jueves, 29 de agosto de 2019

CRECIMIENTO versus BIENESTAR (V): “HACIA UN NUEVO MODELO ENERGÉTICO”





Cualquier reflexión sobre los sistemas energéticos debe partir de la premisa de que la energía es un bien escaso, y su producción, sea por el sistema que sea, es costosa y difícil de almacenar, por lo que tiene que estar generándose de forma permanente. También es importante considerar, a la vez, que es un bien básico y de utilidad pública, por lo tanto, que debe estar accesible para todos, independientemente de su condición económica o social. Desde estos presupuestos se debe abordar la reflexión del modelo energético más adecuado para una sociedad, que debe apostar por la sostenibilidad si quiere tener futuro.

La mejor energía, la más barata y la que menos contamina es la que no se consume. Por eso el ahorro y la eficiencia deben ser los pilares de un nuevo modelo. Se trata de encontrar e implantar sistemas lo más eficientes posible, que no desperdicien, como ocurre en el modelo actual. Se calcula que éste, en el transporte y la distribución, consume una parte importante de la energía generada, sobre un 10%, lo que puede suponer en España unos 1.700 millones de euros anuales, que se pagan entre todos los consumidores. Mientras estos costes se carguen en la factura directamente, las grandes compañías no se van a preocupar de reducir estas pérdidas. También hay que considerar la eficiencia de los aparatos utilizados, en algunos muy escasa y, por tanto, con grandes consumos. La movilidad hay que reorientarla desde un uso abusivo de transporte individual hacia propuestas más comunitarias y hacia medios que no consuman energía. La construcción debe hacerse bajo parámetros de mejor aprovechamiento de la energía y menos pérdidas, mediante el aislamiento térmico de los edificios nuevos, rehabilitando todos aquellos que son poco eficientes y apoyándolo con ayudas adecuadas a la renta de sus usuarios.

En esta búsqueda de la eficiencia se debe tender a redes inteligentes que supongan la utilización de tecnología informática para optimizar la producción y distribución, con el fin de equilibrar la oferta y la demanda. Ello pretende aportar un sistema que optimice todo el proceso y redunde en un ahorro significativo. La irrupción de las energías renovables ha cambiado los flujos de la energía en la red eléctrica, pues los usuarios no solo consumen, sino que también producen, por lo que el flujo es bidireccional. La red inteligente gestiona este flujo y ayuda a ahorrar energía, a reducir costes e incrementar la usabilidad y transparencia del proceso.

Es imprescindible el abandono de los combustibles fósiles, por su alto potencial contaminante, tanto en sus emisiones de CO2, que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático, como en las partículas emitidas que contaminan el aire que respiramos. Se tiene que hacer una apuesta decidida por las energías limpias o menos contaminantes. Hay un gran potencial en la geotermia, que no está desarrollado, o en la energía que puede producir el mar, así como en el aprovechamiento del sol y del aire, siempre de forma eficiente y con el menor impacto paisajístico posible. Pero, avanzando hacia un consumo de proximidad, de relacionar la producción y el consumo en un espacio cercano, potenciando el autoconsumo y favoreciéndolo mediante una ley justa de Balance Neto, que abandone la protección de las grandes empresas productoras y distribuidoras y apueste por el consumidor y su capacidad de autoabastecimiento.

Es muy importante avanzar en la soberanía energética, que supone una distribución descentralizada, una generación de energía por medio de muchas pequeñas fuentes en lugares lo más próximos al consumo, de forma que eviten pérdidas en el transporte y se mejora la fiabilidad del sistema. Otro eslabón de esta búsqueda de la soberanía es el autoconsumo con balance neto, que supone la posibilidad de producir la propia electricidad y también poder verter a la red los excedentes. También ayudará la creación de plantas renovables de uso local, que abastezcan a pequeñas o medianas poblaciones y que sean gestionadas por ellas mismas, con lo que ello supone de abaratar costes y de ser más eficientes.

