Gonzalo Tena Gómez*
¿Os imagináis a Robert Capa, el legendario
fotógrafo, con su Leica colgando del
cuello, sorteando escombros por las calles y edificios de Teruel, defendida por
las tropas republicanas, en pos de conseguir instantáneas históricas? ¿Y a
Ernest Hemingway en el Mansueto enseñando a manejar el fusil a un soldado? ¿Y a
Dolores Ibárruri, Pasionaria, en la
Plaza del Torico?
¿Sabíais que el crudo invierno entre finales
de1937 e inicios de 1938, cuando tiene lugar la Batalla de Teruel, produjo
15000 bajas por congelación (contando muertos y amputados), entre los dos
bandos contendientes? ¿Que el fenómeno de la inversión térmica tuvo mucho que ver con esta tragedia añadida? ¿Que
12000 personas fueron evacuadas esos días, la mayor parte de la población de la
ciudad de Teruel, que tardaría muchos años en recuperarse? ¿Que la última carga
de caballería de la historia española -2000 jinetes del general José Monasterio-
bordeó el río Alfambra por aquellos días?
Ninguna placa o panel, ni exposición ni museo
-¿Para cuándo el Museo de la Batalla de Teruel?- hace alusión a estos destacados hechos, pero
sí nos los recuerda el periodista y meteorólogo Vicente Aupí en su libro recientemente publicado El General
Invierno y la Batalla de Teruel, de lectura obligada para turolenses y
gente interesada por los avatares de la Guerra Civil, que tanto nos ha marcado.
El libro citado pone en evidencia uno de los
episodios más encarnizados e inhumanos de la contienda fratricida, en medio de un
invierno extraordinariamente frío, con el mayor índice provincial de muertes
por cada mil habitantes, según algunos historiadores y con una terrible tributo
de sufrimiento infantil. Y en medio de la atroz adversidad y el frío insoportable,
aun hubo lugar para la expansión poética:
A ratos,
entre las nubes, aparecía la Luna; entonces podíamos contemplar una imagen
verdaderamente maravillosa del paisaje, con colinas de plata y profundos
barrancos negros. Teruel, al otro lado del valle del Turia, parecía la maqueta
en hielo de una ciudad soñada…
(Cita de un requeté del Tercio de Montejurra, del 1 de Enero de 1938, recogida
en el libro).
Por una vez, imágenes y crónicas de Teruel
aparecieron en importantes medios internacionales: las revistas Life y Newsweek, los diarios Ce Soir,
The Daily Telegraph, The Times, Daily Express, Daily Mail,
Izvestia y The New York Times, y nacionales: Heraldo de Aragón, El
Mercantil Valenciano, Las Provincias, ABC y La Vanguardia.
La nómina de reporteros gráficos que enfocaron
aspectos de la tragedia también es destacada: Además de R. Capa, H. Buckley, H.
Randall, D. Seymour, W. Reuter, Kati Horna, L. Vidal Corella, “Campúa”, A.
Centelles, etc.
Aunque disponemos de bibliografía sobre
itinerarios por la batalla de Teruel, debida a Alfonso Casas Ologaray, y sobre
vestigios de la Guerra Civil en nuestra provincia, gracias a Pedro Rodríguez
Simón y Pedro Pérez Esteban, no podemos aún hablar sobre iniciativas como la de
Jérica, en el Alto Palancia, que ha recuperado, en su pedanía de Novaliches, un itinerario de 12 kilómetros con las
fortificaciones construidas en la zona durante el enfrentamiento.
Trincheras reconstruidas, rutas señalizadas, visitas guiadas, montaje de exposiciones, creación
de museos, constitución de asociaciones… Todo contribuiría a convertir el
patrimonio de la Batalla de Teruel en un recurso cultural y
económico-turístico, compaginable con el disfrute y observación del medio
natural, en pos del fomento de la Memoria Histórica.
* Colectivo Sollavientos
No hay comentarios:
Publicar un comentario