sábado, 16 de diciembre de 2023

MARÍA TERESA RIBERA Y LOS PROBLEMAS CON LA REALIDAD

Carne Cruda tuvo la oportunidad de entrevistar a la ministra para la Transición Ecológica el jueves 29 de noviembre. Javier Gallego y Violeta Muñoz, con su solvencia habitual, repasaron con María Teresa Ribera los temas más acuciantes del medio ambiente español, de Doñana a la salvaje implantación de macrocentrales de energías renovables en el medio rural, un tema muy de agradecer dada su general invisibilidad para los medios de la M-30 adentro. De aquí en adelante nos ceñiremos a este asunto. El encuentro llegaba en el momento preciso para observar si el Gobierno encaraba la legislatura con alguna novedad debido a la creciente resistencia contra el maremoto de megacentrales, el avance en la judicialización de expedientes y los síntomas de agotamiento de la burbuja renovable.

Los radioyentes percibimos a una entrevistada esforzándose por ser más rápida que la realidad. Al tiempo, nos heló la frialdad del mandarín: nada va a mover ni un milímetro a un Estado que, a bien decir de Pedro Vallín, es implacable, te aplasta, aunque es igual de despótico en la inacción, ignorando derechos, sufrimiento y necesidades. Las buenas formas y apariencia empática de María Teresa Ribera no ocultan el meollo de la «transición ecológica» que dirige. Que nadie se lleve a engaño por la propaganda gubernamental, las campañas de greenwhasing, ni por el ecologismo cooptado, en este tinglado lo que menos importa es el medio ambiente. Lo sustancial es un modelo de negocio incomprensible sin la colusión de intereses privados y poder estatal, una dinámica, por cierto, heredada del franquismo.

El ejercicio de escapismo comenzó por una patente cuestión cronológica. María Teresa Ribera es ministra desde junio de 2018 y habló de lo que ahora debe hacerse con el despliegue de renovables: dar cabida a la ciudadanía y a los pequeños proyectos, sin descartar la necesidad de algunos grandes, preservando los valores ambientales. Si fuera así, este artículo jamás habría sido escrito. La realidad es justo la contraria: se ha comenzado por los macroproyectos, instalándolos en zonas rurales y naturales –en lugar de en ámbitos degradados y urbanizados–, obviando incompatibilidades ambientales establecidas por el propio Ministerio, avasallando al discrepante y con un desarrollo de comunidades energéticas tendente a cero.

Lo que acaba de decirse, ¿ha sido así de forma absoluta? No, la verdad es que no, seamos sinceros. Con la eólica offshore, la que se instala en la costa (granero de votos y de turistas tomando las aguas), ha habido tiempo para una moratoria en la que planificar su instalación, justo lo que se reclamaba en la España vaciada, aunque no ha sido digna de la gracia ministerial (la despiadada frialdad de los mandarines). ¿Por qué? Superpongan el mapa de la burbuja inmobiliaria con el de la burbuja de las renovables, verán cómo se complementan. Si la primera se cebó con la costa y las grandes ciudades, la segunda lo hace con el mundo rural.

El precio del suelo es la primera clave y aquí hablamos de un modelo de negocio; el beneficio es lo importante. La siguiente clave es la especulación con los nudos de enganche a la red eléctrica de transporte, porque la energía debe ser llevada de los pueblos a las zonas agraciadas, las urbanas e industriales, al igual que sucede con la electricidad de los pantanos, las centrales térmicas y las nucleares. La diferencia es que con las renovables esa energía puede producirse donde se consume, pero ya saben, la «transición ecológica» es un modelo de negocio, no de «racionalidad ecológica».

La ecología, de hecho, fue la gran ausente en la entrevista. En esto no cabe sino reconocer la coherencia de María Teresa Ribera, la ministra que ha eliminado las evaluaciones de impacto ambiental para instalaciones de renovables fuera de la Red Natura 2000 (Real Decreto 20/2022), la ministra cuya firma certifica declaraciones de impacto ambiental positivas para megaproyectos de renovables dentro de la Red Natura 2000, la ministra que, para compensar estos macroproyectos, propuso «involucrar a las poblaciones locales», un eufemismo de soltar la mosca, pero no mucho. Se desconoce cómo sirve esto para proteger a las especies en peligro de extinción afectadas por estas instalaciones y que el Estado español ha adquirido el compromiso legal de preservar. Cualquiera diría que es una competencia del Ministerio de Transición Ecológica, salvo que se viva en una tenaz fuga de la realidad.

