domingo, 7 de julio de 2024

MARTÍN CENTELLES, CARPINTERO DE POSTÍN (I)


 

“A medida que yo crecía y veía las injusticias, me hacía más rebelde”


Carpintero y guerrillero. Nacido en Cedrillas en 1906 y vinculado a Aliaga y al monte en su azarosa vida, la cual finalizó en 1998 en Nyons (departamento de Drôme, Francia) de forma natural gracias al buen hacer de su oficio -en la carpintería y en la guerrilla republicana- su inteligencia natural e instinto de supervivencia y una buena mano del destino.


A los 8 años, guardando 20 cabras del patrón -por una comida indigna- y haciendo cada día 12 km de camino empezó a fraguarse su conciencia de clase explotada y su ideología rebelde.


Hay que agradecer el contenido de este artículo a la trabajada y exitosa iniciativa del profesor de la Universidad de Valencia, Luis Pomer Monferrer, sobrino-nieto de Martín Centelles Corella, a quien confió su tío su escrito “Biografía de las cosas más destacadas de mi vida”.

A partir del mismo y de una biografía-informe de Rufo (apodo de guerrillero) para el Partido Comunista, más las investigaciones pertinentes en archivos históricos, Luis Pomer ha publicado un brillante ensayo entorno a la figura de Martín Centelles, que incluye esas memorias personales: una vida, más que de película, de una serie completa con episodios de extremas aventuras rematadas felizmente.


Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, para evitar el pelotón de fusilamiento por sus antecedentes izquierdistas, Martín se une a los milicianos de la Columna-Torres Benedito en Cedrillas, para desarrollar trabajos de carpintería. Termina la guerra en Valencia y, confiadamente, regresa con su mujer Inocencia García al pueblo. Inmediatamente es detenido y maltratado. Es ingresado en el convento de "Los Chorros", habilitado como cárcel en Teruel. Juicio y condena a 12 años y un día, impuesta por los rebeldes golpistas por “Auxilio a la Rebelión”. Traslado a la cárcel de exterminio de Torrero, después a San Juan de Mozarrifar y a Belchite, donde se reincorporó a su oficio en una cepilladora. Confiere una grave enfermedad: peritonitis tuberculosa. Por mediación de una monja enfermera consigue que lo operen e inicia una lenta recuperación.


Tras 3 años y medio consigue la libertad condicional. Marcha a Valencia para trabajar en un taller de Mislata. Vuelve con su pareja a Cedrillas para que el alcalde le firmara la libertad atenuada. En busca de electricidad para el taller de carpintería, recala en Aliaga. Es el año1943. Trabajará en la serrería del alcalde Joaquín Buj Loras, gerente del salto de la luz Virgen de la Peña de Pitarque (objetivo posterior de la guerrilla) y encargado de la fábrica de tejidos de Aliaga. Pierde el dedo corazón en la máquina tupí (para fresar y realizar perfiles en la madera).


El 15 de septiembre de 1947, por presuntas reuniones clandestinas, es detenido y conducido al cuartel de la Guardia Civil de Aliaga (de triste recuerdo). Comienza el sádico festival de golpes en el cuerpo de nuestro protagonista. Subido a la casa del teniente le aplican descargas eléctricas de potencia progresiva. No suelta prenda. Para abajo y más patadas: está destrozado. Tres civiles lo custodian. Ahora viene lo bueno: en un descuido de los vigilantes se dirige a la puerta exterior, gira la llave en la cerraja (¡estaba allí puesta!) y comienza la huida anocheciendo. No se han podido aclarar las “facilidades” que tuvo Martín para escapar (unas 12 horas había durado la detención). Se mete en el río La Val para despistar el perro perseguidor. Trepa al monte descalzo y con los pies deshechos. Al día siguiente se presenta en la masada de Juan Sangüesa, donde es atendido. Tres días después llega al Mas de Fuentes. La abuela Miguela le prepara una cataplasma para los pies. Allí se reúne con otro huido. Días después se incorpora a un grupo de guerrilleros.

(Continuará).


Gonzalo Tena Gómez,

Colectivo Sollavientos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante,espero con interés la próxima entrega. Ese periodo de nuestra Historia que han ocultado debe ser rescatado del olvido. Es importante la Memoria Histórica.
Quiero aclarar que el Convento de los Chorros no existe. Existe sí, la Fuente de los 12 chorros ( hoy restaurada) que está delante del Convento de San Francisco que los golpista y sublevados del ´36 utilizaron como Cárcel Provincial de Teruel. La original quedó destruida en la batalla de Teruel. No es fácil encontrar información sobre la prisión de San Francisco ( tampoco de otros centros de represión franquistas).
Mi padre también pasó por ese lugar de humillación y sufrimiento, luego vendrían San Juan de Mozarrifar, Torrero, Lérida...

Alfonso RB