viernes, 18 de julio de 2008

TRAS LOS PASOS DE JAIME I POR TIERRAS TUROLENSES






Este año 2008 se conmemora el VIII centenario del nacimiento en Montpellier del monarca Jaime I el Conquistador. Me gustaría por dicho motivo traer a la memoria alguna de sus estancias por tierras turolenses, tema que se puede rastrear en una clásica monografía de José Martínez Ortiz, Referencias a Teruel y su provincia en los documentos de Jaime I el Conquistador, publicado en 1960 por el Instituto de Estudios Turolenses, y como no, en la propia crónica del mismo rey, conocida como Llibre del Feyts, donde se narra su vida y la conquista de los Reinos de Mallorca y Valencia.
El rey Jaime I en las numerosas ocasiones que estuvo en la actual provincia de Teruel, al menos dos veces anduvo por lo que hoy se conoce como el Camino de los Pilones, que discurre entre Allepuz y Villarroya de los Pinares, trayecto que recientemente ha merecido ser declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón, en la categoría de Conjunto Histórico (Decreto 69/2008, de 15 de abril).
La característica principal de este camino real es la existencia a lo largo del mismo de unos grandes pilones de forma cilíndrica, hechos de mampostería y enlucidos, de una altura aproximada de unos 2'50 metros y un diámetro de unos 0'65 metros, de los cuales se conservan más de un centenar, situados a una distancia regular, entre 30 y 50 metros. Su finalidad era poder guiar a los caminantes que discurrían por este antiguo camino de herradura, para evitar que se perdieran con la ventisca y la niebla.
Los pilones no son exclusivos de este tramo entre Allepuz y Villarroya de los Pinares, sino que los podemos encontrar en otras partes del camino, que sabemos discurría al menos desde la propia capital hasta La Iglesuela del Cid, para adentrarse a continuación en el antiguo Reino de Valencia. Vestigios de estos pilones, los hallamos también en la partida de la Nave y en la loma del Pinar entre Fortanete y La Iglesuela del Cid, y en el Puerto de Las Cabrillas entre La Iglesuela y El Portell, ya en la provincia de Castellón; también son conocidos algunos en una ladera cercana a Corbalán, lo que viene a corroborar el antiguo trazado del camino en esta parte de la provincia de Teruel.
Esta costumbre de señalar los caminos para guiar a los caminantes con mojones de piedras, columnas o árboles era conocida desde la Antigüedad. Este camino entre Teruel y La Iglesuela probablemente se señalizó con estos pilones en el siglo XVIII por orden de las Intendencias, instauradas en los diferentes reinos peninsulares por la administración borbónica tras los decretos de Nueva Planta. En la actualidad a raíz de localizar nueva documentación, no hemos de descartar que la construcción de pilones en otros caminos pueda remontarse incluso a finales del siglo XVI, ya que una ley del monarca Felipe II, acordada en las Cortes de Madrid de 1586, ordenaba la "Construcción de pilares en los caminos para que se distingan en tiempos de nieves. Ordenamos y mandamos, que los del nuestro Consejo provean y den orden como se pongan pilares en los puertos para señalar los caminos, por los peligros que en tiempos de nieves incurren los que caminan por ellos, por no estar señalizados". Ley que fue ampliada en 1749 por Fernando VI en una Ordenanza a los Intendentes Corregidores y más tarde por Carlos III en una Instrucción a los Corregidores (Novísima Recopilación, Libro VII, Título XXXV, Leyes IV y V).
Volviendo a la propia crónica de Jaime I, a principios del año 1233, tras haberse reunido el rey con sus tropas en Alfambra, pasó por Monteagudo del Castillo y El Pobo, llegó a Villarroya de los Pinares donde hizo noche y al amanecer salió hacia la sierra, donde recibió la noticia de que se había tomado Morella por Blasco de Alagón, lo que le disgustó enormemente. La segunda vez que recorrió este antiguo camino tuvo lugar con motivo de la conquista del castillo de Peñíscola, para lo cual el rey partió de Teruel en agosto del mismo año 1233, pernoctando también en Villarroya a su paso hacia Peñíscola.
Al respecto de este trayecto entre Teruel y Peñíscola se publicó en 1992, por la Sociedad Castellonense de Cultura, un artículo de Vicente Forcada Martí, El itinerario real en la conquista de Peñíscola, que estudiaba el recorrido de este camino medieval. Pasaba por Teruel, Corbalán, Cedrillas, Monteagudo del Castillo, Allepuz, Villarroya de los Pinares, Fortanete, Atorella (actualmente La Tosquilla en el término de La Iglesuela), Río de las Truchas (Pobleta de Sant Miquel), El Llosar, Cavestany, Caná de Ares, Prunelles, Salvasoria (en término de Morella), Atemí, Llano de San Mateo, Río de Cervera, Collado de Poaig y Peñíscola.
Por su historia y significado este antiguo Camino de los Pilones en su integridad, al menos a lo largo de las tierras turolenses, ampliando el trayecto entre Allepuz y Villarroya, merecería que fuera objeto de un detallado estudio, señalización, protección y conservación como patrimonio de todos los aragoneses.

José Ramón Sanchis Alfonso
Archivero e historiador

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