La apoteosis llegó cuando María Teresa Ribera optó por darse mus. Achacó sus resoluciones a informes favorables de las Comunidades Autónomas. Es obvio que una funcionaria de su nivel y una política con su estatus distingue perfectamente la diferencia entre «informar», lo que en este caso hacían los organismos autonómicos, y «resolver», lo que hacía su Ministerio. En cualquier caso, lo malo de querer ser más rápido que la realidad es que te acaba alcanzando: el Ministerio para la Transición Ecológica, con la firma de la ministra, ha aprobado proyectos con informes negativos de organismos autonómicos, véase la línea de alta tensión del clúster Begués entre Aragón y Cataluña.

La experiencia desmiente las buenas ideas y deseos que María Teresa Ribera enunció en Carne Cruda. Desde 2018, bajo su dirección, se ha hecho exactamente lo contrario. Su huida no es a ninguna parte, tiene un norte claro: el modelo energético que actualmente tenemos. Su ministerio es el guardián de unos intereses dados y a la vista está que lo máximo que concibe es repartir migajas para mantener lo fundamental. Lo malo es que no sirve para combatir el calentamiento global (las emisiones de gases de efecto invernadero han crecido tras el parón de la Covid-19 y en el momento de máxima implantación de renovables) y agrava la pérdida de biodiversidad, el despoblamiento y desarticulación del medio rural. De esa realidad es de la que huye la ministra y por la que pagaremos todos. Renovables sí, pero no así.

Javier Oquendo e Ivo Inigo. Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel




 

viernes, 10 de noviembre de 2023

LA XIII FIESTA DEL CHOPO CABECERO (VIVEL DEL RÍO MARTÍN)


 

A la gente -todos somos gente- le va la fiesta. Y a algunos y algunas nos va especialmente cuando la Fiesta celebra y reivindica nuestro patrimonio cultural-natural. Una ocasión propicia para el encuentro con personas conocidas y queridas y para el inicio de nuevas amistades.

El último sábado de octubre, de tiempo retrasado atmosféricamente, para bien de la abundante asistencia –incluida la embajada de Sollavientos- , se ha celebrado en Vivel la 13ª Fiesta del Chopo Cabecero. Con un programa repleto de actividades de gran interés.


La participación de la Asociación de Vecinos de Vivel en la organización y conducción de los actos ha sido modélica: por todas partes te encontrabas los chalecos reflectantes indicándote al milímetro.


Antes de las 10 se ha producido la recepción y bienvenida a los asistentes con un chocolatico caliente. Y a continuación, frente al Ayuntamiento, la bienvenida por parte del alcalde, Enrique Gadea Royo, y la presentación de la jornada festiva por la de Chabier de Jaime, alma mater y gerente eficiente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra.


Una comitiva multicolor avanza por la orilla derecha del río Martín que oficialmente nace en el término de Vivel (recibe las aguas de la Rambla, del río de las Parras, del Segura y el Fuenferrada en su primer tramo). En la primera parada un corro se abre en torno a la explicación de la cultura del palomar. Visualizamos dos palomares-torre en estado de ruina incipiente. Tienen más de cien años. Hay más en el casco urbano. Los pichones suplían de proteínas a la población. Los del palomar de la iglesia eran destinados a los enfermos.


En la siguiente parada somos informados sobre avatares bélicos. El término está salpicado de vestigios de aquella guerra incivil, como consecuencia de su situación estratégica, con el cruce de varias carreteras. Destaca en este aspecto el Pico del Águila. Tras la ocupación por el bando franquista en febrero de 1937, el frente se estanca en este Saliente de Vivel, que se adentra en territorio republicano, hasta marzo de 1938, en que los futuros vencedores avanzan inexorablemente hacia el Mediterráneo.



Chabier de Jaime, de nuevo, afirma que estamos ante un “patrimonio de díficil gestión” y nos hace partícipeses de la inquietud por los chopos cabeceros de la Asociación de Vecinos: han inventariado 1230 ejemplares en Vivel y pueblos de alrededor. Su programa de escamonda recibe el nombre de Arriba las Ramas.

Chabier, en contra del consumismo otoñal, nos recuerda que en Teruel disponemos de “más de cien sitios para disfrutar el otoño” y que el paisaje genuino que nos circunda, a casi mil metros de altitud, es un ACTIVO, un conjunto de bienes que genera riqueza.



