Gonzalo Tena Gómez*
Redondo, por supuesto, en el sentido de completo, magnífico,
difícilmente superable; una joya
poético-musical bien pulida, a la que, de momento, solo le faltarían coreografías,
que tradujeran en lenguaje corporal la armonía musical del Universo (al
tiempo). Su predecesor es “Agua” (Monte Solo, 2007) y, a la espera, quizá, de “Aire”, es redondo como aquel, por diversas razones:
Porque en el prólogo de su “libreto”, el sabio del
cuidado de la Naturaleza, Joaquín Araújo, nos orienta hacia la cultura de la
hospitalidad, que dimana de la que nos dispensa nuestro querido, rocoso - y
frágil a la vez-, y castigado planeta azul, y nos anima a conjugar activamente
el verbo “atalantar”, en su acepción de ofrecer cuidado y acogida. Hace unos
años, el poeta Francho Nagore ya se hacía eco del sentimiento de
correspondencia hacia su pequeña tierra aragonesa:
M’aima ra polideza d’ista tierra,
aspra
a ormino, uei toba mai
que
apara a os suyos fillos,
chardín amoroso que imbita a ra
bida.
Porque propaga el
ideario del manifiesto “Geología para una Nueva Cultura de la Tierra”,
pronunciado por primera vez en Aguilar del Alfambra (Teruel), en el que “se
expresa la necesidad de que nuestra ‘sociedad del conocimiento’ comience a ver
la Tierra con una mirada distinta: no como una simple fuente de recursos
materiales, sino como un recurso cultural
en sí misma, depositaria de una sabiduría que hemos de asimilar si
queremos subsistir como especie”: La Geología se hermana con la Ecología.
Porque en esta obra se
ha llevado a cabo por primera vez un experimento geológico-musical, convirtiendo
fragmentos de series estratigráficas en armoniosas tonadas que sirven de
acompañamiento a la recitación de hermosos y vibrantes poemas: por fin la
“Música de las Esferas” ya está al alcance de nuestros oídos.
Porque en la plasmación
de los poemas y canciones están representadas las tres lenguas aragonesas ( dos
de Teruel): castellano, catalán y
aragonés.
Porque en las
ilustraciones de las piezas musicales ha participado un amplio ramillete de
artistas gráficos y fotógrafos, entre los que destaca la sensibilidad de Uge
Fuertes, en la captación de las dendritas ocres y negras de las placas calizas
y en la de vaporosos paisajes invernales nevados. Porque, en suma, el
disco-libro es el producto de una extensa participación coral en todos sus
aspectos, que ha respondido positivamente a la iniciativa del Departamento de
Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza. Así su participación
recitativa y musical se nutre de voces e instrumentistas de Teruel, del resto
de Aragón y de más allá, incluida la de Joan Manuel Serrat, que interpreta
“Pare” en su versión más reciente, ese emotivo lamento (“… que estan matant la
terra…”). El armazón musical del producto corre a cargo del grupo zaragozano O’Carolan, con exóticas reminiscencias
irlandesas.
Porque en su repertorio
aparece “Paisaje interior”, una bella canción cuyo empaque no desmerece el
convertirse en un himno de Teruel, desde las sierras y altiplanos callados
hasta donde redoblan los tambores en tierras más bajas.
Porque al escuchar los
poemas y canciones, no podréis dejar de emocionaros, a no ser que vuestro
corazón se encuentre en proceso de fosilización. “Tierra” es un CD redondo como
la propia Tierra que bien podría girar en vuestros reproductores; el regalo
ideal para recuperar amistades perdidas (podéis adquirir la grabación, entre
otros sitios, en la librería Senda de Teruel y en la librería Cálamo de
Zaragoza).
* Colectivo Sollavientos
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