domingo, 15 de enero de 2012

TERUEL POR SI MISMO (I)



El hotel de los botijos (y los olivos)



Gonzalo Tena Gómez*

En recuerdo de nuestro compañero Juan Paricio




Con frecuencia, las personas y colectivos preocupados por la realidad social, económica o medioambiental de Teruel ponemos el acento en las amenazas y los aspectos negativos. En el Colectivo Sollavientos queremos iniciar, con éste, una serie de artículos sobre lo que nosotros consideramos ejemplos positivos, ejemplos de buenas prácticas de desarrollo, ejemplos de actuaciones en defensa de lo nuestro, de productos y servicios de calidad generados de forma respetuosa con el patrimonio y el medio. Estamos convencidos de que hay muchos turolenses que trabajan con ese horizonte, y otros muchos que se sienten identificados con ellos, y ven la potencialidad de nuestra gente y nuestro territorio más allá de las carencias tantas veces aireadas.

En el número 13 del Paseo de la Mina de la villa de Castellote (con un censo poblacional para su término municipal de 804 habitantes en 2010), se levanta el Hostal Castellote, un establecimiento que actualmente ostenta la categoría de hotel de 3 estrellas. En cada uno de los balcones de las habitaciones crece un olivo, seña de identidad de la zona, según Mariano, gerente del local. En su interior se exhibe, distribuida en vitrinas, estantes y poyos, una curiosa y abundante colección de botijos, producto de la donación de clientes, con ejemplares llamativos y valiosos.

Hay otros aspectos que llaman la atención en este confortable y acogedor hotel, y convierten la estancia en él en una gratificante experiencia: el buen gusto de la decoración y el mobiliario que se hace presente en las habitaciones y otros espacios comunes; la calidad culinaria ofrecida en su restaurante con productos cultivados en los huertos del pueblo -y muy a su pesar se encuentran con impedimentos burocráticos para ofrecer mermelada casera de pepino, de la que los clientes no pueden llevarse ningún pequeño frasco para recordar y saborear esos momentos pasados en Castellote-; los más que razonables precios y, sobre todo, el trato personal exquisito ofrecido a la clientela por Mariano, que hace las veces de recepcionista… Que conste que la intención de este texto no es promocionar el establecimiento referido, aunque indirectamente sea inevitable.

En el recuerdo quedan la antigua Fonda Viuda de Lecha, y la originaria Posada Ramón Lecha, Vinos y Comidas, que son el embrión del actual hotel, inaugurado en 1984, renovado y amplificado posteriormente. En el momento actual se ocupa del negocio la tercera generación familiar, constituida por Marina, Mari Carmen y Mariano, junto a Consuelo, de la generación anterior. El orgullo por los años de esfuerzo y el resultado obtenido se hacen patentes.

Todo el personal de la plantilla del Hostal Castellote está en constante formación y actualización en relación con los diferentes aspectos de su dedicación (cuestión clave en el planteamiento y desarrollo de cualquier iniciativa empresarial vocacional, que implica tiempo y esfuerzo). Por otra parte, la consideración del planteamiento de prestar un servicio (al turista, al trabajador o al viajante) prima sobre el del propio negocio empresarial, sin dejar de ser éste imprescindible. Y que tomen nota los políticos “descarriados”, en lo de prestar servicio…

El establecimiento colabora con otros del ramo en la comarca y reconoce buena voluntad en la Administración, con la que mantiene una relación correcta. Desde 2009 esta pequeña empresa mantiene el contrato fijo para 12 personas.



*Colectivo Sollavientos


1 comentario:

Martin dijo...

Una forma muy importante de desarrollo estos últimos años es la construcción de nuevos hoteles para fomentar el turismo y que aumente el trabajo. Yo estoy construyendo varios hoteles en madrid como forma de inversión y espero que resulte. Saludos