Llega el inicio de la espectacular exhibición de escamonda a cargo de Moisés Moreno, muy bien pertrechado, usando aparejos de un viejo tractor para encaramarse en la cabeza del chopo, quien, concienzudamente va eliminando con su motosierra vigas enormes de varias décadas de formación –se desploman i un choque brutal las paraliza en el suelo– (aplausos). Se levanta el viento y se ha de interrumpir la tala de la última viga, casi vertical.


 

Volvemos al pueblo para visitar el Museo de la Guerra Civil –modesto pero matón-. Podemos observar balas, trozos de metralla, restos de latas de conservas… mientras que escuchamos las explicaciones históricas. El complemento es la visita a la posición defensiva franquista sobre las casas del pueblo. Recorremos la profunda trinchera laberíntica –excavada- con sus nidos de ametralladoras, orientada a tres puntos cardinales. Simultáneamente en la plaza, la maga Miranda de Picas (La Plaza Suena) entretiene a pequeños y familiares.

Antes de la comida comunitaria se abre el pabellón municipal a la visita la exposición del VIII Concurso de Fotografía El chopo cabecero, un paisaje para el desarrollo rural y a la de dibujo infantil.

Comida bien organizada para un cuarto de millar de personas allí mismo y múltiples conversaciones animadas. 

Después se entregan los premios por las mejores fotografías: tres primeros premios y tres accésits.

Se hace una mención especial al I. E. S. Lázaro Carreter de Utrillas por la implicación de su profesorado y alumnado en un proyecto de estudio de los chopos cabeceros.

Se solicita el voto a favor de la Carrasca de los Tocones (Peracense), de 1200 años, para el Concurso del Árbol Europeo del Año.


La Asociación Cultural el Calabozo de Pancrudo –hace escamonda desde hace años- anuncia la XIV Fiesta del Chopo Cabecero, que tendrá lugar el 26 de octubre de 2024 en su localidad.


Chechu Julio Camarero Martínez, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, recibe el premio al Amigo del Chopo Cabecero 2023, la escultura de José Azul, por su estudio del crecimiento y edad de estos árboles mediante la extracción de testigos con la barrena de Pressler para contar los anillos de crecimiento de los troncos. Los chopos estudiados tienen una edad comprendida entre los 80 y 200 años (edad límite normal).


La Asociación de Vecinos recibe un reconocimiento y aplauso por el trabajo bien hecho y Chabier, que se jubila –se jubila, pero no se retira-, recibe un premio sorpresa a toda su trayectoria en torno a la promoción de este patrimonio que celebra la jornada festiva. Nos recuerda cómo le influyó la frase de Félix Rodríguez de la Fuente sobre las ginetas, la vieja chopa y las cárcavas. Hace un breve resumen temporal desde la celebración de la I Fiesta en Aguilar del Alfambra en 2009 hasta la creación del Parque Cultural del Chopo Cabecero en 2017.

Enrique Gadea, el alcalde, cierra el acto. 

Entonamos con nuestras mejores voces el himno Somos, de Labordeta, acompañados de la instrumentación de los gaiteros del grupo Bucardo. La gente más lanzada bailan El Cadril (canción de seducción), jotas, polcas, valses…


Remata la fiesta el concierto de Ronda de Martín.


Gonzalo Tena Gómez

Colectivo Sollavientos



 



 


 











jueves, 26 de octubre de 2023

EL LÉXICO ARAGONÉS DEL SUR DE ARAGÓN SE DIO CITA EN EL MUSEO DEL JAMÓN, CALAMOCHA

¿Cómo relacionar el jamón con nuestro léxico aragonés? Patrimonio gastronómico (material, degustativo) y patrimonio oral (cultural, inmaterial). Ya está. En torno al primero hay una sección bien nutrida del segundo: toda una serie de palabras y expresiones empezando por “matapuerco”. Quede claro que nadie está obligado a consumir el primero ni a indagar en el segundo, pero unas cuantas personas sí que lo hacemos y las indagadoras nos dimos cita en una magnífica jornada en Calamocha, el 30 de septiembre, por iniciativa del Centro de Estudios del Jiloca (CEJ), al que estamos muy agradecidos.

