El pasado día 9 de octubre aparecieron en uno de los puntos más frecuentados del Parque Geológico de Aliaga una serie de graffitis obscenos e insultantes dirigidos contra los que suscribimos: la gerente del Parque Geológico, y jueza de paz de Aliaga, Julia Escorihuela (con referencias también a un familiar fallecido), el coordinador científico del Parque, José Luis Simón, y el Colectivo Sollavientos. Junto a las pintadas apareció un escrito de los difundidos por la Plataforma Salvemos Aliaga a favor de la central térmica de Neoelectra, si bien la Plataforma negó cualquier vinculación con lo ocurrido mediante un comunicado difundido a la prensa al día siguiente.
Agradecemos sinceramente la condena de los hechos por parte de la Plataforma Salvemos Aliaga y del Ayuntamiento de la localidad, y su apoyo expreso a Julia Escorihuela, principal afectada en este desagradable episodio. Desconocemos quiénes son los autores materiales de este acto de vandalismo e intimidación, que la policía judicial está ya investigando. No obstante, sean quienes sean los autores materiales, y aunque aceptamos que la Plataforma no tenga relación alguna con ellos, no podemos evitar verlos en el contexto que arrastramos desde hace unos meses. Nos referimos a la serie de descalificaciones públicas y declaraciones de culpabilidad de las que han sido objeto las personas que en su momento presentaron alegaciones y sugerencias al proyecto elaborado por Neoelectra para la obtención de la Autorización Ambiental Integrada del INAGA. Entendemos que a ellas se refiere el manifiesto de la Plataforma Salvemos Aliaga cuando afirma que el proyecto de esta empresa “puede perderse por la oposición de unos pocos particulares externos a nuestra realidad”. Nos parece injusto que se señale de esa forma a ciudadanos cuyo “delito” ha consistido en expresar libre y pacíficamente, siguiendo cauces de participación establecidos por la ley, y con razones a nuestro entender bien fundadas, opiniones críticas al proyecto sometido por la empresa. Alegaciones y opiniones que, por otra parte, no incluían ninguna petición de cierre de la misma, y que sinceramente dudamos que sean conocidas en detalle por las personas de la Plataforma que han vertido reiteradamente críticas contra sus autores.
Algunos de los que hemos sido objeto de los insultos ni siquiera nos encontramos concernidos por la situación expuesta, puesto que no firmamos en su momento alegación alguna. No acertamos a comprender cuál es la razón objetiva que ha podido mover a alguien a consumar semejante necedad, como tampoco la que induce a otros a lanzar de una forma indiscriminada e irreflexiva consignas que, dirigidas en principio a aquéllos que hemos sido colocados sin buscarlo en alguna suerte de “bando enemigo”, acaban revolviéndose contra todos: contra el pueblo de Aliaga, contra su convivencia interna, contra su imagen exterior. Los autores de los actos vandálicos y la Plataforma Salvemos Aliaga deberían tener presente que la paralización de la actividad de Neoelectra ha sido una decisión de las administraciones públicas, no del Colectivo Sollavientos ni de las personas insultadas. Las administraciones han actuado en virtud de la obligación que tienen de velar por que los proyectos empresariales respeten la normativa vigente. Por ello, la única responsable de la paralización de la planta es la propia Neoelectra que no ha sido capaz de desarrollar en Aliaga un proyecto empresarial ajustado a la normativa legal.
Creemos y lamentamos sinceramente que la Plataforma Salvemos Aliaga, y en alguna medida también el Ayuntamiento, hayan estado malgastando energías en peleas contra enemigos imaginarios. Los que firmamos este escrito no somos personas ajenas a la realidad de Aliaga; conocemos el pueblo, su gente y su entorno; lo queremos y hemos trabajado en su beneficio desde distintos frentes. Quizá lo queremos de manera distinta a como lo quieren otras personas, quizá creemos en otro modelo de desarrollo y no nos atrevemos a calificar como “sostenible” la trayectoria seguida estos años por Cinca Verde-Courant Energies-Neoelectra. Pero nadie puede negarnos el derecho a quererlo, y nadie entre su gente tiene el derecho a considerarnos enemigos.
En Aliaga, a 18 de octubre de 2008.
Julia Escorihuela, gerente del Parque Geológico de Aliaga
José Luis Simón, coordinador científico del Parque Geológico de Aliaga
Juan Paricio, geólogo, en representación del Colectivo Sollavientos
1 comentario:
Queridos amigos, desde hace tiempo os habeis posicionado cláramente en contra de la voluntad de un pueblo, de un grupo social que convive y se relaciona con el unico fin de sobrevivir y lograr el bien común en un determinado lugar. Por lo tanto es la gente de ese lugar y no los extraños a él los que deben juzgar o ser juzgados con el fin de que no se altere la paz social y el bienestar en su territorio.
Por otro lado la guerra dialéctica en los medios ha tenido dos frentes concretos, por un lado los vecinos de Aliaga y por otro vuestro colectivo rebatiendo lo espuesto por los primeros.
En vuestros discursos se han vertido descalificaciones generalizadoras sobre los habitantes de Aliaga, a los que habeis colocado prejuicios o etiquetas despectivas como "catetos reunidos", por citar alguna. Cuando se utilizan prejuicios, el que los usa se coloca en un plano de superioridad, en este caso concreto, si los de Aliaga son considerados por ustedes catetos, es porque ustedes, lógicamente no lo son, o al menos no os considerais como tales.
La embajadora de vuestro colectivo en Aliaga es una clara muestra de lo dicho anteriormente, o al menos es lo que ella cree.
No me vengais con tonterías ahora que ya se conoce el desenlace de este asunto, a ver si ahora vais a ser vosotros las víctimas.
Si este desenlace no se hubiese producido, ¿no seguiríais contestando a nuestros escritos?.
Ahora os lamentais y quereis la paz social, ¡hace falta ser hipócritas!.
Al señor José Luis Simón le digo que es tarde para comunicados y que goza de mi más absoluto desprecio, al igual que su compañera Julia y demás componentes de este colectivo.
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