miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL PASTOR DE ANDORRA, SIEMPRE EN NUESTRO RECUERDO

 Fotografía cedida por: Cuaderno Comarcano " José Iranzo, el Pastor de Andorra. Un siglo de jota", del CELAN (Centro de Estudios Locales de Andorra). 





Teruel es sin duda una tierra muy especial y, como tal, cría una clase de seres vivos (plantas,  animales y personas) también muy particulares. Somos pocos, a veces mal avenidos; poco dados al autobombo y mucho a la autoflagelación; poco propensos a las grandes iniciativas endógenas, y mucho a esperar las que pudieren caer del cielo; austeros, escuetos, escépticos, resilientes como la sabinica que nace de la piedra...

Nos enternece y nos enorgullece, como turolenses, recordar a José Iranzo, el Pastor de Andorra. 
Nos alegró que pudiese celebrar su 100º cumpleaños en compañía de su mujer de la misma edad, cogidos de la mano.
Nos gustaba escuchar cómo calificaban de “natural” su forma de cantar (¿cómo iba a ser, si no: ”académica”?). 
Nos admiraba que recorriera el mundo cantando jotas en inglés y volviese luego rápidamente a ver cómo estaban sus corderos. 
Nos apasionaba ver como vivió en plenitud en el mundo sin abandonar nunca las raíces que tenía en su masada.

Nos unimos  a las gentes de Andorra en un recuerdo emocionado a este turolense sin fronteras. 

Descanse en paz.













domingo, 27 de noviembre de 2016

La muerte del río Ebro




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El Ebro se está muriendo y la sociedad española no es consciente del difícil futuro que nos espera. El agua es vida, pero el Ebro cada día lleva menos agua. Veamos datos. En el año 2015, el agua que aportó al Mediterráneo fue de 8.700 Hm3, que son menos de la mitad que la aportaba al Mediterráneo en la década de 1990-2000. Entre 1900 y 1920 la media del agua que el Ebro aportaba al mar era de 20.000 Hm3.
Bastantes afluentes del Ebro están en situación catastrófica. Los ríos Cinca y Ésera están en emergencia, mientras que el Segre, Noguera Pallaresa, Iregua, Jalón, Jiloca, Huerva, Martín y Guadalope están en alerta hídrica. El caudal que estos afluentes aportaron al Ebro en el año 2015 fue: Cinca 1.721 Hm3, Segre 1.521, Arga 1.318, Ega 458, Gállego 361, Jalón 86,4 y el río Aragón 818.
La principal fuente de consumo de agua en la cuenca del río Ebro es la agricultura y fundamental la de regadío. En la cuenca del Ebro se está llevando de una forma irresponsable la expansión del regadío, de forma que se ha pasado de 700.000 ha a finales del siglo XX a las 900.000 Ha en la actualidad. Además hay planes para llegar a 1.100.000 ha si seguimos los planes de expansión del regadío en Navarra y Aragón.
Actualmente hay en España unos 3.600.000 Ha de regadío y si se siguiera las recomendaciones de los técnicos hídricos se deberían bajar a los 3.000.000 de Ha, en vez de llegar a los 4.000.000 millones. El objetivo recomendado es bajar las Ha en regadío y proceder a una mejora de calidad de estos regadíos con la implantación de técnicas modernas, en vez de seguir regando a manta, con lo cual el despilfarro es total.
El consumo de agua que generan las 900.000 Ha de regadío del valle del Ebro es de 7.681 Hm3. Dándose casos tan espectaculares e irracionales como el cultivo de arroz en los desiertos de las Bardenas (Navarra) y los Monegros (Aragón), con más de 1.100 Ha en cada uno de estos desiertos. Al mismo tiempo que en los Monegros se está también produciendo maíz transgénico para ser vendido de forma mayoritaria a los Estados Unidos.
A lo largo del valle del Ebro se encuentran situadas ocho centrales de ciclo combinado y dos centrales nucleares que cuando están en funcionamiento consumen el 8% del caudal del río.
Otros factores que favorecen este descenso hídrico serían la disminución de las escorrentías en las cabeceras de los afluentes del Ebro como consecuencia del aumento de la superficie forestal. Otros factores serían la falta de nieve y de lluvia cada año más palpable en todo el Pirineo y esto es debido al cambio climático, siendo esto consecuencia de la acción del hombre.
El valle del Ebro está sufriendo el cambio climático, vemos no sólo la disminución de nieve y lluvia, sino que se está produciendo unos cambios profundos en el régimen de la pluviosidad, pues se dan lluvias en determinados momentos de forma muy intensa produciendo graves daños y que hace que estas lluvias torrenciales impide la mayoría de las veces retener esa agua para que fuera aprovechada posteriormente.
Debemos saber que el río Ebro sufre ya ocho trasvases que le detraen anualmente 138 Hm3. Todo esto sin tener en cuenta los proyectados trasvases a Barcelona y región levantina, proyectados por el PSOE (José Borrell) de 1.850 Hm3 o el del PP (Jaume Matas) de 1.050 Hm3 y que por fortuna no se han hecho, pero que están ahí amenazantes.
Una de las primeras consecuencias de esta falta de agua en el río será la desaparición del delta del Ebro, zona natural de producción del arroz, que estamos dejando morir, además de ser un gran humedal y un espacio natural único y referente. Dos son los motivos que harán desaparecer el delta, por un lado, el crecimiento del nivel del mar Mediterráneo, y por el otro, la cada vez menor aportación de agua y limos del Ebro, que provoca que el mar entre en el cauce del río, como ya sucede actualmente en sus últimos 35 km.
Como vemos, el cambio climático ya está aquí con una menor cantidad de lluvia, siendo esta de forma más irregular y muchas veces de manera torrencial. Al mismo tiempo, podemos comprobar el aumento de las temperaturas que ya estamos sufriendo y que está en el origen de un aumento de la desertización de todo el territorio español, en consecuencia también del Valle del Ebro que además por sus características será una de las zonas que más sufrirán este proceso.
Las previsiones científicas prevén una disminución de su caudal actual de otro 50% a finales del siglo XXI, lo que va a provocar que el valle del Ebro tenga graves déficits hídricos, que conllevaran a una modificación muy sustancial de las formas de vida en el valle.
Los modelos neoliberales económicos y medio ambientales que dirigen el mundo nos llevan al desastre. Su único interés es ganar más y más dinero, sin entender que el planeta Tierra y el agua son bienes finitos y escasos y el cuidado ecológico es imprescindible para la supervivencia del hombre.


