Según expresa la editorial al presentar este libro, Amin Maalou intenta indagar los motivos de los grandes desajustes de distinto carácter (intelectural, económico, climático) que sufre el mundo del siglo XXI, y a la vez proponer distintas ideas para paliarlos. El desajuste del mundo, opina el autor, tiene más que ver con el agotamiento de nuestros modelos sociales que con el supuestro "choque de civilizaciones". El modelo occidental traiciona sus propios valores; el del mundo árabe ha quedado bloqueado en su evolución histórica. Esperanzado y conciliador, Maalou propone una visión adulta e inteligente de nuestras diferencias y valores que favorezca el equilibrio y la paz.
Un libro recomendado para conocer la situación de incertidumbre actual.
Amin Malouf concluye su libro con estas palabras finales de su epilogo:
....He citado unos cuantos factores que permiten no perder la esperanza. Pero la tarea que hay que llevar a cabo es titánica, y no se le puede confirar a un único dirigente, por lúcido y persuasivo que sea, ni a una única nación, por poderosa que sea, ni siquiera a un único continente.
Porque no se trata únicamente de organizar una nueva forma de funcionamiento económico y financiero, un nuevo sistema de relaciones internacionales, ni únicamente de corregir unos cuantos desajustes manifiestos. Se trata también de idear sin demora, y aposentar en las mentes, una visión diferente por completo de la política, la economía, el trabajo, el consumo, la ciencia, la tecnología, el progreso, la identidad, la cultura, la religión, la Historia; una visión adulta por fin de loq ue somos, de loq ue son los demás y del destino de este planeta que compartimos. En pocas palabras, tenemos que una concepción del mundo que no sea sólo la traducción moderna de nuestros prejuicios ancestrales y que nos permita conjurar el retroceso que se anuncia.
Todos cuantos vivimos en este extraño comienzo de siglo tenemos el deber -y, más que todas las generaicones anteriores, los medios- de contribuir a esa empresa de salvamento; con sensatez, con lucidez, pero también con pasión e incluso, a veces, con ira.
Sí, con la ardiente ira de los justos.
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