lunes, 16 de noviembre de 2020

ODS TERUEL 2030 (4): EL CAMBIO CLIMÁTICO AQUÍ






La reflexión sobre un asunto de tanta transcendencia resulta ineludible, en conexión con otras gravísimas cuestiones que acaparan nuestro día a día. El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos sus habitantes, como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 10 años  hasta alcanzar el 2030. Se han de involucrar en su consecución los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas individualmente. Recordamos  que el nº 13, que ya se aborda en otro artículo de esta serie, dice:

Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos celebrados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).

Ya se tarda en poner en práctica medidas preventivas. Habrá que arbitrar otras adaptativas y paliativas. Los bosques de Teruel proporcionan recursos, empleo y servicios recreativos y paisajísticos. También contribuyen a la protección del suelo, al mantenimiento del ciclo del agua y de la diversidad de especies vivas, así como a la fijación del carbono atmosférico. El Plan Forestal de Aragón, que empezó a fraguarse con participación ciudadana en diciembre de 2016, habiendo pasado por las fases informativa, de debate y de retorno en junio de 2018, se ha de tomar muy en serio en su configuración final su propuesta de “gestión adaptativa frente al cambio climático” en lo referente al aumento de probabilidad de incendios, propagación de plagas y otros aspectos. En todos los ámbitos (agricultura, salud pública, protección civil…) se ha de tener en cuenta la proliferación de los fenómenos meteorológicos adversos, variaciones térmicas anómalas, disminución del volumen de agua disponible, etc. Este objetivo se apoya en todos los que utilizan el calificativo “sostenible”, y tratan sobre energía, producción, infraestructuras, crecimiento o ecosistemas.

El documento Estrategia Aragonesa de Educación Ambiental (EAREA 2030) nos avisa de que el cambio climático (encuadrado en el cambio global) está afectando negativamente a la salud de las personas, a la biodiversidad, a la agricultura y al turismo. Hay otros efectos relacionados: pérdida de recursos hídricos y pesqueros, pérdida de pastizales y otros agrosistemas tradicionales, contaminación por nitrógeno (purines). Así pues, se impone la implementación de medidas para aumentar la resiliencia en los sistemas naturales, en la población humana y en las actividades productivas.

Siguiendo con el documento citado, que se hace eco de las metas del ODS nº 13,  la educación ambiental –pilar básico para afrontar problemas relevantes y progresar colectivamente- ha de construir un discurso positivo y proactivo, que comporte un cambio de hábitos de vida relacionados con el consumo, residuos, transporte, movilidad, ganadería, agricultura y gestión forestal. Las estrategias educativas propuestas habrían de ser asumidas por las personas que ostentan cargos de responsabilidad y capacidad de decisión en el ámbito público.

Gonzalo Tena Gómez

Colectivo Sollavientos


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