domingo, 20 de noviembre de 2016

¡Ya esta ratificado París!



Javier Oquendo*


Estos últimos días ha sido noticia, aunque no de las destacadas y con las que comienzan los telediarios, que se había ratificado el Acuerdo de París. Como casi todo el mundo sabe este Acuerdo hace referencia a la lucha contra el cambio climático o, lo que es lo mismo, a cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y crear mecanismos de adaptación al cambio que ya es irreversible. Este acuerdo se ratifica cuando el 55% de los países participantes, y que sumen el 55% de las emisiones mundiales, lo aprueban en sus parlamentos o en sus gobiernos.

Lo que se recoge en el citado acuerdo, como más concreto es el compromiso de no superar los 2º C. en la temperatura media del planeta y la aportación de 100.000 millones de dólares  para compensar a los países en vías de desarrollo que vean dañadas sus economías por generar menos emisiones o por las catástrofes producidas por el aumento de la temperatura. También recoge de forma contundente y sin vaguedades que el cambio climático es una realidad:  “Conscientes que el cambio climático representa una amenaza apremiante y con efectos potencialmente irreversibles para las sociedades humanas y para el planeta y, por tanto, exige la cooperación mas amplia de todos los países…con miras a acelerar la reducción de las emisiones….” ; esta afirmación representa sin duda un avance significativo frente a la ambigüedad manifestada en otras cumbres.

Luego se hacen muchas recomendaciones y sugerencias, se anima a los países a ser transparentes y ofrecer datos fiables, pero de una forma demasiado genérica, como han denunciado muchas voces críticas con este acuerdo. Se dice del mismo que: (1) falta una hoja de ruta para lograr los objetivos; (2)  no se adoptan medidas para la descarbonización de la economía; (3) falta de números y compromisos concretos;  (4) los objetivos nacionales no son vinculantes;  (5) no prevé sanciones por incumplimientos;  (6)  los países en vías de desarrollo no pueden demandar por daños y prejuicios.

La duda es si la recién comenzada cumbre de Marrakech dará respuesta a todas estas lagunas o volverá a repetir los mismos errores que las anteriores. Pues hemos de ser conscientes de que la solución no es fácil, y luchar contra el cambio climático exige un cambio de modelo productivo y de consumo, un cambio en el uso de los combustibles fósiles, y terminar con la cultura del despilfarro y la creencia en que los recursos son ilimitados. 

