La preocupación ante el fracking se extiende a numerosos
territorios y colectivos aragoneses ante la proliferación de solicitudes de
permisos de investigación de gas no convencional en las tres provincias. Varios colectivos y plataformas han comenzado
a coordinarse a nivel de Aragón.
Los permisos ‘Kepler’ y
‘Copérnico’, solicitados hace más de un año por la empresa Montero Energy,
y cuyos programas de investigación se ha sabido ahora que contemplan la
realización de pruebas de fracking a
partir de su tercer año, afectan a las inmediaciones de la ciudad de
Zaragoza.
Varios
colectivos y plataformas han iniciado un proceso de coordinación a nivel de
Aragón para oponerse a los proyectos de fracking.
El
movimiento ciudadano organizado contra el fracking
en Aragón se inició el pasado mes de marzo con la constitución de la Plataforma
Teruel Sin Fractura, y ha continuado recientemente con una iniciativa similar
en Cinco Villas-Campo de Borja-Valdejalón y movimientos incipientes en Ribagorza,
Sobrarbe y Bajo Cinca. Sin embargo, no existe hasta el presente un movimiento
coordinado a nivel de Aragón. Tampoco en Zaragoza ciudad parece existir
conciencia clara del problema. Curiosamente, las noticias sobre el tema en la
prensa escrita aragonesa suelen quedar restringidas a las páginas dedicadas a
Teruel.
A
raíz del acto convocado el pasado jueves 27 por la Plataforma No al Fracking de
la Rioja ante la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro, surgió una
oportunidad de encuentro con la plataforma de Teruel y con grupos de Zaragoza y
Huesca.
Ese
mismo día por la tarde se celebró un acto informativo en el edificio de
Geología (Facultad de Ciencias) de la Universidad de Zaragoza, organizado por
miembros del Departamento de Ciencias de la Tierra. Coordinaron este acto los
geólogos de dicho Departamento José Luis Simón y Javier Ramajo, quienes
hicieron un repaso de la situación y contexto de los diversos permisos de
investigación de hidrocarburos solicitados en Aragón. A él asistieron unas
cincuenta personas, muchas de ellas pertenecientes a diversas organizaciones y
colectivos preocupados por los impactos de los proyectos de fracking: Plataforma Teruel Sin
Fractura, Plataforma No al Fracking de la Rioja, Plataforma Zaragoza sin
Fractura, Ecologistas en Acción (Teruel y Ribagorza), Amigos de la
Tierra-Zaragoza-Aragón, EQUO-Aragón, Colectivo Sollavientos, Tierra Viva, Som
Energia-Aragón, Equipo Triacanthos, Comisiones Obreras de Aragón, Chunta Aragonesista
e Izquierda Unida. La iniciativa fue apoyada asimismo por el Centro de Estudios
Ambientales Ítaca de Andorra y, en general, por el resto de entidades que
integran la Plataforma Teruel Sin Fractura. Muchos de los presentes expresaron
la necesidad de iniciar un proceso de coordinación entre las diversas
organizaciones que comparten esa misma preocupación, e hicieron un llamamiento
a otras organizaciones no presentes en el acto para que trabajen en el mismo
sentido.
Los proyectos aprobados o en
tramitación abarcan una gran parte de Aragón, incluyendo el entorno de la
ciudad de Zaragoza:
-
Hace ya varios meses que la problemática del fracking' saltó a los medios de comunicación aragoneses, a raíz de
la solicitud de un permiso de investigación en el Maestrazgo turolense
(proyecto 'Platón') por parte de la empresa Montero Energy. La reacción
inmediata fue la presentación de numerosas alegaciones al proyecto (una de
ellas firmada por sesenta y cinco investigadores de seis universidades y
profesionales del campo de la geología, medio ambiente y ciencias de la salud; ANEXO 1),
así como la creación de la plataforma Teruel Sin Fractura.
-
Anteriormente (hace ahora ya más de un año), la misma empresa había pedido
también otros dos permisos (proyectos 'Kepler' y 'Copérnico') a las puertas
mismas de la ciudad de Zaragoza, si bien el hecho no tuvo ninguna trascendencia
social ni mediática, ya que no había constancia ni sospecha cierta de que se
tratara de proyectos de fracking.
Ahora sí hay constancia, a raíz de que el Gobierno de Aragón (atendiendo una
solicitud presentada por el grupo parlamentario de Izquierda Unida en las
Cortes de Aragón) ha dado a conocer la
documentación presentada en su momento por Montero Energy.
-
Hace unas semanas el gobierno central autorizó ya otro permiso a caballo entre
las provincias de Zaragoza y Navarra (proyecto 'Aquiles', de la compañía
Frontera Energy), lo que ha comenzado a movilizar asimismo a colectivos de
Cinco Villas y Campo de Borja.
-
Entretanto, la preocupación existe asimismo en el Pirineo y Cinca, donde
existen numerosos permisos solicitados para investigación de hidrocarburos. De
los permisos en el Pirineo son titulares las empresas RIPSA (filial de REPSOL)
y Pyrenees Energy. En principio, se presume tienen por objetivo la exploración
de gas o petróleo convencionales, pero el carácter ambiguo de los expedientes
administrativos aconseja no descartar ninguna posibilidad.
