Llenar los cultivos, los pastos y los hábitats naturales con placas fotovoltaicas y aerogeneradores no responde estrictamente a la necesidad de descarbonizar la economía. Lo mismo puede hacerse en zonas urbanas y degradadas, y no es que no se haga, es que asistimos a una reacción «No en mi patio trasero» en lugares como Madrid. La razón por la que se destruye el patrimonio rural es porque es más barato y por la debilidad de su sociedad. En definitiva, resulta funcional a un modelo de negocio oligopólico, especulador, rentista y estrechamente conectado con el poder político.
El despliegue catastrófico de renovables en el medio rural tampoco responde a la necesidad de procurar su desarrollo. Los macroparques de renovables se instalan en los pueblos precisamente para que todo siga igual. La línea de puntos que une la historia del éxodo rural con la inundación de los valles pirenaicos (por ejemplo), y la avalancha que va a reconvertir el país vaciado en una central infinita de generación eléctrica hecha a medida del consumo de la España saturada, es la misma: la de una vía de modernización desarrollista.
Este modelo de transición energética tiene poco que ver con la ecología y con el bienestar del rural, se trata más bien de intereses egoístas concretos. Por ello las comunidades energéticas son solo una opción, no se disminuye la sangría demográfica, no se deja de concentrar la actividad en las ciudades y no se rebaja el consumo energético (por lo que la reducción de gases de efecto invernadero es relativa). De hecho, la radicalidad de los intereses en juego propicia situaciones de explotación propias de una novela de Charles Dickens. Si una inspección se interesara por el trabajo realizado por sub, sub, sub, subcontratas en la ejecución de determinadas centrales de renovables se encontraría semanas de siete días laborables y accidentes perdidos en el vacío de los eriales.
Mención expresa para aquellos que afirman que sacrificar el sector agrario, el patrimonio natural y el paisaje es una oportunidad para tener servicios esenciales en los pueblos: su proposición supone la suplantación de las Administraciones Públicas y su renuncia a las competencias para cuyo sostenimiento la ciudadanía paga impuestos. Son las Administraciones Públicas las que deben garantizar los derechos básicos y constitucionales sin la exigencia de sacrificar el medio ambiente, patrimonio, actividades económicas ni medio de vida de las personas. Si las Administraciones Públicas son incapaces de desarrollar esta labor tan esencial, su existencia carece de sentido.
Mención expresa también para las organizaciones del ecologismo institucionalizado, verbigracia, Greenpeace y los intelectuales del new green deal: si vuestra visión global de la transición energética pasa por despreciar al ecologismo realmente existente en los pueblos y asumir la extinción de especies, la pérdida de biodiversidad, la explotación de la mano de obra y un modelo basado en el consumo a placer de energía y recursos, ¿de qué sirve a la humanidad vuestra visión global?, ¿en qué os habéis convertido?
El medio rural, en el mejor de los casos, es una moneda de cambio en el modelo impuesto de transición energética. Es por ello que se experimentan fenómenos como los que se han descrito en esta serie de artículos, como que las Administraciones Públicas parecen una oficina de intereses de especuladores y del oligopolio, se vulnera la legislación, se boicotea la participación pública, se amenaza a los pueblos («El vicepresidente del Gobierno de Aragón amenaza con “problemas legales” a los ayuntamientos turolenses que denieguen licencias a parques eólicos»; 23-7-2021), se orquestan acuerdos de dudosa viabilidad (¿electricidad gratis?), se elimina la Evaluación de Impacto Ambiental a estos proyectos y se imponen contratos a los propietarios dignos del Congo Belga.
Este avasallamiento es indicio de la ejecución de un diseño conscientemente desarrollista de país. Cuando esto sucede y tú eres sobre quien recaen los perjuicios y la estigmatización (egoísta, retardista, negacionista, irresponsable, paleto), es porque probablemente tu país te está sacrificando.
Ivo-Aragón Ínigo
Colectivo Sollavientos
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