Tras la preceptiva presentación de la jornada por Mercedes Rubio, presidenta del CEJ; Juan Pablo Martínez, presidente de la Academia Aragonesa de la Lengua (AAL); Antonio Abad, diputado provincial, y Sheila Serrano, del Consejo Comarcal, tiene lugar la conferencia inaugural de José M.ª de Jaime, que nos da una visión panorámica sobre los trabajos de recopilación del léxico aragonés en el valle del Jiloca. Nos recuerda la sacudida a la conciencia aragonesa que supuso la irrupción de “Andalán”, y, entre otras cosas, que el filólogo valenciano Emili Casanova ha estudiado los aragonesismos en el valenciano y los valencianismos en el aragonés. Y que en la comarca han surgido hasta 28 revistas culturales locales: “Azafrán”, “El Pairón”, “Grama”, “Dijendas”, “El Prau”, “Cantalobos”, “Gileta”...


David Pardillos, profesor, investigador medievalista y aragonesista entusiasta, nos ilustra la Historia de la Lengua con la interesante conferencia “El aragonés, lengua del reino de Aragón en la Edad Media y su impronta en el noroeste de la provincia de Teruel”. Nos cuenta que el aragonés central fue el que se extendió a Zaragoza y al sur del reino y que el sustrato aragonés pervive en el dialecto panocho de la Huerta de Murcia y en el lenguaje de la Serranía de Valencia. Que la cosa empieza a torcerse para la pervivencia del aragonés en 1410, con el Compromiso de Caspe, que abre las puertas a la dinastía castellana de los Trastámara. Así, desde 1270, tras abandonar el latín, la Cancillería Real y los notarios habían redactado sus documentos en aragonés, hasta el siglo XV, en que se sustituye por el castellano.


De gran nivel fue la exposición de Emilio Benedicto y Mercedes Rubio sobre el léxico metalúrgico del valle del Jiloca en los siglos XVII y XVIII. Los técnicos caldereros, que trabajaban el cobre, provenientes de la Auvernia francesa y después los vascuences metalúrgicos del hierro dejaron su impronta en el habla del valle.


Tras la pausa-café llega el turno de las comunicaciones sobre la promoción y las iniciativas ciudadanas. Rompe el fuego en el cálido salón Chabier de Jaime para relatar en aragonés las vicisitudes de la Colla de Fablans d’o Sur d’Aragón y su sección valenciana y el rodaje de la revista literaria “Ruxiada” (Teruel, 1989-1998), con la aportación fundamental de Chusé M.ª Cebrián Muñoz y un recuerdo a Chesús Ánchel de Jaime Lorén.


Marco Negredo, activista, investigador y divulgador del léxico aragonés en las Cuencas Mineras (“O fablar de Fuenferrada”), nos comunicó la importancia de bolligar conzencias, el valor fundamental de la conzorzia (debate) al respecto y la necesidad e importancia de recopilar también la toponimia, no menos amenazada que el resto del léxico. Nos recordó las clases de aragonés en Andorra en 1990 por parte de la Colla de Barfulaires y como La SER suspendió las emisiones en lengua aragonesa, considerando la fabla una lengua muerta (por si acaso revivía).


Javier Lozano, de la Asociación Cultural El Hocino, nos ofreció una brillante e impagable ponencia sobre la puesta en valor del vocabulario de Blesa y su redolada. Nos recordó la la labor del recopilador y articulista General (nombre propio) Forniés Calvo, regeneracionista y autonomista nacido en 1864 en Blesa. El ponente nos mostró las enormes posibilidades de la informática en el estudio del léxico.


A mediodía le tocaba presentarse a la Academia Aragonesa de la Lengua, que tuvo su primer pleno el 1 de octubre de 2021. Fue a cargo de su presidente Juan Pablo Martínez, quien nos recordó la primera Ley de Luengas de 2009 del Gobierno de Aragón. L’Instituto de l’Aragonés es un órgano de la Academia con una serie de funciones fundamentales entre las que se encuentra la de fijar la normativa de la lengua. Está formado por 9 miembros. L’Institut Aragonès del Català es el otro, formado por 7 miembros. El hecho de que la Academia haya fijado una cuarta ortografía por votación de sus componentes para la lengua aragonesa avivó el debate final en el sentido de que varios de los asistentes mostraron su perplejidad, reticencias y rechazo a la iniciativa: ¡una lengua que intenta sobrevivir, con 4 ortografías! J. Pablo Martínez explicó cómo se había desarrollado el proceso de fijación de la ortografía de la Academia.


Llega el momento poético a través de las voces de Chusé Carlos Laínez, Carmen Soguero y Andrés Castro: sensibilidad, delicadeza, pasión.