-
Finalmente, existen otros permisos solicitados al Gobierno de Aragón más
recientemente y aún no anunciados en el BOA. Se trata, por un lado, de los
proyectos ‘Monegros’ (Huesca-Zaragoza) y ‘Martín’ (Zaragoza-Teruel), de los que
no se tiene apenas información. Por otro, de 'Aragón 1, 2, 3 y 4', que afectan
fundamentalmente a las provincias de Teruel y Zaragoza y han sido solicitados
por la compañía Exploraciones de Recursos Naturales Geológicos, filial del
grupo SAMCA.
Los
objetivos que persiguen estos proyectos son muy imprecisos:
El
conjunto de todos estos proyectos abarca amplias zonas de las tres provincias
aragonesas. Aquéllos de los que hay constancia (o una alta sospecha) de que se
vinculan a fracking puede estimarse
que afectan a más de 6000 km2 y más de un centenar de municipios.
Éstos abarcan zonas de la depresión del Ebro y Cordillera Ibérica donde se
realizaron exploraciones de hidrocarbuos convencionales en las décadas de los
70-80 del siglo pasado, sin resultados positivos. No obstante, existen indicios
o sospechas de que pudieran encontrarse en el subsuelo, a profundidades muy
variables, formaciones geológicas poco permeables que albergarían gas natural
en sus poros (‘gas de pizarra’).
Sin
embargo, las formaciones concretas que se pretenden explorar en cada caso no
son conocidas. Existe una opacidad casi absoluta al respecto, y son datos que
no se mencionan en la escasa documentación presentada por las compañías y que
ha sido dada a conocer por la Administración. En la prensa y en alguna página
web de la industria del sector se han mencionado formaciones del Jurásico, del
Triásico o del Paleozoico, pero siempre con gran ambigüedad. En tales
circunstancias, a los ciudadanos les resulta altamente difícil valorar los
beneficios y los peligros que estos proyectos pueden comportar para el
territorio.
Es
fundamental saber qué formaciones se quieren explorar e implementar estudios
geológicos muy detallados para prevenir los riesgos:
Prever
qué formaciones concretas serían exploradas y, en su aso, explotadas mediante fracking es extremadamente relevante
para valorar uno de los principales impactos medioambientales que esta técnica
puede tener: la contaminación de los acuíferos. Ésta podría producirse por la
presencia de productos químicos nocivos en el agua que se inyecta a gran
presión para producir el fracking, o
también a sustancias naturales (arsénico, metales pesados…) que puede haber en
el subsuelo y que serían movilizadas por esa inyección. En los gráficos con los
que se divulga la técnica del fracking
se representa siempre un acuífero muy superficial que se halla a distancias de
más de 1000 m
de las formaciones geológicas en que se explota el gas. La industria insiste de
forma sistemática en que blindar e impermeabilizar adecuadamente el tramo
superior del pozo vertical garantiza la protección del acuífero.
Sin
embargo, hay serias dudas de que esto pueda cumplirse en zonas como el
Maestrazgo. Su acuífero regional ocupa un enorme volumen, que se extiende por
una parte importante de las provincias de Teruel y Castellón y se halla, todo
él, conectado hidráulicamente hasta el mar Mediterráneo. El acuífero tiene su
almacén principal en formaciones calcáreas profundas del Jurásico. Si las
formaciones en las que está interesada la compañía Montero Energy se situasen también
en el Jurásico, como se anunció inicialmente, éstas se intercalarían
estrechamente con las que componen el acuífero y la contaminación sería
inevitable. Sí se explorase más abajo, en el Triásico o el Paleozoico, sí
podría existir una barrera impermeable que protegería parcialmente el acuífero
jurásico.
La
exploración y explotación de gas no convencional requiere un conocimiento
preciso de la geología de la zona (ANEXO 2). No sólo una valoración realista de los
recursos disponibles; no sólo una tecnología para extraerlos de forma eficaz.
También una idea clara de la configuración de las rocas y el agua en el
subsuelo, una previsión rigurosa de los cambios que el fracking puede inducir, a fin de contrarrestar los riesgos que su
aplicación conlleva. Sólo estudios muy detalladas de las propiedades físicas de
las rocas, de su fracturación y de las tensiones que soportan en condiciones
naturales permitirían comprender el comportamiento del terreno profundo y
afrontar esa prevención.
La documentación técnica presentada por Montero Energy en
sus solicitudes presenta graves deficiencias:
La
documentación presentada por Montero Energy ante los gobiernos autonómicos a
los que ha solicitado permisos de investigación (Aragón, Comunidad Valenciana,
Cataluña), parte de la cual ha sido dada a conocer en el ámbito parlamentario
autonómico (proyectos ‘Aristóteles’, ‘Pitágoras’ y ‘Arquímedes’, en el norte de
Castellón; proyectos ‘Kepler’ y ‘Copérnico’, en el este de Zaragoza) arroja
muchas dudas sobre la solvencia técnica de la compañía. Montero Energy ha
planteado un ambicioso programa de investigaciones sobre gas de pizarra en todo
el NE de España, alrededor de una docena (de los que tres están en Aragón), con
un presupuesto de unos 30 millones de euros por cada permiso solicitado. Sin
embargo, no tiene ni el equipo propio ni la capacidad de liderar un equipo
externo para hacer dichas investigaciones.