Dar pasos hacia un nuevo modelo energético es avanzar en el empoderamiento de la población, en la sostenibilidad del planeta y en la soberanía de los consumidores. Aunque quizás uno de los inconvenientes sea la disminución de beneficios de los grandes lobbys eléctricos y de las puertas giratorias: una disminución de ‘su’ crecimiento, pero no del bienestar de la población.

Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos

miércoles, 21 de agosto de 2019

CRECIMIENTO versus BIENESTAR (IV): “LA ECONOMÍA LIBERAL LLEGÓ PARA QUEDARSE”





Que la apuesta de la civilización occidental por el desarrollo económico sin medida es la hegemónica no supondrá a estas alturas ninguna sorpresa. Que el discurso neoliberal en lo político es consecuencia de una continua insistencia en la narrativa de ese modelo como imperante, único y sin ningún otro que le haga sombra, es menos definitorio en el ámbito ideológico. Pero sin duda, aún sin darnos cuenta, también se ha mostrado como hegemónico. Nuestro día a día en lo social, en lo económico y en lo cultural bebe de ese discurso, ‘compra’ esa narración y, glorificado por esos lemas sencillos y concluyentes como “es lo que hay”, tiene una difícil contestación desde el punto de vista intelectual, pues el cambio del discurso intelectual requiere tiempo, medición, análisis, comprensión, debate, libertad y compromiso. Y no estamos para malgastar el tiempo en un mundo cuyo imaginario popular y narrativo se construye en base a noticias falsas, medias verdades o textos ridículos o ingeniosos de 280 caracteres.

Casi sin quererlo, o queriéndolo mucho, como argumenta Daniel Bernabé en su libro “La trama de la diversidad”, el movimiento neoliberal ha desplazado a la socialdemocracia y a la democracia cristiana que, con altibajos, venía defendiendo en lo sociopolítico y en lo económico el modelo del estado del bienestar, como solución ‘post guerras mundiales’ a la situación de las clases bajas y obreras de occidente (los otros mundos son otro cantar). La sensación hegemónica de que todo es economía, todo se compra y se vende ha calado. Todos los aspectos de la vida se construyen en torno a ese lenguaje, a valorar lo esencial desde el punto de vista económico del crecimiento.

En política, por ejemplo, no importan las ideas, importa cómo se venda el producto político, aunque haya que recurrir a mentiras o a construcciones vertiginosas de la realidad del adversario político. La política se rodea de marketing, asesoramiento y maldad económica, entendiendo esa maldad como todos los recursos que se emplean para vender una marca política y que no se destinan a lo que debería ser esencial, los proyectos y la aplicación diaria de éstos para construir un mundo mejor. Ante esta afirmación la respuesta siempre es la misma: todo es economía, lo importante es la economía, si no se crece no puede haber bienestar.

En educación, por seguir con otro de los pilares del Estado del Bienestar, el camino es el mismo. Así pues, se implementan aspectos de la economía transversalmente y se fomentan asignaturas relacionadas directamente con esa pseudociencia social. Además, no es raro oír a expertos que suelen hablar de impulsar propuestas educativas de primaria a secundaria en relación a aspectos económicos dentro del currículo. En cualquier caso, el imaginario popular es tan claro que estoy convencido que no necesitarían ni a la Educación como soporte de lo económico como lenguaje principal de lo postmoderno.

Tampoco podemos engañarnos ni asumir responsabilidades compartidas. Todo obedece a un pensamiento hegemónico real, que vivimos habitualmente entre nuestros compañeros de trabajo, familia o grupos sociales a los que pertenecemos. El uso de las palabras obedece a ello. Ahora preferimos invertir a comprar, asimilamos el lenguaje oferta-demanda comprando barato al extranjero y por internet mientras cierran nuestros comercios de vecindad, nos entregamos a los gurús del dinero y de la autoayuda (tanto monta). Cualquier movimiento social o político aparentemente radical o revolucionario acaba convertido en presa del mercado y sujeto a sus leyes. Como le ocurre al parado de la película “Tiempo después” de José Luis Cuerda, naturalizarlo en el mundo mundial supondrá convertirlo en súbdito y comercializar el producto revolucionario.