Y a continuación, comida excelente de picoteo, buen vino de la tierra y algarabía comunicativa.



Volvemos al acogedor y recalentado salón de actos contiguo a las salas superiores del Museo Etnológico, que hemos visitado previamente: muy bien expuesto.


Comienza la serie de ponencias sobre léxicos locales. Pascual Miguel nos muestra la realidad viva del habla de Gallocanta y nos advierte de que estamos en la última fase de aculturación del habla y en peligro de perder el patrimonio toponímico. Nos regala las palabras bauba (abubilla), bosar (pagar) y robo (medida de áridos). Menciona el chipranesco o habla de Chiprana.


Dabi Lahiguera Albericio hace lo propio con el hablar del Moncayo, con Tarazona como población destacada. Rechaza el hecho de estar emporcaus de nazionalismo en torno a la investigación de las hablas.


Migalánchel Martín, tirando de humor y de una pizarra en la que un colaborador iba apuntando las palabras comentadas recogidas en su lucha contra el olvido del léxico autóctono de Pancrudo, cita: alufres, androminas, apenerido, azeplinar, bizcota, clapiza, disbulgá-se…


Francisco (Fran) López, profesor de música, savia joven y optimista, comenta aspectos gramaticales de su lengua materna, originaria de Pitarque: el sufijo diminutivo -iquio, la frase hecha ir como un cendal (mal ataviado)… Cita el Cancionero Popular Turolense de 1900.


Chabier Benedicto nos refiere la herencia lingüística aragonesa de sus dos familias, originarias de Alacón y de Valconchán.


Tras la nueva pausa, Gonzalo Tena expone sus observaciones lingüísticas en torno al habla de Aliaga, comentando palabras y expresiones recopiladas en “Se ha dicho en Aliaga”, publicado en 2020. Incide en el fenómeno de la improvisación y deformación en algunos casos y en la existencia de dichos individuales, dignos de recopilación y estudio.


Concha Utrillas nos habla de sus palabras de Celadas, recogidas en el volumen “Palabras y frases del habla de Celadas”, encontradas en los recuerdos de su familia, convecinos y en los propios.


Andrés Castro en su presentación de “Anotaciones sobre el léxico de Villar del Salz” nos habla sobre jugar a la estornija y cita la frase de Tolkien “Bienvenidos a la Torre de Babel”, sobre la riqueza de la diversidad lingüística.


Y Pilar Edo Hernández, arqueóloga residente en Bañón y componente del Centro de Estudios del Jiloca, incide en el aspecto humano de los contactos para la replega del vocabulario glosando el título “Palabras en el olvido: el léxico de antaño en Bañón. 15 años de nuestra Replega”. Lamenta la ausencia de su compañero José Antonio.


Con cierto inevitable retraso tiene lugar la Mesa de debate y la Clausura de la jornada. Intervienen Javier Lozano (A. C. El Hocino, de Blesa), Esperanza Gonzalo (filóloga de Calomarde) y Chabier G. Flórez (A. C. La Replaceta de Calatayud). Presenta Chabier de Jaime que plantea la situación en que nos encontramos respecto a la recuperación del léxico aragonés, los retrocesos sufridos y el “hacia dónde vamos”. Javier manifiesta su pesimismo, Esperanza su preocupación por la microtoponimia y Chabier G. cita la implicación de la población mudéjar en el aragonés del sur e insta a treballar a tornachunta. Hay intervenciones de la asistencia incidiendo en la instancia de Chabier y en el papel del entusiasmo, mostrado por ponentes jóvenes, para la transmisión de la vocación investigadora.


Finalmente llega la actuación musical de Elena Martínez (magnífica voz y percusiones) y Chabier Crespo (acordeón) presentando el libro de relatos “Basemias d’as viladas foscas”).


Los medios de la prensa aragonesa invitados no hicieron acto de presencia. Sí que asistió Calamocha TV y unos días después Diario de Teruel publicó una crónica de la jornada.


Gonzalo Tena Gómez

Colectivo Sollavientos




viernes, 6 de octubre de 2023

MARTÍN EN LA ESTRELLA

En febrero de este año 2023 la prensa refería que la pareja Sinforosa Sancho y Juan Colomer, durante décadas últimos habitantes de la aldea en torno al Santuario de la Virgen de la Estrella, abandonaban la población, debido a los problemas de salud de la mujer.


