Gonzalo Tena Gómez*
En la mañana radiante de verano anticipado del domingo
10 de mayo, gente de todas las edades,
más numerosa de lo habitual, se congrega puntual en el camping abandonado de
Aguaviva.
Orquestan la divulgación de la geología del lugar
tres tenores del ramo de la madre tierra: Francho Beltrán, Javier San Román y
José Luis Simón. Y lo hacen con sentimiento, con simpatía y con energía. Tras
desplegar el mapa de la zona, presentan la jornada y ubican nuestro entorno.
Desvían nuestra imaginación a millones de años atrás y nos explican cómo se ha
conformado el aspecto del paraje “Las Cananillas”, en el que nos encontramos.
Nos cuentan que la geología es la base
de la biología y ésta, a su vez, influye poderosamente en aquélla; que nuestros
cuerpos están formados por los mismos átomos que el medio que pateamos, que
somos hijos del sol, polvo de estrellas; que Estados Unidos se está separando
de Europa 2 cm
cada año (quién lo diría…).
Ahora, como una manada de ñus pacíficos, cruzamos
el río descalzos y nos masajeamos las plantas con los duros cantos rodados,
otros de los protagonistas del día. Invadimos la tranquilidad de algunos
bañistas. Como fieles seguidores de un mesías geológico, remontamos la ladera para escuchar otra
entrega de este “sermón de la montaña”
sobre la montaña. Las minúsculas áreas de sombra están muy solicitadas.
Nos cuentan que los fósiles marinos no evidencian que el nivel del mar de
épocas pasadas estuviera por encima de las actuales montañas, sino que éstas se
elevaron desde plataformas cubiertas por el agua que albergaban estos seres
vivos.
Avanzamos por la senda ganando altura hasta una
nueva parada. Las sabias observaciones siguen desgranándose: “el agua viva del
Bergantes erosiona y recicla la litosfera”. Observamos los cabezos jurásicos,
las formaciones cretácicas y la discordancia angular entre estos estratos
mesozoicos (más plegados) y los del Terciario (menos inclinados), formados por
conglomerados, denominados Les Rases. Se nos explica por qué: “cuando se
depositó el Terciario de Las Cananillas, las formaciones mesozoicas estaban ya
plegadas…”
Descendemos a las rocas que baña y horada la
corriente del Bergantes. La cámara de Aragón TV mariposea y se posa ante
algunas personas asistentes. Avistamos el magnífico puente viejo, recientemente
restaurado; no es posible que esté destinado a convertirse en un inmóvil
submarinista de piedra. Más abajo del monumento, nuestros geólogos continúan
ilustrándonos. Nos dicen que los bloques de conglomerados fracturados originan
los “tormos” (“La LLiura es el más representativo), nos hacen comprender cómo
se han formado las pozas y las “marmitas”, cómo las riadas las rellenan y las
vuelven a vaciar. Ahora están vacías de sedimentos y llenas de agua
transparente para compartirla con los peces.
Regresamos al refresco al punto de partida y
escuchamos una voz de reivindicación de “El Bergantes no se toca”: no debemos
consentir que este LIG de Aragón en trámite de aprobación paralizado quede
sumergido por las aguas represadas de un proyecto absurdo de la CHE. Aguaviva,
emulando a Aguilar, lo defiende. Guitarras y sentidas canciones despiden la
mañana.
* Colectivo Sollavientos
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