El compromiso primero es de los países y de los grandes productores, pero implica un cambio de los consumidores y en sus hábitos y sus modelos de vida de cada una de las personas. El reto es si seremos capaces de hacerlo:  no por miedo, sino por respeto a las futuras generaciones; no por evitar el catastrofismo, sino por la propia salud; no por imposición, sino por convicción;  no por esnobismo, sino porque realmente estamos ante uno de los retos mas importantes de nuestro tiempo.

El acuerdo de París debería ser el acuerdo de todos los ciudadanos pero con acciones y compromisos concretos para reducir las emisiones de CO2 y para adaptar los hábitos de vida y consumo a las exigencias del Planeta y, por tanto a la forma de vivir en esta casa común.



*Colectivo Sollavientos


miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA PEOR DESPOBLACIÓN





Javier Oquendo*

Mucho se habla en estos últimos tiempos, entendiendo como tal veinte años atrás, sobre las estadísticas de ciertas zonas de España, la disminución de sus habitantes, la limitación o desaparición de sus nacimientos, el elevado índice de mortalidad,  la creación de desiertos demográficos y cosas similares sacadas del INE o de estudios numéricos sobre tasas de población. 
Siendo cierto que es necesario tener estas referencias, casi siempre planteadas desde aulas o gabinetes que se encuentran en núcleos urbanos, en ocasiones demasiado poblados, no es menos cierto que se deberían abordar otras visiones menos científicas, pero quizás tan necesarias o más para comprender el verdadero drama de la despoblación en ciertas áreas rurales.
Lo peor es la despoblación de ilusiones, cuando en los núcleos pequeños se pierde el sentido de para qué mantener las cosas si nadie las va a disfrutar, sino vale la pena seguir mejorando porque no hay futuro y para qué dedicar esfuerzos y tiempo a un proyecto que tiene los días contados. Pasar los días con la esperanza de que toque la lotería de un proyecto que cambie las cosas es algo tan lejano e irreal como que el gordo caiga donde nadie ha comprado boletos.  Desde fuera se aportan ilusiones  tan transitorias que duran lo mismo que un espejismo.
Lo peor de la despoblación es la dispersión, pero no sólo de las personas por un territorio, sino de las ideas, de los anhelos, de los proyectos comunes. Las iniciativas quedan tan lejanas unas de otras, que cuesta darles cohesión. 
Lo peor es la despoblación de talento, pues al reducirse el número de pobladores, la simple estadística dice que el talento de los que quedan es menor, pero no tanto me refiero a esto como a que la mayoría de los jóvenes con capacidades salen a realizar sus estudios a la universidad y suele ser un camino sin retorno; su cualificación y su vocación tiene que realizarse en otros espacios o en todo caso con desplazamientos esporádicos para realizar su tarea desde los núcleos urbanos más próximos. La mayor pobreza de la despoblación es la pérdida de talento en el mundo rural.
La peor es la  despoblación del localismo, del hacer creer, para mantener los núcleos o los territorios, que no hay nada mejor y que todo lo que puede ser bueno se encuentra allí.  Una cosa es la identidad, el amor a la tierra y a las raíces y otra muy distinta no querer o que no quieran que se vea mas allá de las narices, no dejar mirar hacia afuera pensando que es renunciar a lo propio. 
Estas son las despoblaciones que siente el nuevo poblador y que le hacen desistir en muchos casos de su búsqueda de tranquilidad, de espacio abierto, de naturaleza. Todo ello lo encontrará, sin duda,  pero acompañado de estas rémoras ante las que hay que estar acostumbrado o acostumbrarse.
Es posible un cambio de tendencia, pero lo más importante no es acrecentar el número de pobladores en las estadísticas, ni aumentar la natalidad, cosa por otra parte complicada, sino vencer estas despoblaciones mentales y emocionales, que hacen difícil el asentamiento. 






*Colectivo Sollavientos

miércoles, 9 de noviembre de 2016

MARCHA SENDERISTA: CAMINO DE LOS PILONES / ALLEPUZ-VILLARROYA DE LOS PINARES


El próximo domingo día 13 desde la Comarca del Maestrazgo han organizado una marcha senderista entre Allepuz y Villarroya.
Al finalizar después de comer, Jose Ramón Sanchís  dara una charla sobre el Camino de los Pilones.