miércoles, 15 de diciembre de 2021

CONSIDERACIÓN DEL PAISAJE (I): EL DERECHO AL PAISAJE

 “La patria es el paisaje: el paisaje es nuestro ser mismo”.

(JOSÉ ORTEGA Y GASSET)

 


 

 

El filósofo Eduardo Martínez de Pisón, para el que la protección del paisaje se ha vuelto necesaria, nos recuerda que en la cultura inglesa se produce una identificación del término belleza con la descripción de un paisaje. Mucho tuvieron que ver los pintores que dieron protagonismo al paisaje en los s. XVIII y XIX: R. Wilson, T. Gainsborough, J. Constable, J. Turner… Martínez de Pisón reivindica la vivencia del paisaje por encima de su conocimiento formal, aunque dicho conocimiento afecta necesariamente a la vivencia-experiencia ante o dentro de este entorno vital, este “escenario común heredado” cuya armonía no debemos dejar arruinarse o perderse. A este respecto, otro especialista en paisajes, el geógrafo Joan Nogué considera el paisaje un bien común, del que se deduce el derecho al paisaje. También nos recuerda que ha habido una integración armónica de las acciones de las sociedades rurales tradicionales en el medio natural. Añade que “cuando se eliminan los rasgos que le han dado personalidad y continuidad histórica, estamos hablando de destrucción del paisaje”, y esto ha ocurrido con la introducción de macroinstalaciones desde hace seis décadas. El paisaje es para Nogué, “en buena medida, una construcción social y cultural, siempre anclado en un substrato material, físico”. Él mismo cita a la escuela geográfica regional francesa o vidaliana que considera al paisaje como el rostro del territorio. A través de él se puede diagnosticar su estado de salud.

En España el paisaje se revaloriza entre la intelectualidad a partir de 1898, tras la crisis de la pérdida colonial y sus paisajes exóticos propios. Unamuno, en sintonía con Ortega, dijo que “la patria se revela en el paisaje”. En esta época, siguiendo la estela de los ilustres viajeros extranjeros del siglo XIX, literatos y artistas dan rienda suelta a su sed viajera para empaparse de los paisajes ibéricos. Azorín decía que “el paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus tártagos”.

La Institución Libre de Enseñanza, dirigida por Francisco Giner de los Ríos, de una enorme relevancia educativa, marca la comprensión y la contemplación del paisaje como objetivo prioritario. Giner relaciona el orden natural del paisaje con las cualidades y los valores culturales que le atribuye. Es autor de un ensayo titulado precisamente Paisaje, que plasma la concepción científica del mismo en la Institución.

El psicólogo Helio Carpintero aboga por la integración de la vida de cada persona en el paisaje y el biólogo Joaquín Fernández Pérez señala la influencia del cine de ficción y documental en la percepción y valoración del paisaje debido a su capacidad simbólica, y en paralelo al filósofo Nicolás Ortega Cantero incide en la determinación del carácter de los pueblos por el paisaje. Ortega Cantero piensa que la historia de los pueblos, sus aspiraciones y sus logros comunes están ligados a sus paisajes.

El escritor Rafael Núñez Florencio defiende la continuidad, homogeneidad y armonía paisajísticas, y concluye que el paisaje es nuestro patrimonio.



Gonzalo Tena Gómez (Colectivo Sollavientos)













 



 


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