Aguilar Natural: organizar la dispersión, crear poblamiento
Ivo Aragón*
Siempre es incómodo hablar de uno mismo, y escribir sobre una asociación de la que formo parte —la Plataforma Aguilar Natural— es algo parecido. Trataré de mantener las distancias aportando alguna idea, no necesariamente mía, que enriquezca esta serie de artículos.
En mayo de 2008 se constituyó en Aguilar del Alfambra esta asociación. El motivo inmediato fue organizar la frontal y total oposición vecinal al proyecto de mina de arcilla a cielo abierto de la multinacional WBB-SIBELCO HISPANIA a las puertas del pueblo, una amenaza aún latente.
No hizo falta que pasara mucho tiempo —apenas unos meses— para que el trabajo de la Plataforma superara el objetivo fundacional. En cuatro años Aguilar Natural ha participado en el diseño de dos talleres de empleo (uno de ellos ejecutado y otro pendiente de resolución), en la creación de una red senderista y BTT, en la de un aula ambiental sobre el chopo cabecero, en el inicio de las fiestas anuales del chopo cabecero, en la redacción y difusión de un borrador de proyecto de Parque Cultural del Chopo Cabecero, en la edición de una revista, en la organización anual de unas jornadas científico-culturales, en la reforestación del término y otra gran cantidad de acciones medioambientales y culturales a escala local, por no hablar del trabajo de estudio y presentación de alegaciones en relación con proyectos mineros y energéticos, así como su difusión en prensa y colaboración con otros colectivos.
Debe tenerse en cuenta que Aguilar tiene unas 70 personas censadas y unas 30 viviendo en lo preto del invierno. Todos aquellos que sepan lo que significa para la vida social de un pueblo el envejecimiento de su población y el éxodo rural, podrán hacerse a la idea de la magnitud de lo logrado hasta el momento. ¿Cómo ha sido posible?
La primera conclusión, y la más evidente, es que hacía falta constituir una estructura, una organización adecuada para encauzar y dar forma a una gran cantidad de energía dispersa. A esta conclusión le sigue una pregunta obvia, ¿se ha encauzado la energía de 70 censados o 30 habitantes? No, evidentemente, no. Ha sido cosa de mucha más gente, al menos ‘mucha’ según las magnitudes demográficas del Teruel interior. Con sus limitaciones y errores, la Plataforma Aguilar Natural ha aportado dinamismo al territorio y ‘valor añadido’: el del conocimiento en cooperación de sus integrantes (operarios, agricultores, ganaderos, empleados, licenciados, funcionarios…).
El pasado 9 de junio Emilio Benedicto Gimeno exponía, en el marco de la II Jornada Científico-Cultural de Aguilar, que ante la despoblación de las localidades y su conversión en lugares de segunda residencia, una oportunidad de futuro consiste en convertir a esa ‘población flotante’ en ‘población efectiva’. Para vincular a la población no residente la mejor motivación son los lazos afectivos con el paisaje, la familia, los amigos, la identidad cultural. Las iniciativas que se desarrollan en este medio despoblado, para que no sean dinero tirado, deben fomentar esa afectividad por su capacidad de movilización.
Según lo escuchaba sentía que, primero, estaba describiendo el compromiso de numerosos miembros de la Plataforma, entre los que me incluyo, con nuestro pueblo. En segundo lugar, que estaba explicando la actividad y los fines de asociaciones como Aguilar Natural, la Asociación para el desarrollo de Montoro de Mezquita y la Agrupación Amigos del Pairón de Monteagudo del Castillo, la Asociación Dinosaurio de Galve o Nuestros Montes No Se Olvidan.
En efecto, hoy los socios y simpatizantes de Aguilar Natural viven en diez provincias distintas y algunos en el extranjero. El recurso de las nuevas tecnologías para obtener información, comunicar y trabajar es esencial; sin ellas, no se hubiera logrado ni la décima parte de lo que hemos hecho hasta ahora. Como punto débil, sin embargo, cabe señalar la falta de tiempo para abordar tareas, en especial aquellas que difieren de lo dispuesto por decisiones de grandes empresas y la Administración… sin haber consultado con la población local.
En definitiva, estas asociaciones organizan voluntades dispersas, hacen realidad proyectos que sirven para la revitalización del mundo rural, para las personas que lo habitan. Pero haciéndolo, crean una nueva categoría demográfica, la de los ‘vecinos flotantes’, la de los que sienten afecto por su pequeño lugar y en cierta manera, al actuar y participar, generan poblamiento, al menos, otra forma de poblamiento.
Plataforma Aguilar Natural*
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