viernes, 19 de diciembre de 2008
LAGUNA DE EL CAÑIZAR
El pasado domingo tuvo lugar una visita a la laguna de El Cañizar, entre los términos de Cella y Villarquemado. Un buen número de naturalistas, científicos, excursionistas, estudiantes, profesores y vecinos de los pueblos. Casi sesenta personas que querían conocer de primera mano cómo progresa la recuperación de uno de los humedales más importantes del sur de Aragón.
Hizo un día muy nublo, de temperturas bajas y muy venteado, lo que aumentaba la sensación de frío. Incluso cayeron ráfagas de pequeños granos de nieve, como anisillos.
La laguna estaba espléndida. Las recientes lluvias han saturado los acuíferos que vierten su caudal en los prados alimentando el vaso que ya alcanza las 240 hectáreas de extensión y una profundidad máxima de casi un metro. Una buena parte de los prados periféricos, tantos años secos, estaban inundados.
Fue una jornada tan excursionista como naturalista. Partimos de la pequeña laguna situada junto observatorio de Villarquemado recorriendo por encima de la mota que cierra la laguna por el oeste. Aquí pudimos disfrutar con unos buenos bandos de avefrías que descansaban sobre la lámina de agua junto a un grupo de agachadizas comunes.
Más adelante encontramos la concentración de patos. Estaban casi todas las especies habituales durante la invernada. En número destacaban los azulones. Pero entre ellos, tanto posados como en vuelo, se podían encontrar cercetas comunes, patos cuchara, porrones comunes, ánades frisos y algún rabudo. ¡Y sin buscar mucho, pues los hidrogeólogos nos llevaban ... a galope!
Cruzamos por el puente de madera hacia el término de Cella, donde pudimos ver la continuación del canal perimetral. Nos acercamos a un nuevo refugio, donde algunos repuseron fuerzas almorzando y, los más, continuaron con sus entretenidas conversaciones sobre insectos, freáticos, flora endémica, censos de fauna, desarrollo sostenible y proyectos ambientales para nuestras comarcas. ¡Qué buen ambiente!
Sin entretenernos mucho, retomamos la marcha entre unos extensos y espléndidos carrizales por la margen izquierda del río madre o río Cella, el drenaje principal del humedal. Mientras tanto, algún grupo de grullas sobrevolaba los prados mientras el cernícalo vigilaba el movimiento de los topillos.
Entre tanto, iba tomando cuerpo el grupo de SEO-BirdLife de Teruel: un grupo de aficionados a la Ornitología que tiene como propósito conocer, conservar y disfrutar de los montes y valles del sur de Aragón a través de la observación de las aves.
Retornamos al embarcadero de Villarquemado. En total, casi doce kilómetros por caminos embarrados y encharcados, pero que se llevaron muy bien comprobando como fructifica el esfuerzo de personas e instituciones.
Como bien dice Antonio Torrijo, el agua y la tierra son una mezcla muy productiva. Este humedal va a dar muchas sorpresas a los estudiosos y amantes de la Naturaleza.
Chabier de Jaime Loren
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