Para el mundo rural, ni el Estado del Bienestar ni el neoliberalismo actual ha supuesto un cambio que suponga un retroceso del modelo triunfante y estelar de la vida en la ciudad. Tampoco lo supusieron otros modelos económicos y políticos como el comunismo, seamos claros. Siempre en permanente decadencia, el modelo desarrollista sigue siendo utilizado como ‘salvador’ del agro. Así pues, muy pocos hablarán de cambiar la base cultural y muchos hablarán de infraestructuras, macroproyectos, grandes inversiones y crecimiento acelerado, subiéndose a cualquier carro de desarrollo económico como un clavo ardiendo, aún a pesar de saber, en el fondo, que por mucho que imaginemos de manera común una salvación con reglas antiguas, dichas reglas no funcionan en un mundo que todavía debemos inventar. Y es eso lo que acabamos exigiendo a nuestros representantes políticos, no lo olvidemos.

Así pues, los habitantes del medio rural acabamos hablando en los mismos términos economicistas hegemónicos como hijos que somos de nuestro tiempo. Los pacientes somos clientes, el dinero público debe de invertirse con cautela y siguiendo criterios de efectividad, el dinero mejor en el bolsillo del ciudadano, lo individual por encima de lo colectivo, la libertad del individuo como recurso fundacional de un futuro lleno de estrellas y copas de vino caro. Sin contar, por supuesto, la huida hacia delante de las clases populares hacia el objetivo genérico de ser clase media o de cierta aporofobia, además de la desunión de clase. Y por ese camino, desde el medio rural, difícilmente se podrán construir estructuras que apoyen su salvación a medio plazo, pues somos pocos clientes y los costes en ciertas infraestructuras son “aparentemente” mayores (si tomamos como indicadores los clásicos de la economía tradicional). Por no hablar de que la tan manida idea de la libertad de elección en relación a la vida en un lugar o en otro se condiciona a muchas variables.

El fundamento de la economía liberal como ideología superior, desarrollada y generadora de bienestar vino para quedarse. Pero no hay que lamentarse, también hoy en día, el avance de la tecnología por una parte y la posibilidad de acceder al conocimiento por otra, puede abrir caminos que construyan otros puentes hacia el futuro. Recuperar fundamentos colectivos, aprovechar la ciencia, transitar por la vida con otras moralidades… pueden ser las consecuencias naturales de narrar la vida con otro punto de vista. Y ahí las enseñanzas de la vida campesina, si es que todavía no se ha olvidado, pueden tener mucho que decir.

Víctor Guiu Aguilar
Colectivo Sollavientos

miércoles, 14 de agosto de 2019

CRECIMIENTO versus BIENESTAR (III): “DE CRECIMIENTOS Y BIENESTARES (¿Y PA QUÉ TANTO?)”





 



 
La hermosa película “Handia”, dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño en 2017, nos muestra que el crecimiento excesivo, en este caso en la estatura de un hombre que existió en la vida real en el siglo XIX -Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga-, comporta ventajas económicas y materiales durante un periodo: enriquecimiento y mejora drástica en las condiciones de vida de la familia por la exhibición del gigante. Pero desemboca en graves complicaciones personales, económicas y sociales.

 
Desde hace años, nuestro desarrollo económico, el de los habitantes de la casa común planeta Tierra, como muy bien se sabe, desborda los límites de lo excesivo. Son los países avanzados, cuyo sistema de vida se basa principalmente en un consumismo y un despilfarro que nos ha atrapado, los principales responsables, donde, de una manera cada vez más desigual, mantenemos un estado de prosperidad que el liberalismo económico va erosionando. Esta situación augura un futuro para nada deseable.

 
¿Hay crecimientos libres de toda sospecha? Indudablemente: el de la bondad, el de la libertad, el del amor, el del conocimiento y la educación, el de la redistribución de la riqueza y el de la justicia social, el de la cooperación para el bien, el de la investigación científica con fines benéficos, el de la ecuanimidad y la sensatez, el de la contemplación, el de la reflexión constructiva, el crecimiento físico de las plantas, animales y personas en una naturaleza armónica… Hay, en suma, multitud de posibilidades de crecimiento gozoso y benefactor, a nivel individual y colectivo.

