domingo, 27 de septiembre de 2009

INCENDIO FORESTAL EN EL Lic DE CASTELFRIO (TERUEL)


Este verano, a finales de Julio, un incendio ha devastado varios cientos de hectáreas del Lic de Castelfrio en Teruel. El fuego se ha cebado en la masas de pinar de regeneración y de las repoblaciones con pino silvestre y pino laricio realizadas desde la década de los sesenta del siglo pasado . En las últimas repoblaciones, realizadas al principio de la década de los ochenta, aún son visibles las labores de preparación del terreno con maquinaria pesada y se pueden observar las terrazas y el suelo levantado con el subsolado realizado por la bulldocer. Podemos asegurar que en el desarrollo de este incendio, cuyo origen fue un rayo en unas condiciones definidas como “las tres treinta” (más de 30ºC de temperatura, vientos superiores a los 30 km/h y humedad inferior al 30%) ha tenido un papel decisivo la presencia de esta masa forestal excesivamente inflamable.

La propiedad de este lugar es de la Comunidad Autónoma de Aragón, lo cual ofrece las condiciones para que las actuaciones tras el incendio se ejecuten pensando en el interés general, que en un espacio protegido debe ser la conservación de los valores naturales y del paisaje. El Gobierno de Aragón debe recurrir a investigadores de zonas mediterráneas afectadas por incendios para fijar el protocolo de actuaciones a realizar e incluso ofrecer este espacio como laboratorio de investigación, que pueda ser modelo para otras situaciones que en este o en otros lugares se produzcan en el futuro.

Pasados ya varios meses desde el incendio y desencadenadas varias tormentas que han lavado de cenizas y polvo, podemos comenzar a valorar la realidad.

El fuego se extendió con virulencia a través de las masas de pinar. Parte de las masa forestal autóctona, de la poca superficie de pinar silvestre que existía en esta finca cuando se compro en 1952, ha sobrevivido, gracias a la protección del cantil de rocas, a su ubicación en la umbría y también seguramente al destino; por lo que muy probablemente este y otros relictos de vegetación natural van a permitir la revegetación natural del terreno, al menos en lugares favorables en cuanto a presencia de suelo y humedad.

Las solanas han quedado muy arrasadas, lo que agrava su situación extrema con escaso suelo y falta de humedad. Es muy probable que sean estos lugares los que sufran más para recuperarse. Ello implicará en el corto plazo problemas de erosión por arrastres, que ya están siendo observados tras las últimas lluvias desencadenadas en la zona en la última quincena del mes de Agosto.

Frenar la erosión es prioritario. Parte de la madera quemada puede utilizarse para construir pequeños diques naturales que retengan suelo. Seguramente mucha de la madera quemada sigue teniendo un valor económico, pero es interesante que se mantengan un número considerable de pies que sirvan de posaderos a aves forestales, que ayudaran a dispersar semillas, y que siguen presentes en la zona incendiada.

Queremos hacer hincapié en que este ecosistema no ha muerto. Tras la perturbación ha comenzado a resurgir como ave zenit de sus cenizas. Esto se observa tanto en los nuevos brotes de plantas resistentes al fuego como las carrascas o pioneras como rosales, agracejos y pratenses, como en el inicio de actividad de los hormigueros de hormiga roja ó en la presencia de aves forestales que no terminan de abandonar su territorio incendiado.

Ha de realizarse un inventario de los biotopos que han posibilitado la incorporación de este espacio a la RED NATURA 2000, para en torno a ellos dirigir las tareas de restauración. La elaboración del Plan de Gestión de esta zona de Especial Conservación, según lo dispuesto en la Ley 42/2007, de Patrimonio Natural y Biodiversidad, debe definir el futuro de este espacio protegido.

Tras el incendio deberá reconsiderarse el papel de Coto Social de Caza y en concreto el Plan cinegético recientemente aprobado para esta temporada. También la gestión ganadera, que en este espacio se centra en una cabaña de vaca serrana ibérica turolense, raza autóctona de estas sierras en proceso de recuperación.

La participación de expertos, de Ayuntamientos y colectivos sociales, en recibir la información de lo que se pretende realizar, y escuchar sus propuestas, es primordial para que este lugar y la gestión que en él se ejecute sea aceptada socialmente y tomada como algo propio, lo que sin duda facilitara su conservación y protección.



Ángel Marco Barea


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