La vivienda, sin agua corriente, se ubica en el interior de la Casa Vieja, antigua hospedería de peregrinos que es propiedad del obispado. En los últimos años, una placa solar le proporcionaba iluminación. Esta casona, con un reloj de sol y colorida decoración en su fachada, es lateral de la plaza, (a la entrada se ataba las caballerías y se ve un espectacular, por su largura, arco rebajado). Son los otros límites de la plaza la fachada de la iglesia, un muro, como protección del río, recorrido por un asiento de piedra en su base, y otra mansión, la Casa Nueva, enfrente de la iglesia, con una escalera de acceso y su frontal igualmente decorado con primor, con una placa de cerámica que recuerda al torero Silvino Zafont Colomer, el “Niño de la Estrella”, nacido en la localidad en 1908, represaliado político y colaborador de la guerrilla republicana. En La Estrella hay quien se ha restaurado la casa y al otro lado del río se está construyendo otra de cierto poderío.


 

Hoy Sinforosa, con depresión, vive en una residencia de Morella y Juan vive en Vistabella del Maestrat. Con el buen tiempo, a sus 90 años, desciende 1000 m con su veterana furgoneta Citroën por una vertiginosa pista tres veces por semana a pasar el día donde vivió tantas decenas de años. Allí atiende a sus 15 o 16 gatos, y comparte el día con su buenazo perro de dos años, Campuchino, al que le encanta el tomate. La zorra se encarga de limitar la colonia gatuna, cazando a los neonatos. Cuenta el cuidador que una cría regalada por él, tras un largo viaje, regresó sola a su casa.








Juan Colomer Pallarés, conocido en la contornada y más allá como “Martín”, es el guía local, a la espera de los esporádicos visitantes. Su persona rezuma paz y bondad y hace gala de una gran sociabilidad. Su padre murió fusilado por los ganadores de aquella contienda de los años 30 no superada. Cuando recuerda a su hija Rosa Ana, que con 12 años murió de un derrame cerebral cuando acudía a la escuela, hace más de cuatro décadas, Martín se emociona. La pareja tiene tres hijos, no demasiado interesados por este mágico lugar. Uno de ellos se gana sobradamente la vida de pintor, y colaboró en la restauración de la pintura del santuario.


 

El lugar, denominado “la villeta”, en el límite de las tierras de Teruel, término de Mosqueruela, asentado en un pequeño valle a unos 700 m sobre el nivel del mar y rodeado de escarpadas montañas, está separado de la provincia de Castellón por el cauce pedregoso y seco del río Montlleó o río Seco. La sequía que castiga el paraje, descrita por Martín, se puede calificar de pertinaz, como aquella del No-Do. Aquí hicieron acto de presencia los maquis en la terrible posguerra.


 

El acceso a La Estrella desde el desvío de la carretera desde La Iglesuela hasta Mosqueruela, es una pista descendente de 12 km, solo asfaltada en su último tramo, donde el vértigo se apodera del automovilista inseguro: no es posible cruzarse con otro vehículo y la caída es de película de acción. A la entrada se sitúa el cementerio y más adelante un peirón de 1799. Pegados al muro del río están el lavadero doble cubierto y la milagrosa fuente de la Virgen.


 

Según cuenta Martín, el lugar llegó a albergar más de 70 habitantes en la década de los cuarenta. Las escuelas, a las que acudían chicos y chicas de las masadas del entorno (unas 60, actualmente deshabitadas), acogieron a más de 25 alumnos y un número similar de alumnas, por supuesto separados. Fue el maestro Feliciano Durbán Montolíu y sus alumnos quienes plantaron en 1930 la robusta morera que preside la plaza. A su sombra reposa la furgoneta y el viejo Land Rover.


Sobre un bello y original empedrado, Martín abre la puerta de la iglesia de tres naves del primer tercio del s. XVIII, meta de las romerías de mayo y noviembre y desvelo de la Cofradía.

Detrás del altar mayor se exponen los exvotos: fotografías, miembros de cera, trajes de la primera comunión, hasta una gorra militar de faena… Martín señala el expolio de azulejos en el suelo. En

un cuarto contiguo se queja de la exposición a la humedad de una valiosa arca. Al abrir la puerta de acceso a una de las torres, un murciélago emprende el vuelo. En un lateral externo un grafiti recuerda las 17 casas destruidas y las 26 personas muertas por el diluvio del 9 de Octubre de 1883.