La
documentación presentada para tres permisos en el norte de Castellón muestra un
casi nulo conocimiento de la geología e hidrogeología de la zona, una
ambigüedad total sobre sus objetivos, y una completa carencia de análisis
serios sobre los posibles impactos medioambientales (ANEXO 3). Y todo ello, a pesar de
admitir que durante los años 3º a 6º del programa la actividad va a consistir
en perforar pozos para hacer pruebas de producción, aplicando ya en ellos la
fracturación hidráulica.
La
documentación presentada con las solicitudes de los permisos ‘Kepler’ y
‘Copérnico’ (Zaragoza) es similar a la anterior y presenta las mismas
carencias. Con respecto a la del proyecto ‘Platón’ (Teruel), aunque permanece
en la más absoluta confidencialidad, todo hace sospechar que sea también muy parecido,
dadas las características geográficas y geológicas comunes a los proyectos castellonenses.
En definitiva, se trata de una documentación que parece haber sido preparada
para cumplir un mero trámite administrativo que confiaban en superar sin ningún
tipo de exigencia de calidad. Ni la Administración ni la ciudadanía se merecen
una falta de respeto semejante.
Montero Energy y el Gobierno de Aragón han rehuído el debate
abierto
Montero
Energy ha celebrado reuniones informativas con la Diputación de Castellón y con
los municipios afectados en el Maestrazgo turolense. Asimismo, ha trasmitido
alguna información (a veces contradictoria) y ha destacado los beneficios que
sus proyectos traerían para estas comarcas, a través de la prensa.
La
Plataforma Teruel Sin Fractura ha mantenido contacto con la empresa para
organizar una mesa de debate directo y abierto entre técnicos de la misma,
miembros de la Plataforma y técnicos independientes. Aunque en principio Montero Energy
mostró su disposición al respecto y, de hecho, no se ha negado de manera
explícita, han pasado varios meses sin que haya accedido a participar en un
acto de ese tipo. También la Dirección General de Energía y Minas del Gobierno
de Aragón ha declinado participar en varias ocasiones en que ha sido invitada.
El impacto de una eventual explotación intensiva de gas de
pizarra tendría un fuerte impacto en el territorio
Independientemente
de sus posibles efectos en los acuíferos, el impacto de una eventual explotación de
hidrocarburos mediante fracking
serían extremadamente altos el territorio aragonés. El proceso extractivo conlleva
un elevadísimo consumo de recursos: (a) Alta ocupación de suelo, debido a la
superficie necesaria para el emplazamiento de plataformas de explotación, así
como para los numerosos caminos de acceso que habría que construir. En las
zonas de topografía agreste se multiplicaría el impacto de los movimientos de
tierras y la ocupación de suelo. (b)
Consumo de agua en grandes cantidades (en torno a 15.000 m3 por
cada operación de fracking en un
pozo). Estas cantidades de agua bien habrían de ser detraídas de los recursos
subterráneos locales o habrían de ser transportadas en camiones-cisterna (con
el consiguiente tráfico de vehículos pesados, que se añadiría al ocasionado por
el transporte del resto de componentes y productos necesarios para las operaciones
de perforación y fracking).
El desarrollo de este tipo de explotación supone
un cambio drástico de usos del territorio y un fuerte deterioro del paisaje,
incompatibles con la pervivencia de los usos tradicionales (agricultura,
ganadería, aprovechamientos forestales) y con otros usos sostenibles de más
reciente implantación (pequeñas industrias agroalimentarias, turismo rural). Y
todo ello, además, con unas contraprestaciones económicas más que dudosas. La
experiencia de Estados Unidos nos enseña que en sólo 3 ó 4 años la producción
de cada pozo disminuye hasta hacerlo muy poco rentable. Las previsiones de
continuo crecimiento de la producción son alimentadas mediante la explotación
de nuevos yacimientos que, a su vez, serán abandonadas pasados unos pocos años.
La aplicación de este modelo en Aragón sería, en definitiva, de una perversa
herencia que hipotecaría por completo el futuro de nuestras comarcas sin abrir
expectativas de desarrollo alternativo a largo plazo.
ANEXO 1
Asunto: Formulación
de oposición a
la SOLICITUD DE PERMISO DE INVESTIGACIÓN DE
HIDROCARBUROS “PLATÓN”. Ref. nº H44001.
Términos
municipales: Villarluengo,
Bordón, Tronchón, La Cuba, Mirambel, Cantavieja, Cañada de Benatanduz,
Fortanete, Mosqueruela y Puertomingalvo (comarcas del Maestrazgo y
Gúdar-Javalambre).
Compañía promotora: Montero Energy
Corporation, S.L.
Referencia: Anuncio de 10 de octubre de
2012, publicado el 30 de octubre de 2012 en el BOA, y el 28 de noviembre de
2012 en el BOE.
