sábado, 21 de noviembre de 2020

ODS TERUEL 2030 (5): Y SOLAR TERUEL



Y no solo molinos encontraron don Quijote y Sancho Panza, también caballeros de brillante armadura como el caballero de los espejos... Y es que en nuestro caminar por el Teruel de 2030 todo indica que en nuestras sierras se divisarán, además de enormes aerogeneradores, grandes huertos solares ubicados en nuestras muelas y planicies.

A finales de los años 90 muchas masías de nuestra provincia se equiparon con pequeños paneles solares y baterías. En cierto modo fueron pioneros, una vez más, de una innovación que, evidentemente, iba en contra de intereses económicos mucho más poderosos que los de nuestros masoveros. La prioridad era la electrificación tradicional o la nada, tal como se ha demostrado con la Legislación vigente hasta hace pocos meses, que castigaba el autoabastecimiento; o con los esfuerzos por seguir realizando grandes tendidos eléctricos. Pero la cosa está cambiando: una nueva Legislación potencia el autoabastecimiento e incluso el vertido de electricidad sobrante a la red; la tecnología ha evolucionado y los precios de las instalaciones fotovoltaicas han bajado; y, finalmente, se impone la cruda realidad de un cambio climático que por fin parece forzar la modificación de modelos inamovibles, toda vez que está revitalizando nuevas opciones de energía, consumo y desarrollo.

Sin embargo, esta necesaria y obligada transición de la energía "sucia a la limpia" parece abocada a un mero cambalache: el desarrollo a base de minas y centrales eléctricas se sustituye por huertos solares y aerogeneradores, sin tener en cuenta que, aunque la producción eléctrica resultante pueda ser la misma o superior, los modelos no son equiparables. Las nuevas energías requieren de un mínimo número de empleos, por tanto, no pueden considerarse y "venderse" como motores de desarrollo, como sí lo fueron sus antecesoras. Si a esto se le suma que lo que aparece de forma continuada en el BOA con el título de "proyecto de interés autonómico" hace referencia a macro instalaciones promovidas por grandes empresas financiadas en muchos casos por fondos de inversión, nos encontramos con la antítesis del modelo de sostenibilidad que pretenden las energías renovables.

Y es que la energía limpia es codiciada por las grandes empresas que deben completar sus obligatorios cupos de renovables para poder acceder a las subastas internacionales. También es codiciada por nuestros políticos, que se ponen la etiqueta de la sostenibilidad cuando presentan uno de estos grandes proyectos, prometiendo trabajo y desarrollo. Y, evidentemente, también es codiciada por todos nosotros, ya que no dudamos que son parte de nuestro futuro.

Sin embargo, todo esto no implica caminar conforme marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU y del espíritu del conjunto de ellos. La energía solar es un claro ejemplo de lo que debería ser un modelo de energía sostenible, de autoabastecimiento y local en la medida de lo posible. Y es que lo que hicieron los masoveros hace años es lo que se debería plantear en estos momentos: fomentar pequeñas instalaciones, tanto en hogares como en granjas o naves, en el ámbito rural y urbano, fomentando el autoconsumo y,  si es posible, el vertido a la red de lo que no se puede acumular o consumir. Sólo de esta manera estaremos cambiando un modelo que, de otra forma, nos presentará en un futuro lo que en un pasado fue Teruel: una fuente de recursos para una energía que se usa mucho más allá de sus montañas.

José Manuel Salesa Ariste

Colectivo Sollavientos

lunes, 16 de noviembre de 2020

ODS TERUEL 2030 (4): EL CAMBIO CLIMÁTICO AQUÍ






La reflexión sobre un asunto de tanta transcendencia resulta ineludible, en conexión con otras gravísimas cuestiones que acaparan nuestro día a día. El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos sus habitantes, como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 10 años  hasta alcanzar el 2030. Se han de involucrar en su consecución los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas individualmente. Recordamos  que el nº 13, que ya se aborda en otro artículo de esta serie, dice:

Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos celebrados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).

Ya se tarda en poner en práctica medidas preventivas. Habrá que arbitrar otras adaptativas y paliativas. Los bosques de Teruel proporcionan recursos, empleo y servicios recreativos y paisajísticos. También contribuyen a la protección del suelo, al mantenimiento del ciclo del agua y de la diversidad de especies vivas, así como a la fijación del carbono atmosférico. El Plan Forestal de Aragón, que empezó a fraguarse con participación ciudadana en diciembre de 2016, habiendo pasado por las fases informativa, de debate y de retorno en junio de 2018, se ha de tomar muy en serio en su configuración final su propuesta de “gestión adaptativa frente al cambio climático” en lo referente al aumento de probabilidad de incendios, propagación de plagas y otros aspectos. En todos los ámbitos (agricultura, salud pública, protección civil…) se ha de tener en cuenta la proliferación de los fenómenos meteorológicos adversos, variaciones térmicas anómalas, disminución del volumen de agua disponible, etc. Este objetivo se apoya en todos los que utilizan el calificativo “sostenible”, y tratan sobre energía, producción, infraestructuras, crecimiento o ecosistemas.

El documento Estrategia Aragonesa de Educación Ambiental (EAREA 2030) nos avisa de que el cambio climático (encuadrado en el cambio global) está afectando negativamente a la salud de las personas, a la biodiversidad, a la agricultura y al turismo. Hay otros efectos relacionados: pérdida de recursos hídricos y pesqueros, pérdida de pastizales y otros agrosistemas tradicionales, contaminación por nitrógeno (purines). Así pues, se impone la implementación de medidas para aumentar la resiliencia en los sistemas naturales, en la población humana y en las actividades productivas.

Siguiendo con el documento citado, que se hace eco de las metas del ODS nº 13,  la educación ambiental –pilar básico para afrontar problemas relevantes y progresar colectivamente- ha de construir un discurso positivo y proactivo, que comporte un cambio de hábitos de vida relacionados con el consumo, residuos, transporte, movilidad, ganadería, agricultura y gestión forestal. Las estrategias educativas propuestas habrían de ser asumidas por las personas que ostentan cargos de responsabilidad y capacidad de decisión en el ámbito público.

Gonzalo Tena Gómez

Colectivo Sollavientos