 
Y sobre el bienestar, ¿qué podemos decir? El diccionario de la RAE, lo define en tres acepciones:
  1.  Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.

  2.  Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.

  3.  Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

 Los tres significados darían lugar a amplios debates y clarificaciones, definiendo de entrada cada una de las palabras clave de cada definición. También podrían confrontarse los conceptos de bienestar rural y bienestar urbano. Es necesario reflexionar lo que cada cual entiende por bienestar. ¿Vivimos realmente en una ‘sociedad del bienestar’? ¿A cuánta gente acoge? Hay quien afirma que los trabajadores que construyeron las pirámides de Egipto, que no eran esclavos, se estresaban menos que la población laboral española actual. Porque no parecen una sociedad del bienestar la ‘sociedad disciplinaria’ que describía M. Foucault, ni tampoco la ‘sociedad del cansancio’, que genera “infartos del alma”, sobre la que reflexiona más recientemente el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

 
Igualmente son revisables los conceptos de ‘estado del bienestar’, que hace referencia a una mejor redistribución de la renta y mayores prestaciones sociales para los más desfavorecidos por parte del Estado, y el de ‘economía del bienestar’, que alude en el mismo diccionario a la extensión a todos los sectores sociales de los servicios y medios fundamentales para una vida digna.
 
Es necesario integrar todas estas definiciones y reflexiones en una nueva mentalidad serena que mire hacia el futuro con esperanza. Sustituyamos la divisa capitalista “después de mi, el diluvio” por esta otra ‘glocal’: “pensar en global y actuar en local”. Potenciemos los crecimientos gozosos.

 

Gonzalo Tena Gómez
Colectivo Sollavientos


 

martes, 13 de agosto de 2019

CURSO DE LA UVT 2019: "EL ENTORNO NATURAL COMO RECURSO EDUCATIVO EN EL MEDIO RURAL"







 




"EL ENTORNO NATURAL COMO RECURSO EDUCATIVO EN EL MEDIO RURAL"
CURSO DE LA UNIVERSIDAD DE VERANO DE TERUEL EN EL CEA ÍTACA -JOSÉ LUIS IRANZO
Tendrá lugar los días 20 a 22 de septiembre.

Algunos de los objetivos que contempla  este curso:
- Mostrar las posibilidades que ofrece el entorno natural como recurso educativo al profesorado de todas las etapas educativas.

- Conocer experiencias desarrolladas en el medio rural utilizando el medio ambiente como recurso.

- Ofrecer propuestas de mejora de la enseñanza en el medio rural a través de los recursos del medio natural.

- Favorecer la realización de actividades, tanto en las aulas como en el ámbito familiar, que acerquen al alumnado a la naturaleza.

- Reflexionar sobre la importancia que tiene el uso del medio ambiente como recurso en el aula para promover un cambio social en la población rural.

PROGRAMA Y TODA LA INFORMACIÓN, en este enlace: 

viernes, 9 de agosto de 2019

RUTA ETNOBOTÁNICA BERNARDO ZAPATER / ALLEPUZ (TERUEL)


Acto de presentación de la Ruta Etnobotánica Bernardo Zapater en la biblioteca de Allepuz. De izquierda a derecha: Ignacio Martínez, Eustaquio Castellano Zapater, Chabier de Jaime y Alejandro J. Pérez Cueva.




    






El domingo 4 de agosto de 2019 se inauguró en Allepuz la Ruta Etnobotánica Bernardo Zapater, promovida por el Ayuntamiento de este municipio y el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra. Consiste en una ruta circular señalizada, de unos 3’5 km de longitud y un desnivel máximo de 150 m, que recorre la ladera de la Umbría por una senda perfectamente preparada para el paseo de todo tipo de público. Contiene 12 paneles explicativos de carácter temático y otros 10 postes con pequeños paneles de identificación de especies.