(Documento suscrito por 65 profesores e investigadores de seis universidades y profesionales del
campo de la geología, medio ambiente y ciencias de la salud)
EXPONEMOS:
PRIMERO: El pasado día 30 de
octubre de 2012 apareció publicado en el Boletín Oficial de Aragón (asimismo,
en el BOE de 28 de noviembre de 2012) el anuncio público de la solicitud de
permiso de investigación de hidrocarburos denominado “Platón” por parte de la
empresa Montero Energy Corporation, S.L. El área geográfica a que se refiere
dicha solicitud comprende parte de diez municipios de las comarcas del
Maestrazgo y Gúdar-Javalambre, en la provincia de Teruel.
SEGUNDO: Las personas que
suscribimos este escrito somos profesores
universitarios, investigadores y profesionales que trabajamos en el
estudio, divulgación y enseñanza de los valores naturales del medio físico, o
bien en los campos de la educación y
de la salud. Muchos de nosotros
conocemos bien las comarcas del este de Teruel, donde hemos realizado algunas
de nuestras investigaciones o actividades profesionales. Muchas de éstas tienen
como objetivo la mejora del conocimiento y puesta en valor del patrimonio
medioambiental, paisajístico y geológico; enmarcamos esas labores científicas y
didácticas en una preocupación general por el buen uso y conservación del territorio
y sus recursos naturales, y consideramos la protección y defensa de todo ese
patrimonio como una necesidad y una responsabilidad de la sociedad y de las
instituciones que la representan y administran. Por ello nos sentimos
plenamente concernidos por cualquier proyecto que pueda afectar a la
conservación del medio ambiente de estas comarcas.
Consideramos
que cualquier actuación sobre el medio natural susceptible de producir impactos
en el mismo debe ser cuidadosamente evaluada. Deben serlo, en particular, las
actividades que conllevan modificaciones severas del medio físico, el suelo y
las aguas superficiales y subterráneas, por cuanto determinan el desarrollo y
adaptación de la flora y fauna, la calidad y equilibrio de los ecosistemas, y
las posibilidades de uso sostenible por la población. También, por la
obligación ética que la sociedad y la administración tienen en la conservación
del medio natural y cultural, y cuyos valores no pueden ser sacrificados en
aras de proyectos vinculados a modelos de desarrollo insostenibles.
Somos conscientes de la necesidad de
conseguir nuevas fuentes de energía, y no estamos en contra del progreso y el
desarrollo, pero entendido éste como un incremento del bienestar integral y
general de las personas que habitan un territorio, lo cual irá indisolublemente
unido a la protección y conservación del mismo. Las alegaciones siguientes dan
cuenta de nuestros argumentos para oponernos a la extracción de
hidrocarburos mediante la técnica de fracking. Creemos que no es sensato recurrir
a una tecnología tan agresiva como ésta para tratar, a la desesperada, de
perpetuar un mercado energético y un modelo económico basados en la quema de
combustibles fósiles, frente a las fuentes de energía renovables emergentes
(sobre todo la solar) por las que hay que apostar en un país de clima
mediterráneo como el nuestro.
TERCERO: La región del
Maestrazgo y Gúdar cuenta con un patrimonio
geológico, botánico, paisajístico, histórico, artístico y etnológico muy
valioso. Es un área donde los valores
naturales de medio se han conservado de forma admirable [1], y donde los usos
históricos del mismo por el ser humano han sido extremadamente respetuosos. Se
trata de una tierra relativamente alejada de las
principales vías de comunicación y de las grandes aglomeraciones urbanas, con
una ocupación humana dispersa (masías, pequeñas poblaciones), que ha tenido en
la agricultura, la ganadería y los aprovechamientos forestales las bases de su
economía histórica.
Es
cierto que esa ocupación ha dejado una honda impronta en el paisaje. Las
laderas han cambiado de forma, al ser abancaladas hasta en las pendientes y
alturas más inverosímiles. En gran medida, estas transformaciones son
recientes. Es a finales del siglo XIX y principios del XX cuando se da la mayor
densidad demográfica en la comarca y las tierras de cultivo alcanzan su máxima
extensión. Sin embargo, esa acción humana ha conseguido mantener un armonioso
equilibrio entre paisaje natural y paisaje humanizado. La arquitectura de piedra seca característica de estas comarcas
(paredes de bancales, masías, casetas de pastor, fuentes...) ‘mimetiza’ los
patrones orográficos y la textura del paisaje natural. Las paredes de los
bancales, paralelas a las curvas de nivel, se solapan y amalgaman con los
escarpes que producen las capas calcáreas horizontales.
Junto
a esta genuina manifestación de un arte popular enraizado en la tierra, todo un
rico patrimonio artístico y etnológico permite conservar viva la memoria de una
historia particular: construida sobre un sustrato cultural y económico tejido
ya por la ocupación musulmana; reiniciada con la repoblación cristiana tras la
reconquista; dotada de personalidad por las órdenes militares a lo largo de
siglos; atormentada por las contiendas carlistas, la Guerra Civil y las
escaramuzas del maquis; herida por la despoblación rural que acompañó al
desarrollismo de la segunda mitad del siglo XX, y recuperada en su dignidad con
nuevos proyectos (turismo rural, agricultura y ganadería sostenibles, pequeñas
industrias basadas en los recursos autóctonos…) que las generaciones jóvenes
quieren llevar adelante volviendo de nuevo la vista a la tierra.
