan a que, si entre todos no lo remediamos, la provincia puede sufrir nuevos y graves procesos de desertificación ambiental que retroalimentarán el proceso de abandono y marginalidad del territorio.

Realmente el escenario futuro puede resultar alarmista, pero todavía estamos a tiempo de evitarlo aplicando nuevas estrategias de gestión del territorio. Únicamente mediante medidas de apoyo integral al desarrollo rural se podrá romper la dinámica entre fuego y desertización. Por el contrario, si realmente no se afronta la problemática rural en su integridad, de poco servirán millonarias inversiones en medios de extinción o en restaurar zonas quemadas con planteamientos del siglo pasado. Ahora es el momento de anticiparnos al cambio.

Conscientes de la gravedad del momento, desde Sollavientos vamos a iniciar la serie de artículos “El futuro de nuestros montes. Los incendios forestales en la provincia de Teruel” con propuestas, ideas y opiniones para que, desde la reflexión y análisis sosegado, se promueva un debate en la sociedad turolense que nos permita abordar con garantías de éxito la recuperación de las zonas quemadas. Debate que no pretende cuestionar o suplantar al cuerpo técnico del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, al contrario. Pretendemos enriquecer puntos de vista y aportar experiencias y conocimientos para que, entre todos, se puedan volver a teñir de verde nuestros montes.


José Antonio Alloza
Colectivo Sollavientos