jueves, 21 de octubre de 2010
La Geología en la sociedad del conocimiento
Está emergiendo en Europa la Geología popular, el descubrimiento por el gran público de la cultura geológica. Ello ha sido fruto de la concurrencia de dos flujos de intereses y sensibilidades. Por un lado, los geólogos han abierto un camino hasta ahora inédito en la divulgación científica: mostrar la geología directamente sobre el terreno, poner en valor la naturaleza como auténtico laboratorio de aprendizaje. Ya antes, la paleontología y los fenómenos catastróficos (volcanes, terremotos) proporcionaban contenidos a espectaculares documentales de televisión; pero es ahora cuando comenzamos a darnos cuenta de que cualquier montaña anónima puede desvelar secretos apasionantes. Por otro lado, muchos territorios rurales de la vieja Europa que han apostado por el turismo cultural y el eco-turismo han encontrado en la geología un producto de calidad que pueden incorporar a su oferta.
Son numerosas las iniciativas que en los últimos años han ido surgiendo en nuestro país en torno al patrimonio geológico y su divulgación: reservas y parques geológicos y geo-mineros; celebración del Año Internacional del Planeta Tierra, así como de actividades geológicas dentro de la Semana de la Ciencia; Geolodía, nacido en Teruel en 2005 y organizado ya a escala nacional en 2010 como una gran manifestación popular y mediática… Las administraciones públicas han contribuido también a este movimiento con la declaración de Puntos o Lugares de Interés Geológico en muchas regiones, o la incorporación de los conceptos de geodiversidad o geoparque a las legislaciones de protección del medio natural (por ejemplo, la Ley estatal de Patrimonio Natural y Biodiversidad, de 2007).
Pero la ‘cultura geológica’ no puede ser para la sociedad sólo un entretenimiento ocioso, una actividad de recreación que toma como objeto las curiosidades de la naturaleza como quien contempla las imágenes de un caleidoscopio. Decimos pertenecer a una llamada ‘sociedad del conocimiento’, un concepto sin duda más prometedor y con más calado que el de ‘sociedad de la información’. Declaramos la necesidad de una ciencia al servicio de la sociedad, de la innovación, del desarrollo sostenible. Pero nuestra sociedad (incluidos sus administradores) es a veces poco consecuente con esos principios.
En una sociedad que rinde culto al progreso-crecimiento como bien supremo, el papel de la Geología no es siempre bien comprendido. Sí se entiende, por ejemplo, que la Geología sirva para encontrar y explotar recursos del subsuelo (minerales de uso industrial y tecnológico, combustibles fósiles, agua…) o para asistir a la Ingeniería en la construcción de las grandes infraestructuras civiles que vertebran y nutren nuestro sistema socio-económico. En definitiva, se entienden aquellas facetas en que la ciencia es útil al avance de la sociedad. No tanto, cuando la conducción sensata de ese ‘avance’ exige dejar de pisar el acelerador para tocar el pedal del freno o cambiar de marcha. Es el caso de la Geología aplicada al servicio de la protección ambiental o de la prevención de catástrofes naturales. Resulta bastante ingrata la labor de alertar contra ciertos excesos de nuestro modelo de desarrollo, que atentan directamente contra el entorno o exponen a personas a riesgos no calculados, y obtener a cambio incomprensión y descrédito.
Se hace necesaria una nueva cultura de la tierra, una búsqueda honesta del conocimiento de los misterios que guarda, que nos ayude a comprender su dinámica y su ‘tempo’, la escala de sus procesos y las consecuencias de nuestra intromisión en ellos. De la misma manera que estudiamos la historia para no repetirla, hemos de estudiar la tierra para vivir en armonía con ella. Un reto que va mucho más allá de la curiosidad que nos suscita un hueso de dinosaurio o una estalactita.
José L. Simón Gómez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
He leído tu entrada con muchísimo interés y con deseos de aprender.
La fotografía me resulta muy familiar.
Recibe un cordial saludo, José Luis
Publicar un comentario