En
definitiva, la tierra del Maestrazgo y Gúdar atesora activos que van mucho más
allá de los recursos materiales del suelo o el subsuelo. De unas décadas a esta
parte, el desarrollo del turismo rural, el ecoturismo, el geoturismo, el
turismo cultural en sentido amplio, demuestra que es posible un uso intelectual del territorio [1] que puede contribuir a su desarrollo
económico tanto o más que los aprovechamientos tradicionales, y que será
siempre más sostenible y de más largo recorrido que cualquier proyecto basado
en la depredación de los recursos materiales.
CUARTO: Según la información de que disponemos, Montero Energy
Corporation S.L. es una compañía de muy reciente constitución, filial de la
multinacional canadiense R2 Energy. Portavoces de la empresa no han ocultado
que su propósito es la explotación del llamado gas de pizarra (shale gas)
mediante la técnica de fracturación hidráulica
o fracking. Así lo explicó el alto directivo Sr. C. Steinke en la
reunión mantenida el pasado 31 de octubre de 2012 en la Diputación Provincial
de Castellón, a la que asistieron alcaldes y portavoces municipales de los
ayuntamientos del norte de Castellón afectados por proyectos similares al que
aquí nos ocupa (proyectos ‘Aristóteles’, ‘Arquímedes’ y ‘Pitágoras’). El Sr.
Steinke explicó en detalle la técnica del fracking,
exhibiendo como activo empresarial fundamental su alianza con Halliburton, empresa
estadounidense que posee la tecnología más avanzada para operar la fracturación
hidráulica y las patentes sobre la composición de los fluidos de inyección, con
amplia experiencia en todo el mundo. Al
propio tiempo, trató de contrarrestar las objeciones que en muchos lugares del
mundo se han planteado a la misma argumentando que se están aplicando cambios
tecnológicos que tratan de minimizar los impactos.
En
los años 70 y 80 del siglo XX se desarrollaron campañas de prospección de
hidrocarburos en la región geológica del Maestrazgo, tanto en la parte
castellonense como turolense. Todo parece indicar que los resultados no fueron
buenos en relación con la potencialidad de los recursos convencionales
(petróleo o gas), y por ello nunca hubo visos de explotación. Es lógico que si
ahora, décadas después, surgen estas nuevas iniciativas, su interés esté en
hidrocarburos no convencionales, y en particular en el gas de pizarra. En este caso, las rocas almacén no serían
propiamente pizarras, sino margas compactas de origen marino. Probablemente el
objetivo serían formaciones margosas del Jurásico, según la empresa ha
manifestado a medios de comunicación de la Comunidad Valenciana [15].
QUINTO: La fracturación hidráulica
o fracking es una técnica muy
agresiva de explotación de hidrocarburos no convencionales (especialmente apta
para gas de pizarra). Consiste en la creación de fracturas nuevas, así como el
ensanchamiento y propagación de fracturas naturales ya existentes en la roca,
mediante la inyección de agua mezclada con arena y aditivos químicos a muy alta
presión (hasta 70 Mpa » 700 atmósferas). Esta fracturación
inducida genera una permeabilidad artificial que permite extraer de forma
rentable gas atrapado en formaciones inicialmente impermeables.
El elevado impacto medioambiental del fracking
ha sido puesto de manifiesto por recientes informes elaborados o encargados por
instituciones europeas como el Parlamento Europeo [2] y la Comisión Europea [3], o prestigiosos centros de
investigación como el Tyndall Centre para la investigación del Cambio Climático (consorcio de
nueve universidades británicas) [4]. Incluso órganos de la
administración norteamericana, como la US
Government Accountability Office, han elaborado estudios de los que se derivan resultados críticos
similares [5].
En estos informes se destacan los
siguientes impactos negativos potenciales de dicha actividad extractiva:
(a) Consumo de recursos:
(a.1) Elevada ocupación de
suelo, debido a la superficie necesaria para el emplazamiento de plataformas de
explotación (entre 1 y 2 ha
cada plataforma para una batería común de 6 pozos), así como para los numerosos
caminos de acceso que habría que construir. El desarrollo de este tipo de
explotación supone un cambio drástico de usos del territorio, y la imposibilidad
de compatibilizarlos con el desarrollo de la ganadería y agricultura
tradicionales, iniciativas de cultivos ecológicos, turismo rural…
(a.2) Consumo de agua en
grandes cantidades (en torno a 15.000 m3 por cada operación de fracking en cada pozo). Estas cantidades
de agua bien habrían de ser detraídas de los recursos subterráneos locales o
habrían de ser transportadas en camiones-cisterna (con el consiguiente tráfico
de vehículos pesados, que se añadiría al ocasionado por el transporte del resto
de componentes y productos necesarios para las operaciones de perforación y fracking). Alguna de las alternativas
planteadas para la minimización de este consumo, como es el uso de la salmuera
residual de plantas de desalación de agua marina por ósmosis inversa [6] no parecen realistas y sólo
contribuirían a agravar los problemas de contaminación de acuíferos que se
señalan más adelante y a multiplicar la circulación de camiones cisterna por
las carreteras de la zona (sumados a los que transportarían productos químicos
y gas).