Hay que decir, que este hombre no recibe ninguna remuneración por los servicios que presta de cuidado y guía del templo y su pensión de jubilación apenas supera los 700 €.


Compartiendo la comida a la sombra del lavadero, Martín va exponiendo algunos de sus conocimientos basados en sus experiencias en este medio: la rasina es efectiva curando y cicatrizando heridas importantes en personas y animales; la coscollina lo es para equilibrar la tensión; el tàrrec (salvia) tiene diversas propiedades medicinales; el estiércol de caballo es el mejor, y el de vaca, el peor… Me sorprende el uso de la palabra capolla para referirse a la copa de un árbol. En medio de la conversación intercala este refrán: “si no llegas a una gotera, luego llegarás a la casa entera”. Llega el momento del humor a través de esta adivinanza:

Por un gusto y otro gusto

y el gusto de una mujer

por un aujero pequeño

entra carne sin cocer.


Tras una emotiva despedida, me dispongo a emprender el camino de regreso con algunos grados de miedo.


Solución a la adivinanza: la sortija


Gonzalo Tena Gómez










miércoles, 23 de agosto de 2023

LA PASIÓN DE CAMARILLAS

 

Desde finales del siglo XVIII hasta 1936 (inicio de la Guerra Civil) se representaba en las calles de Camarillas la obra teatral que llevaba por título “Pasión, Muerte y Descendimiento de Jesucristo”. El día 2 de Agosto nos contó los pormenores Lucía Pérez García-Oliver, quien manifiesta y transmite una auténtica pasión por el patrimonio inmaterial de Teruel, objeto de su especialización. Fue en el Centro Social del pueblo, protagonista, lleno a pesar de su falta de accesibilidad para personas con movilidad limitada y en un ambiente cálido en todos los sentidos.


La conferencia estuvo presidida por la alcaldesa, Rosa María Cirugeda, y auspiciada por el Parque Cultural del Chopo Cabecero, cuyo activo gerente, Chabier de Jaime, la presentó y expuso la significación de la creación y funcionamiento del mismo, en torno a la conservación y divulgación del patrimonio natural y cultural de los diez pueblos cuyos términos lo integran.


La obra, pieza única, “auténtica joya del patrimonio cultural aragonés”, consta de 5230 versos de corte entroncado en el Siglo de Oro, de elevado valor artístico. Su preservación rescata también el valor emocional, por la intensa implicación histórica de la población en su preparación y representación.


Toda la labor investigadora al respecto de la ponente, ha sido facilitada por Miguel Ángel Fortea Plumed, al prestarle el manuscrito, guión teatral, heredado de su abuelo Miguel Fortea Rajadel, empleado de Obras Públicas, a las órdenes de José Torán de la Rad en la construcción de la carretera de Albentosa a Aliaga, quien, a su paso por Camarillas en 1922, lo copió, quizá con la intención de poseer una lectura edificante para sus hijos.


¿Cómo relacionar la trashumancia con esta celebración religiosa en Camarillas? De la siguiente forma: pastores locales descendían sus rebaños hasta la Plana de Castellón para alimentarlos en los meses más fríos. En Vila-real se asombrarían ante la representación de la Pasión local y fueron los transmisores de la misma a su regreso a las tierras altas de partida (también Miravete de la Sierra tuvo su “Abajamiento”). Desde el siglo XIV al XVII se estuvo representando el “Davallament” (“Descendimiento” de la Cruz) en Vila-real. En 1750 se recupera la representación, pero ya en castellano, por imperativo del Decreto de Nueva Planta borbónico.


El texto teatral de la Pasión de Camarillas, que se escenificaba el Jueves y el Viernes Santo, está salpicado de abundantes acotaciones indicativas de las circunstancias propias de las escenas. La obra acoge a 36 personajes individuales y 11 no terrenales que incluyen 9 Ángeles, la Música y el Demonio. Los buenos se expresan comedidamente y los malos estentoreamente. Algunos de los hechos “ocurren” fuera de la vista del público, tras unas cortinas.


Los objetivos de la representación eran poner en práctica el rezo penitencial y recordar la catequesis de la ética católica. Ante la prohibición real de representarse dentro de las iglesias, se hacía en las calles, partiendo de un entablado en la puerta de la Iglesia de la Virgen del Castillo, hoy hundida. La acción, seguida de una comitiva popular, se dirigía a la Loma de la 3 Cruces (Calvario), donde en otro entablado con una trampilla -las cortinas ocultaban las escenas más crueles- se mataba al Cristo y se remataba la función con el Descendimiento.


