Acaso
Teruel –su paisanaje– no se merezca el empeño del colectivo
Sollavientos, pero el colectivo sí se merece, y de esto no hay duda, la
felicitación por esta última década de constante implicación y
reflexión, fruto de las cuales es el libro Teruel por sí mismo,
selección de artículos de prensa firmados por Sollavientos a lo largo
del tiempo que congratula ver convertidos en libro.
Teruel
por sí mismo es un volumen que en su formato y en su tipología encierra
tres virtudes: es un libro colectivo, nada común en esta tierra de
escasa densidad demográfica e intelectualmente propensa al
individualismo; es un libro selectivo, decantado, pues los sesenta
artículos que recoge se han elegido entre un caudalosos manantial de
tinta, conceptos y textos; y es, además, un libro reflexivo, sólido, que
supera la volatilidad de la opinión periodística cincelándola en
páginas cosidas, permanentes.
Su
contenido es variado: por sus diez capítulos desfila el país, el
paisaje y el paisanaje de un Teruel interior sobre el que el lector
encontrará miradas flexibles y complementarias, un amor a la tierra
lleno de matices. Esta variedad permite deslizarse al albur en la
lectura. Y es que también es una variedad formal: del artículo de
opinión clásico al manifiesto «Geología para una nueva cultura de la
tierra», de las conclusiones de una jornadas de estudio al poema que
canta la frágil singularidad de un paisaje. Hay en Teruel por sí mismo
tanta argumentación como sugerencia. Todos los autores, vinculados de
uno u otro modo al territorio, respiran Teruel.
Esta
pulsión, que no es menos emocional que científica, constituye una
manifestación actual –¿qué más actual que un blog como el de
Sollavientos?– del conspicuo regeneracionismo turolense, que cien años
después sigue dando frutos. Con la perspectiva del tiempo, veremos que
el empeño del colectivo, que late en este libro o en propuestas
simultáneas tan sugestivas como el disco Tierra, poemas y música de las
esferas, será considerado un hito en la preocupación de algunos
turolenses –no tantos, ciertamente, como sería preciso– por el alma y la
piel de Teruel, de esta provincia doliente con la que los autores de
Teruel por sí mismo están comprometidos.
Toni Losantos
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