(b) Peligro
de contaminación:
(b.1) Contaminación directa
por los aditivos químicos nocivos del agua de inyección (algunos de ellos, al
parecer, no declarados por formar parte de secreto de patente). En condiciones
normales de operación, el agua de inyección no recuperada que queda en el
subsuelo (20-80%) produciría la contaminación directa del agua subterránea, y
de ahí la de manantiales, aguas superficiales, abastecimientos urbanos y
agropecuarios… Adicionalmente, parte del agua recuperada puede ser asimismo
fuente de contaminación por accidentes o averías en las conducciones, balsas de
almacenamiento en superficie, camiones-cisterna… Existen graves problemas para su
tratamiento, y la facilidad con que cualquier filtración o derrame pasaría a
las cadenas tróficas las hace extremadamente peligrosas. Algunos compuestos volátiles
nocivos para la salud humana pueden asimismo producir contaminación del aire.
(b.2) Contaminación por
metales pesados, sustancias tóxicas (como arsénico), materiales radiactivos o
aguas de salinidad extrema que existen en las capas profundas, y que el fluido
inyectado a altísima presión puede movilizar hacia acuíferos cercanos a la
superficie [7].
(b.3) Contaminación por el propio gas que se
explota. El metano puede migrar por conductos incontrolados (red de fisuras
inducidas por fracking, fracturas
naturales, roturas o agrietamientos en las entubaciones, juntas deficientemente
selladas entre la entubación y la pared rocosa…), tanto por el interior del
subsuelo, contaminando los acuíferos, como hacia la superficie. Las
experiencias obtenidas en Estados Unidos muestran que tales fugas son muy
frecuentes, y han llegado a causar contaminación severa del agua de
abastecimiento e incluso explosiones en edificios residenciales. Un estudio recoge
los resultados del análisis de 60 pozos de agua potable situados por
encima de las formaciones Marcellus y Utica, en las que se explota gas de
pizarra [7]. En 51
de ellos se halló una concentración significativa de metano, mucho mayor en los
pozos situados en áreas activas de explotación de gas (concentración media de metano de 19,2
mg/litro, aumentando sistemáticamene con la cercanía al pozo más próximo) que
en los situados fuera (media de 1,1 mg/litro). La composición isotópica es
típica del metano ‘termogénico’ (acumulación profunda, de origen ‘geológico’)
en todas las muestras de pozos en zonas de explotación activa de gas, mientras
que es típica del metano somero (‘biogénico’) en la mayoría de las situadas
fuera de zonas activas. Ello sugiere fuertemente que el metano procede de zonas
profundas y que ascendió desde las formaciones Marcellus y Utica hasta los
acuíferos someros a través tanto de las fisuras producidas por fracking como por fisuras
naturales.
Muchos
de estos accidentes son debidos a tratamientos incorrectos, mantenimiento
deficiente y transgresiones de la normativa legal. A pesar de la relativa
laxitud de la normativa norteamericana en cuanto a protección de las aguas
frente a las operaciones de fracking,
existen documentadas numerosas violaciones de la misma que conciernen al 1-2%
de todos los permisos de perforación concedidos.
Como
resultado de todas estas afecciones, es extremadamente probable que el
territorio de las zonas explotadas, tanto la superficie como el subsuelo, quede parcialmenete inservible para usos
posteriores.
SEXTO: La explotación de gas de pizarra mediante fracturación
hidráulica se está llevando a cabo de forma intensiva desde hace unos 15 años
en Estados Unidos sin las debidas salvaguardas legales. Existen numerosos casos
confirmados de contaminación del suelo y del agua subterránea motivados por un
mal manejo de las aguas recuperadas, circunstancia que aconsejó a la Agencia de
Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) a promover un programa de
investigación para valorar los riesgos que conlleva. A finales de este año 2012
se esperaba contar con resultados preliminares de tales investigaciones, y con
resultados definitivos en 2014, basados sin duda en el amplio bagaje de
conocimientos y experiencias de que se dispone en el país norteamericano.
Mientras nuestro conocimiento científico del alcance real
de las afecciones del fracking no sea
completo, la única acción responsable en Europa es una aproximación preventiva a su desarrollo. El principio de precaución
debería prevalecer, al menos mientras no se disponga, en 2014, de las
conclusiones definitivas del informe de la EPA. El encargado por el Parlamento
Europeo [2] reconoce asimismo
que no existe en Europa una normativa detallada, exhaustiva y accesible
públicamente del marco regulatorio de esta actividad, y subraya la necesidad de
que ésta se desarrolle. Se reclama, de modo particular, que sea revisada la
Directiva Marco de Aguas para que los abastecimientos de agua potable queden
adecuadamente protegidos, y propone que se prohíba del uso de químicos tóxicos
o, al menos, que se revele obligatoriamente la composición exacta de los
mismos.
SÉPTIMO: En el caso del Maestrazgo
y Gúdar, los impactos de una eventual explotación de hidrocarburos mediante
fracking serían extremadamente altos.
Su topografía agreste haría dificultosos los accesos y las operaciones en los
eventuales pozos de extracción, multiplicando el impacto de los movimientos de
tierras y la ocupación de suelo. El deterioro del territorio y del paisaje
serían, por todo ello, muy acusados. Si a ello unimos la detracción de
importantes recursos de agua, podemos con toda probabilidad augurar cambios en
el territorio incompatibles con la pervivencia de los usos tradicionales
(agricultura, ganadería, aprovechamientos forestales) y con otros usos
sostenibles de más reciente implantación (pequeñas industrias agroalimentarias,
turismo rural).
