LA OJINEGRA. KILÓMETRO CERO
Olga Estrada Clavería*
Belén siempre habla con entusiasmo de su “pequeño-gran proyecto”, de su casa rural, “La Ojinegra”, con nueve años de andadura, y del restaurante ecológico inaugurado recientemente, “El Morral de la Ojinegra”, en Alloza. Tras ellos, un sueño compartido con Xavi, su compañero de vida y trabajo, y ahora también con sus pequeños Blas y Yoel. Un sueño de vida rural que promueve la calidad humana, territorial y ambiental en todas las facetas que un proyecto de turismo rural puede contemplar.
Sus siempre frescas y novedosas propuestas parten de un serio y profundo compromiso con “la Madre Tierra”, global, pero también local, cercana y amigable, concepto que trasmiten día a día a todos los que van formando parte de esta ya gran familia.
Todas las actuaciones que han ido realizando, desde la restauración de la casa, respetando la arquitectura y los materiales tradicionales; las medidas bioclimáticas adoptadas; los productos ecológicos que conforman sus menús, obtenidos en un alto porcentaje de la zona, hasta los talleres y rutas que ofrecen a las personas que se alojan, contribuyen a generar respuestas en el entorno social y rural.
Cuentan con el honor de ser la primera casa de turismo rural de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos, además de ser pioneros en la adaptación a la normativa europea de casas rurales y de restauración. Son el primer restaurante ecológico de la provincia de Teruel, al que además se le ha otorgado el distintivo “Restaurante Km 0” de Slow Food**, segundo de Aragón con esta categoría. El 15 de diciembre de 2011 Belén recibía el premio de la III Edición “Mujeres por la Cooperación Empresarial”, promovido por la Cámara de Comercio de Teruel y el Instituto de la Mujer, que avala su forma de trabajo en la creación de redes con empresas familiares regentadas por mujeres.
Su compromiso no se ciñe exclusivamente a su empresa. Belén y Xavi participan en todas las propuestas culturales y festivas, siempre con materiales y productos generados de una manera sostenible y basados en nuevos modelos de producción. Generan redes locales y se han convertido en referentes y pioneros, personas a quienes preguntar cuando se trata de trabajar desde la sostenibilidad.
Degustar una cocina con productos ecológicos de primera calidad, algunos procedentes del Comercio Justo, cocinados a fuego lento en cocina y horno de leña, con recetas singulares y tradicionales y en una acogedora estancia, acaban convirtiéndose en un lujo que, además, está al alcance de la gran mayoría.
Tras el paso por su hogar, al menos te plantearás si la elección de tus menús diarios promueve algún cambio en el entorno más próximo y en la salud humana y ambiental.
El futuro, nuestro futuro, el de Teruel, el de los pueblos despoblados, quizá solo sea posible desde pequeños proyectos, a escala humana, cercanos al desarrollo de un trabajo entusiasta, de calidad, que parta del compromiso con el medio natural, cultural y humano, y genere una calidad de vida capaz de asentar y atraer población. Para ello, es necesario generar una nueva cultura alejada de propuestas exógenas y a menudo faraónicas, y una renovada mirada a la cultura tradicional, así como un mayor apoyo administrativo e institucional a estas iniciativas.
* Colectivo Sollavientos.
** Slow Food es una asociación fundada en 1989 en defensa de la calidad alimentaria. El distintivo “Km 0” se otorga a restaurantes que adquieren los alimentos a productores del entorno e incluyen producción ecológica en los menús.
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