publicado por Chabier de Jaime en: http://www.naturaxilocae.blogspot.com
Puertomingalvo es un destino en sí mismo para el
viajero. Es uno de los pueblos más bonitos de Aragón. Alberga en su
término unos paisajes bien poco conocidos; en ellos contrasta el frío de
la sierra de Gúdar y el atemperamiento de los barrancos por los que
remonta el aire fresco y cálido del cercano Mediterráneo. Literalmente
colgada sobre el río Linares, con una caída de 500 m. y de la vecina
localidad castellonense de Villahermosa del Río, de la que se llega
subiendo 700 m. de desnivel en menos de ocho kilómetros en línea recta.
Puertomingalvo es, pues, un balcón de la cordillera Ibérica sobre llanura litoral.
El
pueblo tiene un caserío muy cuidado, fruto de la preocupación de
vecinos y alcaldes en conservar y restaurar las casas atendiendo al
estilo tradicional. La población es muy escasa. Casi toda ella marchó
durante el éxodo rural de los ‘60 hacia L’Alcora y otras localidades
castellonenes a trabajar en las industrias azulejeras. Sin embargo, la
proximidad y el vínculo a las raíces hacen que los fines de semana estén
llenas las calles y las casas ocupadas. Incluso ejerce de polo
turístico para gentes tierras valencianas que han adquirido apartamentos
de reciente construcción. El turismo aragonés,como en tantas comarcas
de Teruel, casi inexistente. Hay tanto que ver en Salou…
Recorrer
las calles, especialmente durante la noche, tiene encanto, incluso en
días fríos. Las gentes, amables, tienen ese acento dulce y musical, tan
característico del Maestrazgo, que se extiende desde Aliaga hacia las
tierras altas de la provincia de Castellón. Hay varios edificios de
interés histórico.
Casas palacio de estilo aragonés, con sus tres alturas y galería de arquillos, cubierto por un alero de madera.El ayuntamiento, de estilo gótico del siglo XIV. El hospicio de Santa María de Gracia del XV. Varias ermitas tardomedievales. Su imponente iglesia de la Purificación y San Blas. Y múltiple detalles en cada casa …
en cada esquina …
Territorio
entregado al arzobispado de Zaragoza para organizar su poblamiento.
Gentes y tierras aragonesas aunque con una intensa vinculación con las
de las castellonenses, tanto las vecinas del Maestrat como con las de la
Plana de Castelló, hacia donde han ido emigrando, especialmente en las
últimas décadas.
El pueblo está encaramado sobre un alargado cerro.
En
su extremo oriental se yergue el espectacular castillo. Su construcción
comienza en el año 1.202 teniendo como función la consolidación de la
frontera del reino de Aragón. Los sillares crean un volumen pétreo que
se levanta contra el cielo.
Hacia
el este se extiende el caserío integrado en las murallas, abiertas con
sus dos portales. En el otro extremo, cerrado por lienzos de la muralla,
apartamentos de nueva construcción, levantados en los años del boom del
ladrillo sobre las eras abandonadas.
A
los pies del pueblo se extiende una depresión cerrada por pequeños
cerros y que vierte hacia el norte, hacia la sierra. En un primer
momento pensé que se trataba de un polje capturado por la red fluvial,
pues afloran calizas, en todo el entorno, pero no lo he podido
confirmar. En cualquier caso es una singularidad hidrológica. Las aguas
que se recogen en este balcón de la sierra de Gúdar no se dirigen hacia
el inmediato río Linares sino que se encaminan por el barranco de Gil
hacia la rambla de Puertomingalvo, afluente del río Monlleó. Es decir,
las aguas que se recogen en el balcón no caen hacia la “calle”, sino que
se meten hacia la “casa”, la sierra …
Quisimos
disfrutar de la vista del pueblo que ofrece la ladera de la Peña de la
Horca. Para ello dejamos la carretera a Villahermosa a la altura de la
ermita de Santa Bárbara (gótica, del XIV), tomando la pista que conduce a
Sant Joan de Penyagolosa, mítico monasterio y cima montañosa por excelencia para el pueblo valenciano. Pero nosotros nos quedamos allí mismo, frente al pueblo para saborear el paraje.
Un mosaico de pastos, sembrados, masías y bosquetes se extiende por las suaves laderas que descienden del pueblo.
Los pastos, muy poco aprovechados, aún mantienen los muros de piedra seca para encerrar el ganado …
Hacia la hoya las laderas están intensamente abancaladas. Bancales con pequeñas paredes de piedra por la escasa pendiente. Las tierras de la parte baja mantienen su cultivo. Algunas parcelas son extensas y el freático está tan cercano que aseguran las cosechas. Aún así, no son pocas las parcelas plantadas de chopos canadienses, como en la vega del Alfambra o del Jiloca.
En
las laderas se hacen más comunes las pequeñas terrazas. Algunas han
sido sembradas por alfalfa, para su aprovechamiento como forraje …
Otras
parcelas más pequeñas se han abandonado hace unos pocos años y, las
hierbas primero y las aliagas después, comienzan a tapizar el suelo…
Sin
embargo, conforme se asciende el erizo se enseñorea del territorio. El
viento, persistente en este saliente orográfico, favorece a esta mata
achaparrada frente a la aliaga, más altiva, más expuesta.
Los peñascos calizos afloran mostrando el buzamiento de sus estratos …
Son
calizas cretácicas entre las que se intercalan areniscas rojas que nos
confunden haciéndonos creer que se trata de rodenos triásicos. Son
delgados estratos de calcarenitas ferruginosas.
Cuando el suelo se hace más profundo y el viento arrecia los erizos tapizado el suelo con sus semiesféricos pulvínulos …
… que pueden llegar a cerrarse en aquellos lugares en los que la reja del arado no ha entrado en varias décadas …
Juegan
el papel ecológico de los aliagares de tierras más secas. Hostil al
paseante y al ganado, cierra la herida de la tierra desnuda. Es el horror vacui
de la vegetación. El erizo, esta mata humilde y austera, es un símbolo
de estas sierras en tiempos de abandono de la mano humana.
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