
Teruel ya no verá pasear por sus calles a uno de sus apasionados defensores. Al alba Juan Paricio ha levantado el vuelo con la brisa de esta lenta primavera turolense, poquito a poco como los resistentes amantes, dejándose la vida en una lucha discreta y tenaz por la vida y Teruel.
Demasiado joven, compañero, demasiado joven para, a pesar de todo, no pensar en tantas cosas bellas que esperaban tu aliento y tu sabiduría, tu sonrisa y palabra de hombre cabal, juicioso, sólido y entero en estos tiempos tan escasos de sabios generosos, tan raros en lógica y razones, tan necesitados de tu diálogo fino y sereno y por eso rotundo y pleno, tan precarios en constancia ciudadana, conciencia solidaria y visión de futuro, tan míseros en coherencia y amistad sincera que aportabas siempre a manos llenas.
Luchador incansable hasta el último suspiro: te has llevado al adentro de la Tierra más conforme consigo misma, esas, hoy, extrañas cualidades para tal vez plantarlas al mañana con el empeño y la esperanza de que germinen, renazcan, broten, surjan en esta primavera tan lenta y silenciosa de Teruel, y crezcan, crezcan.
Así podrán detenerse tus amigos turolenses del mundo al ver un nuevo árbol de reflexión incombustible al desaliento revivir por encima de toscos egoísmos, enrarecidos conformismos y torpes decisiones.
Nosotros te queremos y en primavera regaremos ese árbol sobre esta tierra.
Y ahora, vuela, vuela a diez mil metros sobre el mar, pensando en ella, vuela.
Lucía Pérez
Colectivo Sollavientos