lunes, 11 de febrero de 2019

EL RETO DE LA DESPOBLACIÓN (III)






¿Quién ‘hace pueblo’?

 
¿Quién ‘hace pueblo’, mayormente?: ¿el que sigue viviendo en el municipio? ¿el que sigue labrando la tierra? ¿el que lleva una casa rural los fines de semana?¿el inmigrante marroquí que posibilita que siga habiendo rebaños de ovejas? ¿el que viene de fuera y monta una quesería? ¿el que restaura la casa blasonada en ruinas? ¿el que consigue el pequeño milagro de que vea la luz un nuevo número de la revista cultural…?
 
O, planteada esta multipregunta de otro modo: ¿Tiene derecho el que se queda en el pueblo a criticar por insolidarios y descastados a todos los que se han ido? ¿Tiene derecho el neourbano que vuelve en verano con coche nuevo a mirar con derrotismo y conmiseración la vida y las expectativas de quienes permanecen? ¿Tiene derecho la persona empadronada en el pueblo a desdeñar el criterio del ‘forastero’ que sinceramente quiere contribuir a mejorarlo? ¿Puede el propietario de la tierra hacer y deshacer (construir/destruir) el paisaje a su antojo? ¿Puede un consistorio elegido por cuatro años, con la mitad más uno de los votos, vender al mejor postor el patrimonio de todos (de la generación actual y de las venideras) sin contar con la voluntad de todas las personas que tienen raíces o querencias en el municipio? ¿Puede alguien desde fuera criticar el esfuerzo de conservación arquitectónica de un pueblo, señalando que se queda vacío en invierno y que no pasa de ser un ‘parque temático’?
 
La despoblación del mundo rural se engloba en una amenaza mayor: la pérdida de la cultura rural. Estamos ante un problema complejo y poliédrico que, de tener solución, ésta sólo podrá encontrarse con la aportación de todos. Ninguno de los grupos de personas retratados en los párrafos precedentes está de más; nadie sobra; todas las opiniones cuentan; todas las energías son necesarias. La cultura rural podrá mantenerse si, a pesar de que la población decaiga, se mantienen o mejoran otros activos (paisaje, patrimonio, cultura) que conciernen no sólo a quienes tienen en el pueblo su primera residencia, sino a toda la sociedad.

Colectivo Sollavientos

 

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