También señalaba este autor la riqueza,
hoy en franco declive, que supuso el carbón, por los lignitos de las Cuencas
Mineras. Pero ponía el énfasis en una diferencia esencial entre el modelo
energético protoindustrial y el del carbón: el fácil transporte de la energía
eléctrica, que ha redundado en que la riqueza energética se aproveche en otros
lugares. Algo similar ocurre con las dos energías renovables con mayor
implantación actual: la energía solar y la energía eólica. Las condiciones
ambientales de la provincia son muy buenas, pero corremos un alto riesgo de que
esta energía también se nos escape.
La energía solar, tanto la termovoltaica
como la fotovoltaica, dependen en esencia de dos factores climáticos, la
cantidad de horas de sol y la intensidad de la radiación captada por las
placas. Las horas de sol son el parámetro inverso a la nubosidad, y esta
depende directamente de factores como la inestabilidad atmosférica, el
agotamiento de los sistemas nubosos que llegan a la provincia, la
pluviosidad/nivosidad media, o la posibilidad de que se formen nieblas de
inversión térmica. Es evidente que la provincia no goza de condiciones óptimas
en todos sus rincones: los valles del Turia-Alfambra, Jiloca, depresión de Sarrión
o algunas hoyas cerradas, sufren frecuentes inversiones y persistentes nieblas.
Pero la provincia, salvo las partes más occidentales de los Montes Universales,
es relativamente seca, y está protegida de casi todas las advecciones
inestables (nortes, suroestes, levantes…).
El otro factor climático propicio, la
intensidad de la radiación, esen parte resultado de esto que acabamos de decir.
El clima de la provincia es seco, ya no solo porque llueva poco, sino por la
baja humedad ambiental del aire. A ello contribuye otro factor geográfico
clave, que es la elevada altitud media. Esto se traduce en que las presiones
atmosféricas se sitúen entre los 900 y los 800mb, lejos de los 1013mb que se
dan a nivel del mar. Y con un 10-20% menos de atmósfera, hay mucho menos vapor
de agua, y la radiación incidente (sobre todo la de alta intensidad, como la
ultravioleta) es más potente. En otras palabras, el clima de Teruel (de estepa
fría) es tan bueno para secar jamones como para producir energía solar.
Un relieve elevado pero suave, sin
sombras, también ayuda a estas buenas condiciones: los mejores sitios para
huertos solares serían estos altiplanos, que gozan además de muchos sectores
con casi nulo impacto visual.
La energía eólica goza también de unas
ciertas condiciones favorables, aunque no tantas como la solar. Los frentes
montañosos del norte provincial son en ocasiones la primera barrera frente al
cierzo. Los valles y sierras de dirección ibérica (NO-SE) encauzan estos
fuertes flujos de viento. A las montañas del Maestrazgo les llega el efecto de
las brisas mediterráneas; el frente montañoso de la “Rama Castellana” de la
Cordillera Ibérica, desde los Montes Universales a Javalambre, tiene un trazado
perpendicular a uno de los flujos de viento peninsulares más frecuentes, el
viento del SW. Además, el mencionado carácter plano de casi todas las cumbres
también ayuda, pues favorece el flujo laminar frente al turbulento, tan dañino
para los aerogeneradores. Aquí, sin embargo, nos encontramos ante un grave
inconveniente: los mejores sitios son los de mayor impacto visual, a menudo
fortísimo hasta lo insoportable, según se desprende de las actuaciones ya
realizadas (por ejemplo, en San Just o el Esquinazo).
Estamos otra vez ante una de esas disyuntivas
históricas turolenses ya vividas: ¿Aprovechamos esta potencialidad generadora
de energía como pasó con la hidráulica? ¿O cedemos el territorio para exportar
esta energía y que otros la aprovechen? ¿Apostamos por proyectos respetuosos y
de bajo impacto visual y ambiental, como es el caso sobre todo de la energía
solar? ¿O alquilamos el territorio a cambio de unas rentas más o menos jugosas
para que instalen molinos? En este sentido, la legislación actual y las tarifas
de la electricidad nos lo ponen difícil para conseguir un reparto más justo,
democrático, equitativo y respetuoso ambientalmente de esta potencial riqueza.
Pero eso es harina de otro costal.
Alejandro J. Pérez Cueva
Colectivo Sollavientos
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