“EL PINO DE
COBATILLAS”
Gonzalo
Tena Gómez*
A Gus
Francis
En el
sazonado subsuelo de una umbría entre los pueblos de Cirujeda y La Cañadilla, actualmente anexionados al municipio de
Aliaga, extiende sus supuestas poderosas raíces el
denominado “Pino de Cobatillas”. Su nombre no debe despistarnos: alude al
topónimo del Alto de Cobatillas, y no al pueblo de la misma denominación. Se trata de un árbol descomunal, un pino negral de doble tronco, que
requería cuatro personas adultas para abrazarlo.
Para su desgracia (y la nuestra), se halla dentro del área devastada por el
famoso “incendio de Aliaga” de julio de 2009, y fue gravemente afectado por
éste. Pero, contrariamente a algunas afirmaciones iniciales que lo dieron por
perdido, prodigiosamente, sobrevivió.
A finales del verano de 2013, rodeado de los esqueletos de otros pinos
menores, y de otros vivos, su estado es el siguiente: el tronco orientado hacia
el Este, con su poderosa base astillada, carbonizada y hueca, descansa abatido
sobre el suelo en pendiente, con toda la maraña de sus fuertes ramas peladas,
plateadas unas y ennegrecidas otras. El tronco superviviente, en contacto con
el muerto, de igual modo seriamente mordido por las llamas, sustenta una copa también quemada en la mitad de
su volumen, pero bien viva y lozana en su otra mitad.
Periódicamente, antes y después del incendio, nuestro árbol ha recibido
visitas curiosas y admirativas, a veces emotivas, como la organizada por
“Nuestros montes no se olvidan” el 2 de junio de 2012. Hace unos años, una risueña, felina e intrépida
lugareña, escaló uno de los troncos y se desplazó por sus ramas elevadas ante
la mirada atónita y temerosa de quienes la acompañábamos. Hay, incluso, quien
le ha dirigido una sentida carta.
En la relación de treinta y tres árboles seleccionados por el Gobierno
autonómico para la primera catalogación
de los “Árboles Singulares de Aragón”, esta conífera se encuentra en el cuarto
lugar de importancia. Se le etiqueta como Pinus
nigra , se le indica un perímetro del tronco de 6,10 m y se le atribuye una
valoración final de 130.539,28 euros, según la “norma Granada”. Por su parte,
“El Escobón” de Linares de Mora, de la misma especie, pero con morfología
diferente, aparece en el lugar décimo tercero, valorado en 86.702,78 euros.
A pesar de que el Catálogo de Árboles Singulares de Aragón se creó por el
decreto 34/2009 de 24 de febrero, nos preguntamos si el Departamento de Medio
Ambiente del Gobierno de Aragón está efectuando el preceptivo seguimiento
periódico y continuo de nuestro sufrido protagonista. Lo que sí es evidente es que no existe ningún
tipo de señalización en su cercanía (¿mejor así?), ni tampoco un entorno de
protección en su base. Quizá no le viniera mal una buena sesión de “estilismo y
manicura” para ponerlo guapo.
En todo caso, “El Pino de Cobatillas” se erige como ejemplo de la
regeneración de la vida y como símbolo triunfante de la supervivencia y de la resistencia del Teruel interior ante
las agresiones que su territorio padece y contra la incertidumbre de su futuro.
* Colectivo Sollavientos