Y todo ello, además, con
unas contraprestaciones económicas más que dudosas. La experiencia de Estados Unidos
nos enseña que, por debajo del crecimiento exponencial de la producción que
sugieren las estadísticas globales (más de 500.000 pozos de gas de pizarra
abiertos desde la década de los 90; aumento desde el 2% al 25% del total de
producción de gas del país), la evolución real de cada área de explotación
concreta invita a la reflexión. En pocos años la
producción alcanza el pico y decrece, tal como se advierte ya Barnett Shale,
donde tras sólo 15 años después de iniciarse su explotación industrial y 6 años
después de empezar un rápido crecimiento, los datos sugieren que ese pico se
está alcanzando [8].
Así, las previsiones
futuras de continuo crecimiento de la producción de shale gas requerirá la explotación de nuevas formaciones
(Haynesville, Marcellus…), que a su vez serán abandonadas pasados unos pocos
años.
En este contexto, cabe
preguntarse cuánto tiempo llegaría a perdurar el supuesto desarrollo económico
en un área en que el volumen de recursos es seguramente mucho menor que en las
formaciones mencionadas en Estados Unidos. Se trataría, en definitiva, de una
perversa herencia que hipotecaría por completo el futuro de estas comarcas sin
abrir expectativas de desarrollo alternativo a largo plazo.
OCTAVO: Atención especial merece el impacto que la explotación de
hidrocarburos mediante fracturación hidráulica tendría en los acuíferos de la zona, cuya
vulnerabilidad es muy alta. Es usual que en los modelos geológicos
simplificados con los que se explica en qué consiste la técnica de fracking (documentos escritos o
audiovisuales elaborados por personas o entidades tanto defensoras como
detractoras de la misma) se represente un acuífero somero (accesible a pozos de
abastecimiento convencionales; unas decenas o pocos cientos de metros de
profundidad). Éste se halla siempre muy separado de las formaciones geológicas
en las que opera el fracking
(usualmente entre 1500 y 3000
m), existiendo entre ambos una distancia vertical que
los defensores consideran más que suficiente para garantizar la no
contaminación del agua subterránea. Para ello basta con blindar e
impermeabilizar totalmente el pozo vertical cuando atraviesa el acuífero. La
compañía Montero Energy Corporation S.L., en la charla ofrecida en Castellón a
los responsables municipales de las comarcas del Maestrat y Els Ports y en el
dossier de la misma que difundió entre los asistentes, hizo hincapié en este
extremo. En dicho dossier aparece un gráfico en el que se observa cómo esa
distancia vertical, para toda una enorme muestra de pozos perforados en la formación
Barnett Shale (Texas, Estados Unidos), se sitúa entre 2500 m y un mínimo de 1000 m.
Esto
no es así en absoluto en la región geológica del Maestrazgo (comarcas del
Maestrazgo y Gúdar, en Teruel, y Maestrat y Els Ports, en Castellón). El
acuífero regional del Maestrazgo ocupa un enorme volumen, que se extiende
arealmente por una gran parte de ese dominio geológico y conecta
hidráulicamente hacia el este con el Mar Mediterráneo y las depresiones
plio-cuaternarias costeras de Vinaroz-Peñíscola y Torreblanca-Oropesa. Con
relación a la vertical y a las formaciones geológicas que ocupa, queda limitado
en su base por los niveles impermeables del Triásico superior, y alcanza en la
vertical hasta un nivel potencial (superficie piezométrica) a cotas comprendidas
entre 500-600 m.s.n.m.
(área al oeste de Villafranca del Cid) y 0 m.s.n.m. (área de conexión con las planas
litorales y con el mar) [9]. El acuífero tiene su almacén principal en las formaciones calcáreas del Jurásico
(particularmente en las calizas y dolomías del Jurásico inferior), y se
extiende hacia arriba ocupando otras formaciones del Jurásico medio-superior y
Cretácico y, ocasionalmente, formaciones detríticas del Terciario
(dependiendo de la altura del nivel piezométrico en cada punto y de la profundidad
a la que se hallan las distintas unidades estratigráficas). Las,
comparativamente escasas, formaciones semipermeables que lo compartimentan no
impiden que, en su conjunto, forme un volumen rocoso totalmente conectado desde
el punto de vista hidráulico.
Por
otra parte están los acuíferos colgados en formaciones más recientes
superpuestas a unidades impermeables. Entre ellos destaca el acuífero del
Cretácico Superior, que descansa sobre los niveles impermeables del Albiense
superior-Cenomaniense (arcillas superiores de la Fm. Utrillas y margas
inferiores de la Fm. Mosqueruela) y tiene sus descargas principales en los
nacimientos de los ríos Pitarque, Alfambra y otros.