Gonzalo Tena Gómez





 

martes, 8 de agosto de 2023

EL DESPLIEGUE DE ENERGÍAS RENOVABLES EN EL MEDIO RURAL (y 17) Moratoria a los macroproyectos de renovables: una propuesta de síntesis


 

En los últimos tiempos una fractura muy amplia y profunda divide al ecologismo en España en relación con la implantación de energías renovables. No se discute el por qué, sino el cómo, y ante la agresividad que ha alcanzado el debate, formulamos una propuesta sintética. El horizonte político próximo, las elecciones generales del 23-J, así lo determina, y pensamos que es necesario emplazar de forma concreta a las fuerzas políticas que concurren a los comicios.

En este debate, y de forma muy resumida, una de las partes, A, defiende que el despliegue debe hacerse a toda velocidad. La otra, B, objeta que hay que reflexionar y planificar. En términos generales, el poder político y el empresarial confluyen con el primer planteamiento, a pesar de la incomodidad que esto puede causar en A. Dada la configuración del sector energético español, dicha concurrencia hace que el despliegue de renovables se esté efectuando con macrocentrales eólicas y fotovoltaicas en el medio rural impulsado por el oligopolio eléctrico y por especuladores, y con un trasfondo de posibles casos de corrupción política. B también discurre con compañías indeseadas: elementos negacionistas del cambio climático y ultraderechistas que emplean el asunto como uno de los fetiches de lo que se denomina «guerra cultural».

En una segunda capa del debate, A se acoge a la legislación ambiental como criterio discriminador de los proyectos de renovables que pueden y no pueden hacerse por motivos medioambientales. B objeta que ni esa legislación, ni las Administraciones Públicas, están siendo funcionales en la misión de velar por el medio ambiente, aspecto que se ha verificado con la aprobación del Real Decreto 20/2022, que acaba con la Evaluación de Impacto Ambiental en proyectos de generación de energía eléctrica con renovables.

Sin embargo, frente a la beligerancia, existen puntos que unen a ambas orillas: (1) es necesario reducir drásticamente las emisiones de CO2, y para ello es imprescindible consumir menos combustibles fósiles; (2) lo anterior obliga a una pronta sustitución de los hidrocarburos por fuentes de energía renovables; (3) existe una mayoritaria preferencia por la generación distribuida: autoconsumo y comunidades energéticas; (4) asimismo, existe la conciencia generalizada de que no es posible la transición que se requiere sin superar las lógicas del sistema económico dominante: los recursos materiales del planeta son limitados y no se puede crecer infinitamente, por lo que como mínimo es necesario ahorrar, relocalizar la producción acercándola al consumo y abordar políticas de reciclaje y reutilización distintas a las vigentes.

En este contexto general, y en el particular del medio rural turolense, estragado por un maremoto de macroproyectos de renovables, el Colectivo Sollavientos apuesta por una moratoria que no cuestione el proceso de transición energética. Se concreta en los siguientes puntos:

a) Moratoria de macrorrenovables en el medio rural y planificación profunda y democrática sobre su implantación. Este punto es ineludible, y su no aceptación constituye un agravio comparativo inaceptable, porque el despliegue de la eólica marina ha disfrutado de una moratoria de facto.

b) Despliegue de renovables sin pausa en áreas degradadas, transformadas y de grandes consumidores: ciudades, zonas industriales y periurbanas. Este punto implica redefinir el diseño de las redes eléctricas de transporte y distribución, y muy señaladamente el emplazamiento de las Subestaciones Eléctricas Transformadoras.

c) Constitución planificada y prescriptiva de comunidades energéticas y de unidades de autoconsumo, con las adaptaciones de la legislación vigente que se requieran.

d) Cambio en el modelo de movilidad, mediante la articulación de sistemas de transporte público realmente viables y universales, tanto en el medio urbano como en el rural.

e) Incentivos al ahorro energético y penalización del consumo superfluo y prescindible.

Es una propuesta ambiciosa, que requiere concretar previamente qué consideramos entorno rural y urbano, consumo energético superfluo o constitución prescriptiva, pero pensamos que es una propuesta justa, razonable y realizable. En definitiva, es cuestión de voluntad y por ello emplazamos al resto del ecologismo y a las fuerzas políticas.



Ivo-Aragón Ínigo

Colectivo Sollavientos