¿Cómo relacionar el jamón con nuestro léxico aragonés? Patrimonio gastronómico (material, degustativo) y patrimonio oral (cultural, inmaterial). Ya está. En torno al primero hay una sección bien nutrida del segundo: toda una serie de palabras y expresiones empezando por “matapuerco”. Quede claro que nadie está obligado a consumir el primero ni a indagar en el segundo, pero unas cuantas personas sí que lo hacemos y las indagadoras nos dimos cita en una magnífica jornada en Calamocha, el 30 de septiembre, por iniciativa del Centro de Estudios del Jiloca (CEJ), al que estamos muy agradecidos.
Tras la preceptiva presentación de la jornada por Mercedes Rubio, presidenta del CEJ; Juan Pablo Martínez, presidente de la Academia Aragonesa de la Lengua (AAL); Antonio Abad, diputado provincial, y Sheila Serrano, del Consejo Comarcal, tiene lugar la conferencia inaugural de José M.ª de Jaime, que nos da una visión panorámica sobre los trabajos de recopilación del léxico aragonés en el valle del Jiloca. Nos recuerda la sacudida a la conciencia aragonesa que supuso la irrupción de “Andalán”, y, entre otras cosas, que el filólogo valenciano Emili Casanova ha estudiado los aragonesismos en el valenciano y los valencianismos en el aragonés. Y que en la comarca han surgido hasta 28 revistas culturales locales: “Azafrán”, “El Pairón”, “Grama”, “Dijendas”, “El Prau”, “Cantalobos”, “Gileta”...
David Pardillos, profesor, investigador medievalista y aragonesista entusiasta, nos ilustra la Historia de la Lengua con la interesante conferencia “El aragonés, lengua del reino de Aragón en la Edad Media y su impronta en el noroeste de la provincia de Teruel”. Nos cuenta que el aragonés central fue el que se extendió a Zaragoza y al sur del reino y que el sustrato aragonés pervive en el dialecto panocho de la Huerta de Murcia y en el lenguaje de la Serranía de Valencia. Que la cosa empieza a torcerse para la pervivencia del aragonés en 1410, con el Compromiso de Caspe, que abre las puertas a la dinastía castellana de los Trastámara. Así, desde 1270, tras abandonar el latín, la Cancillería Real y los notarios habían redactado sus documentos en aragonés, hasta el siglo XV, en que se sustituye por el castellano.
De gran nivel fue la exposición de Emilio Benedicto y Mercedes Rubio sobre el léxico metalúrgico del valle del Jiloca en los siglos XVII y XVIII. Los técnicos caldereros, que trabajaban el cobre, provenientes de la Auvernia francesa y después los vascuences metalúrgicos del hierro dejaron su impronta en el habla del valle.
Tras la pausa-café llega el turno de las comunicaciones sobre la promoción y las iniciativas ciudadanas. Rompe el fuego en el cálido salón Chabier de Jaime para relatar en aragonés las vicisitudes de la Colla de Fablans d’o Sur d’Aragón y su sección valenciana y el rodaje de la revista literaria “Ruxiada” (Teruel, 1989-1998), con la aportación fundamental de Chusé M.ª Cebrián Muñoz y un recuerdo a Chesús Ánchel de Jaime Lorén.
Marco Negredo, activista, investigador y divulgador del léxico aragonés en las Cuencas Mineras (“O fablar de Fuenferrada”), nos comunicó la importancia de bolligar conzencias, el valor fundamental de la conzorzia (debate) al respecto y la necesidad e importancia de recopilar también la toponimia, no menos amenazada que el resto del léxico. Nos recordó las clases de aragonés en Andorra en 1990 por parte de la Colla de Barfulaires y como La SER suspendió las emisiones en lengua aragonesa, considerando la fabla una lengua muerta (por si acaso revivía).
Javier
Lozano, de la Asociación Cultural El Hocino, nos ofreció una
brillante e impagable ponencia sobre la puesta en valor del
vocabulario de Blesa y su redolada. Nos recordó la la
labor del recopilador y articulista General (nombre propio) Forniés
Calvo, regeneracionista y autonomista nacido en 1864 en Blesa. El
ponente nos mostró las enormes posibilidades de la informática en
el estudio del léxico.
