Leo que algunos alcaldes de la provincia se están planteando
el entrar en el negocio del fracking a cambio de dos o tres puestos de trabajo
de peón o camionero para familiares o vecinos. Es cierto que estas empresas se
suelen situar en sitios pobres o despoblados para que no les pongan mucho
problema y una vez han empezado es siempre demasiado tarde para protestar.
El fracking consiste en introducir en el suelo mucha agua a
presión con más de quinientos productos químicos tóxicos y venenosos para que
el gas que hay en la tierra se junte y salga a la superficie donde lo recogen
para venderlo.
He mencionado el agua, necesitan muchos millones de litros
para poder funcionar, ¿de donde saldrán?, adivina. Y las aguas residuales que
son altamente contaminantes y cancerígenas ¿dónde irán? Adivina.
Lo que sí nos dejarán es el suelo envenenado y el agua
contaminada para nuestros hijos, nietos, biznietos y tataranietos. Esos
productos químicos se quedarán en el suelo para siempre. Saldrán, eso sí, con
el agua de las fuentes y los ríos, contaminándolos. Envenenando personas,
animales y cultivos. Eso quiere decir que los habitantes de esos pueblos pueden
enfermar o morir por esa contaminación y que no podrán vender sus cosechas o
animales por que estarán envenenados.
¿De verdad merece la pena el echarse al bolsillo unos euros
y que tu cuñado trabaje por el salario mínimo por envenenar esta tierra para
siempre?
En Estados Unidos se está cuestionando el fracking y hay
estados en los que está prohibido. En Europa el Parlamento admite que es
contaminante y peligroso para la salud humana y del medio ambiente. El
parlamento aragonés lo rechazó y la Diputación Provincial de Teruel también
pero, a última hora, parece que hay “intereses” en autorizarlo. ¡Ay, esos
“intereses”!
Digamos no al fracking, para que otros se enriquezcan
envenenando la tierra para siempre.
Teruel sin fracking.
Carlos Navarro
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