A lo largo de la Ruta se exponen e ilustran las complejas relaciones del ser humano con las plantas. Por un lado, las modificaciones antrópicas de la vegetación debido a actividades ganaderas y agroforestales, y los procesos de regeneración tras el abandono de cultivos y pastos asociada a la despoblación de las últimas décadas. Por otro, los numerosos y variados usos gastronómicos, medicinales, cosméticos, artesanales (herramientas y utensilios domésticos) o lúdicos que tradicionalmente han tenido esas plantas. Como curiosidad, muchos de los paneles de la Ruta incluyen recetas gastronómicas que utilizan como ingredientes especies vegetales presentes en el recorrido.  

En el plano científico, el proyecto nació como una iniciativa del Centro de Estudios de la Naturaleza ‘Las Santas’ de Allepuz, en el curso de unas jornadas internacionales de Biogeografía celebradas en el mismo en 2017. Alejandro J. Pérez Cueva, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Valencia y creador de dicho centro, ha sido el artífice principal del diseño de la Ruta y de los contenidos de los paneles. Ha contado con la valiosa colaboración de Manuel Izquierdo en la adecuación de la senda y el asesoramiento sobre usos tradicionales de las plantas; de Alejandro Pérez Cuevas y Maite Cuevas en los aspectos gastronómicos, y de Ghaleb Fansa en los aspectos gráficos y cartográficos. El diseño gráfico y la elaboración material de los paneles han corrido a cargo de PRAMES.

Bernardo Zapater fue uno de los ilustres botánicos turolenses del siglo XIX, junto a Loscos o Pardo Sastrón. Nacido en Albarracín en 1823 y fallecido en esa misma ciudad en 1907, fue sacerdote, teólogo, naturalista y matemático, y ejerció diversas labores docentes, científicas y pastorales en Madrid, Cuenca y Albarracín. Reconocido sobre todo por sus investigaciones botánicas y entomológicas, fue miembro fundador de la Real Sociedad Española de Historia Natural (1871) y de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales (1902). Una mariposa endémica del Sistema Ibérico y presente en Allepuz, Erebia zapateri, tiene su nombre dedicado al insigne científico.



Acto de inauguración en el primer panel de la Ruta. De izquierda a derecha: Ghaleb Fansa, Manuel Izquierdo, Ignacio Martínez, Alejandro J. Pérez Cueva y Eustaquio Castellano Zapater.








El acto de inauguración de la Ruta Etnobotánica estuvo presidido por el alcalde de Allepuz, Ignacio Martínez. Contó con la participación de Alejandro J. Pérez Cueva, que explicó la trayectoria del proyecto y su contenido. Chabier de Jaime, gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, destacó cómo la Ruta representa un exponente genuino de la integración de los valores naturales y culturales que constituye la esencia misma del Parque Cultural. Estuvo asimismo presente Eustaquio Castellano Zapater, creador del Museo de Juguetes de Albarracín y autor de una biografía de Bernardo Zapater, que recibió en su persona el homenaje a su ilustre antepasado.

Visitantes de todas las edades iniciando
 el cómodo ascenso de la Umbría.




Alejandro J. Pérez Cueva explica a los andarines el contenido de uno de los paneles.












        La Ruta Etnobotánica de Allepuz es fruto de una tarea compartida de forma desinteresada por muchas personas que eran ya amigas cuando se embarcaron en el proyecto, o lo han llegado a ser a través de él. Lejos de la frialdad de lo puramente académico, pero sólidamente anclada en el rigor del conocimiento científico, representa un tipo de acción divulgativa nacida del cariño por el territorio. En un camino de ida y vuelta, toma como materias primas el patrimonio natural y la cultura tradicional para devolver, primero a los pobladores de ese mismo territorio y luego a los ciudadanos en general, una amalgama de ambos al servicio de la cultura científica.
Y todo ello, sin prescindir del componente lúdico y festivo. La jornada del 4 de agosto había empezado por la mañana con un taller para niños, ‘Diviértete con las plantas’, dirigido por la investigadora del CITA Alicia Cirujeda. El remate lo pusieron Maite y Alejandro ofreciéndonos una degustación de algunas de las recetas gastronómicas que aparecen en los paneles de la Ruta, en un ejercicio práctico de “etnobotánica sabrosa y amistosa” que fue ampliamente celebrado por los presentes.




 José Luis Simón Gómez
Colectivo Sollavientos