A mediodía le tocaba presentarse a la Academia Aragonesa de la Lengua, que tuvo su primer pleno el 1 de octubre de 2021. Fue a cargo de su presidente Juan Pablo Martínez, quien nos recordó la primera Ley de Luengas de 2009 del Gobierno de Aragón. L’Instituto de l’Aragonés es un órgano de la Academia con una serie de funciones fundamentales entre las que se encuentra la de fijar la normativa de la lengua. Está formado por 9 miembros. L’Institut Aragonès del Català es el otro, formado por 7 miembros. El hecho de que la Academia haya fijado una cuarta ortografía por votación de sus componentes para la lengua aragonesa avivó el debate final en el sentido de que varios de los asistentes mostraron su perplejidad, reticencias y rechazo a la iniciativa: ¡una lengua que intenta sobrevivir, con 4 ortografías! J. Pablo Martínez explicó cómo se había desarrollado el proceso de fijación de la ortografía de la Academia.
Llega el momento poético a través de las voces de Chusé Carlos Laínez, Carmen Soguero y Andrés Castro: sensibilidad, delicadeza, pasión.
Y a continuación, comida excelente de picoteo, buen vino de la tierra y algarabía comunicativa.
Volvemos al acogedor y recalentado salón de actos contiguo a las salas superiores del Museo Etnológico, que hemos visitado previamente: muy bien expuesto.
Comienza la serie de ponencias sobre léxicos locales. Pascual Miguel nos muestra la realidad viva del habla de Gallocanta y nos advierte de que estamos en la última fase de aculturación del habla y en peligro de perder el patrimonio toponímico. Nos regala las palabras bauba (abubilla), bosar (pagar) y robo (medida de áridos). Menciona el chipranesco o habla de Chiprana.
Dabi Lahiguera Albericio hace lo propio con el hablar del Moncayo, con Tarazona como población destacada. Rechaza el hecho de estar emporcaus de nazionalismo en torno a la investigación de las hablas.
Migalánchel Martín, tirando de humor y de una pizarra en la que un colaborador iba apuntando las palabras comentadas recogidas en su lucha contra el olvido del léxico autóctono de Pancrudo, cita: alufres, androminas, apenerido, azeplinar, bizcota, clapiza, disbulgá-se…
Francisco (Fran) López, profesor de música, savia joven y optimista, comenta aspectos gramaticales de su lengua materna, originaria de Pitarque: el sufijo diminutivo -iquio, la frase hecha ir como un cendal (mal ataviado)… Cita el Cancionero Popular Turolense de 1900.
Chabier Benedicto nos refiere la herencia lingüística aragonesa de sus dos familias, originarias de Alacón y de Valconchán.
Tras la nueva pausa, Gonzalo Tena expone sus observaciones lingüísticas en torno al habla de Aliaga, comentando palabras y expresiones recopiladas en “Se ha dicho en Aliaga”, publicado en 2020. Incide en el fenómeno de la improvisación y deformación en algunos casos y en la existencia de dichos individuales, dignos de recopilación y estudio.
Concha Utrillas nos habla de sus palabras de Celadas, recogidas en el volumen “Palabras y frases del habla de Celadas”, encontradas en los recuerdos de su familia, convecinos y en los propios.
Andrés Castro en su presentación de “Anotaciones sobre el léxico de Villar del Salz” nos habla sobre jugar a la estornija y cita la frase de Tolkien “Bienvenidos a la Torre de Babel”, sobre la riqueza de la diversidad lingüística.
Y Pilar Edo Hernández, arqueóloga residente en Bañón y componente del Centro de Estudios del Jiloca, incide en el aspecto humano de los contactos para la replega del vocabulario glosando el título “Palabras en el olvido: el léxico de antaño en Bañón. 15 años de nuestra Replega”. Lamenta la ausencia de su compañero José Antonio.
Con cierto inevitable retraso tiene lugar la Mesa de debate y la Clausura de la jornada. Intervienen Javier Lozano (A. C. El Hocino, de Blesa), Esperanza Gonzalo (filóloga de Calomarde) y Chabier G. Flórez (A. C. La Replaceta de Calatayud). Presenta Chabier de Jaime que plantea la situación en que nos encontramos respecto a la recuperación del léxico aragonés, los retrocesos sufridos y el “hacia dónde vamos”. Javier manifiesta su pesimismo, Esperanza su preocupación por la microtoponimia y Chabier G. cita la implicación de la población mudéjar en el aragonés del sur e insta a treballar a tornachunta. Hay intervenciones de la asistencia incidiendo en la instancia de Chabier y en el papel del entusiasmo, mostrado por ponentes jóvenes, para la transmisión de la vocación investigadora.
Finalmente llega la actuación musical de Elena Martínez (magnífica voz y percusiones) y Chabier Crespo (acordeón) presentando el libro de relatos “Basemias d’as viladas foscas”).
Los medios de la prensa aragonesa invitados no hicieron acto de presencia. Sí que asistió Calamocha TV y unos días después Diario de Teruel publicó una crónica de la jornada.
Gonzalo Tena Gómez
Colectivo Sollavientos