El Diario de Teruel, de hoy, Sábado, 7 de noviembre de 2009, publica este artículo de opinión sobre los pueblos de Teruel, donde el autor aporta su punto de vista sobre la despobación rural de la provincia de Teruel.
TRIBUNA ABIERTA
Nuestros pueblos de Teruel
La mayoría de los pueblos de nuestra provincia no han seguido, desgraciadamente, el mejor de los caminos, en los últimos cincuenta años. Desde mediados del pasado siglo, poco a poco, se han ido despoblando, atraídos por otros territorios que habían alcanzado un cierto desarrollo. Mientras tanto, en estas zonas receptoras tenía lugar, naturalmente, el fenómeno contrario, se producía un continuo crecimiento poblacional con la llegada de aquellas gentes que buscaban mejorar su situación económica y social. En nuestros pueblos más pequeños, salvo algunas excepciones, iban quedando, solamente, las personas mayores, las personas que, por su edad, no pudieron emigrar. Y este éxodo, que continúa, aunque algo aminorado, ha ido acercando, especialmente a estos pueblos de más escasa población, a su práctica extinción. Triste final para unos pueblos que gozaron de vida, que albergaron niños y jóvenes. Triste final para unos pueblos que tuvieron ilusiones,que creyeron que irían a más, que podrían crecer y esto les traería trabajo, servicios y, como consecuencia, un mayor bienestar.
Esto que ya ha ocurrido, con mayor intensidad, en los pueblos más pequeños, en aquéllos de menor población y menos recursos, también se ha dado y sigue dándose, salvo meritorias excepciones,e n los pueblos de mayor entidad, tal vez más lentamente y de una forma menos llamativa. Continúa repitiéndose en los núcleos que disfrutaron de mayor población, en aquéllos que tuvieron casi todo: servicios, comunicaciones aceptables e, incluso, pequeñas industrias que daban la sensación de prosperidad, de continuar progresando o, al menos, de mantenerse en su statu-quo de entonces. Sin embargo, no se ha cumplido lo que en aquel momento pensábamos, y siguen hoy, despoblándose con la hjuída de los jóvenes, quienes, terminados o no sus estudios, han de buscar trabajo fuera de su tierra, alejados de lo que fue su residencia habitual. En definitiva, también estas poblaciones han sufrido y están padeciendo el drama de la despoblación y, a decir verdad, el panorama que se vislumbra en el horizonte no parece que sea el mejor.
Y todo esto, ¿por qué ha sucedido y sigue sucediendo? La primera contestación que nos viene a la mente, siempre suele ser la misma, siempre suele ser ésta: "Esto ha ocurrido y continúa ocurriendo porque nuestras tierras son pobres y no dan para sustentar una mayor población". Una respuesta que nos damos a nosotros mismos, pero que, en el fondo, no nos la acabamos de creer. ¿No será un intento de justificar nuestra forma de actuar ante lo que sucede? Porque esto, en parte, puede ser verdad, pero no es toda la verdad ni mucho menos.
Nuestro mundo está lleno de innumerables ejemplos, en los que vemos todo lo contrario. Comarcas, regiones y países con un hábitat sin apenas recursos naturales, que han alcanzado una gran prosperidad y, por ende, se hallan densamente poblados. Y, como contrapunto, regiones o países con una riqueza natural extraordinaria, cuyos habitantes viven en pésimas condiciones, faltos de lo más elemental y que, a menudo, se ven empujados a la emigración.
Y es que el desarrollo de los pueblos está, más frecuentemente de lo que nos parece, en manos de sus habitantes. Si éstos trabajan, si éstos tienen iniciativas y tratan de llevarlas a cabo, si éstos empujan, si éstos apoyan, siempre que sea necesario... sus pueblos irán adelante. Pero si hacen lo contrario, si no tienen aspiraciones si en ellos se instala el conformismo, si no luchan... sus pueblos bajarán, sin remedio, por la pendiente de la decadencia y el final será su propia destrucción.
Nosotros, los hombres, somos los grandes hacedores y los grandes deshacedores del entorno que nos rodea, del lugar en que vivimos. Por ello, el ser o no ser de nuestros pueblos está, en gran medida, en nuestras manos.
Alguien dijo: "Nada es tan difícil, que no pueda conseguir el esfuerzo y la constancia del hombre".
Tengámoslo siempre en cuenta.
JOAQUÍN ABRIL PÉREZ
Maestro jubilado
3 comentarios:
Estoy en tu línea Joaquín: los ciudadanos tenemos que implicarnos más y proponer y trabajar y abrir cauces. En general faltan propuestas “de abajo a arriba”, ¡nos dejamos estar y con frecuencia nos quejamos!....vamos a imaginar, a crear….a proponer, a construir utopías necesarias para marcar los pasos a seguir aunque, al final no sean del todo alcanzables. El medio rural es demasiado importante para dejarlo solo en manos de políticos y subvenciones.
Estoy muy de acuerdo en su exposición. Yo también pienso que los habitantes de los pueblos son los que tienen la última palabra, si no luchan por su territorio ¿quién lo hará?. Abogo por las ayudas institucionales y por la iniciativa privada de cada cual.
ARB
Mientras nuestros bisabuelos hacían paredes de piedra seca para aguantar los bancales, los suizos hacían relojes, mejoraban sus técnicas y los vendían en todo el mundo. Así nos ha ido a nosotros y así les va a ellos.Lo malo es que lleguemos demasiado tarde.
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