Gonzalo Tena Gómez*
Voces expertas afirman que actualmente se usan unas
7000 lenguas sobre la faz de la Tierra. La que estoy utilizando es una de
ellas, una lengua potente y vigorosa, en expansión por el mundo. La lengua
aragonesa, por su parte, sin más apellidos para engordar siglas mareantes, es
otra, pequeña, que entronca con la
tradición hablante de gran parte del territorio de Aragón y más allá, y lucha
por mantenerse y abrirse paso en un mundo que parece circular en dirección
contraria, reforzado por una nefasta legislación autonómica al respecto.
Defienden, usan y promueven conscientemente esta lengua autóctona, entre otros,
lingüistas, gente de inspirada pluma poética y narrativa, maestros y maestras,
padres y madres y escolares (algunos de estos han participado en la elaboración
de vídeos y cortos cinematográficos premiados).
Entre los días 23 y 25 del mes de julio ha tenido lugar en Huesca el XXIV Congreso de Lenguas y Culturas
Europeas Amenazadas. El aragonés ha sido la lengua anfitriona y han sido
convidadas a hacerse escuchar el
castellano, el francés y el inglés, en
defensa de otras lenguas menos privilegiadas: gaélica (Escocia), sarda
(Cerdeña), asturiana, de Xálima (Cáceres), provenzal (Francia), véneta (Italia),
abaza (Cáucaso), valona (Bélgica y Francia) y aragonesa, y de los dialectos
mentonasco (Menton, Francia), barranqueño (Portugal) y murciano. La
significativa pujanza del porcentaje de vascohablantes en los últimos años,
expuesta por Patxi Baztarrika , viceconsejero
de Política Lingüística del País Vasco, así como el mensaje de apoyo al
aragonés de nuevos cargos salidos de las recientes elecciones municipales y autonómicas, infundieron
nuevos aires esperanzadores en la superación del actual impasse jurídico de la lengua aragonesa y en el encauzamiento definitivo
hacia su normalización, a la cual ya contribuye hasta la Universidad japonesa
de Kioto.
El eminente romanista suizo Michael Metzeltin, de la Universidad de Viena, en una exposición
equilibrada y brillante, nos explicó “cómo hacer que las lenguas amenazadas
sobrevivan”: la clave está en la voluntad de los usuarios en emplearlas
comunicativamente, como expresión cultural y en verlas como señas de identidad.
Y esta voluntad, podríamos añadir ahora, puede ser despertada y estimulada. Por
su parte, Diegu Corraine, presidente
de la Asociación en defensa de la lengua sarda y partidario de su unificación,
situó la lengua en el centro de la identidad de un pueblo, de la cual surgirían
las políticas concretas en pos de su normalización. Y Marsaili Macleod, virtuosa cantora en lengua gaélica, de la
universidad de Aberdeen & Soillse, afirmaba que las lenguas pequeñas
precisan de grandes intervenciones, en referencia al gaélico en Escocia, que
puede hacerse extensible al aragonés en Aragón.
Desde el Colectivo Sollavientos queremos felicitar
al Consello d’a Fabla Aragonesa por
la exitosa organización de este Congreso y hacer patente nuestro más firme
apoyo a todas las personas que defienden y promueven el aragonés, que consideramos
también lengua nuestra, así como a toda la diversidad lingüística sobre el
planeta.
* Colectivo Sollavientos