Las formaciones en las que
potencialmente está interesada la compañía solicitante del permiso de
investigación, según manifestaciones recogidas en medios de comunicación de la
Comunidad Valenciana [15], se situarían en el
Jurásico. Podría tratarse, por ejemplo, de formaciones del Jurásico superior en
el entorno de la Formación Mas d’Ascla, cuyo estudio geoquímico demuestra
que constituye la roca madre del petróleo que se explota en el campo de
Amposta, situado en la plataforma continental [10]. Teniendo en cuenta las
características geológicas y los indicios de hidrocarburos que al parecer se
hallaron en las campañas de exploracion de los años 70 y 80, también podrían
tratarse de unidades de finales del Jurásico inferior (Fm. Turmiel y otras
próximas; ver Figura 1) o del Triásico medio. En consecuencia, todo apunta a
que muchas de las formaciones
potencialmente productoras de gas, en las que habría de aplicar la fracturación
hidráulica, y aquellas otras que conforman el acuífero regional del Maestrazgo
se solapan o intercalan estrechamente en el conjunto de la región, pudiendo
llegar a estar contiguas. Sólo en el caso de que se buscara explotar gas de
pizarra en el Triásico Medio, a mucha mayor profundidad, existiría una barrera
física significativa con el acuífero jurásico constituida por las margas del
Triásico Superior (facies Keuper).
Las
probabilidades de conectividad
hidráulica entre la red de fisuras provocadas por fracking y las formaciones que albergan el agua subterránea son,
por consiguiente, muy elevadas. Es muy difícil ejercer un control efectivo
sobre el alcance de la fracturación hidráulica en la formación que se explota y
en sus inmediaciones. En principio, el espesor de las formaciones que son
objeto de explotación en Estados Unidos no suele sobrepasar los 100 m, pero las fracturas inducidas pueden propagarse
varios cientos de metros por encima y por debajo de las mismas: usualmente
entre 20 y 100 m,
pero en algunos casos hasta 600
m [11]. Algunos investigadores
consideran, además, que estos valores deben ser considerados como un mínimo,
puesto que han sido obtenidos por auscultación microsísmica durante episodios
de fracturación hidráulica individuales. Si se consideran los sucesivos episodios de fracking a que estará sometido muy
probablemente cada pozo de explotación a lo largo de su vida útil, las
distancias de propagación y las probabilidades de conexión entre las capas con
gas y los acuíferos aumentan (A. Ingraffea, Universidad de Cornell,
comunicación personal en [12]). En consecuencia, si se
aplicase la fracturación hidráulica a la explotación de gas de pizarra en la región
geológica del Maestrazgo, creemos imposible garantizar la no afección a los
acuíferos, dado que las fracturas propagadas a distancias del orden del
centenar de metros inevitablemente alcanzarían las formaciones contiguas
permeables y las conectarían hidráulicamente con la formación sometida a fracking. En la Figura 1 se observa cómo
las Fms. Turmiel, en el Jurásico inferior, y Sot de Chera-Loriguillas-Mas
d’Ascla, en el Jurásico superior, todas ellas margosas y potenciales objetivos
de hidrocarburos, están en contacto directo con las Fms. Cuevas Labradas-Cortes
de Tajuña, Chelva e Higueruelas, que constituyen acuíferos (las dos primeras
albergan las reservas de agua más abundantes y de mayor calidad).
A todo ello hay que añadir
la conexión hidráulica natural que
ya existe en todo el Maestrazgo a través de la red de fallas y diaclasas que corta toda la serie jurásica y
cretácica. Muchas de estas fracturas se originaron durante las propias etapas
tectónicas del Jurásico superior-Cretácico inferior, a consecuencia del mismo
estiramiento de la corteza terrestre que
produjo el hundimiento de la cuenca sedimentaria del Maestrazgo. Las mismas
fracturas fueron luego reactivadas, mientras otras nuevas se formaban, durante
las etapas de compresión de la Orogenia Alpina (Terciario antiguo), y
nuevamente en las etapas extensionales recientes vinculadas al hundimiento del
Golfo de Valencia (Terciario reciente-Cuaternario) [13, 14]. El resultado es una red de
fracturación natural densa y compleja, con múltiples familias de direcciones
variadas (predominio de las direcciones NNE-SSW, NE-SW y E-W, que compartimenta
y desplaza las formaciones estratigráficas y contribuye decisivamente a la
conexión hidráulica de todo el acuífero del Maestrazgo.
En definitiva, la explotación
de hidrocarburos del Jurásico en el Maestrazgo mediante fracking provocaría que tanto el gas que pudiera evacuarse de las
rocas que lo almacenan como los fluidos de inyección con todo su cortejo de
aditivos químicos contaminantes se propagasen a los acuíferos y éstos acabasen
seriamente contaminados. De ahí pasaría la contaminación a los pozos de
abastecimiento, a los manantiales y a las aguas superficiales. En particular,
es muy importante tener en cuenta la existencia de algunos pozos muy profundos
que existen para el abastecimiento de poblaciones como Forcall, Morella, La
Mata de Morella, Olocau, Sorita del Maestrat, Catí, Xert o Albocàsser. Todos
ellos captan agua de este acuífero a más de 400 m en el subsuelo, y al
menos en las dos primeras, a profundidades
récord de unos 1100 m.
Los más profundos y caudalosos la captan en las formaciones calcáreas y
dolomíticas del Jurásico inferior, cerca de la base del acuífero. En caso de
contaminación de éste, dichos abastecimientos, que proporcionan agua de excelente
calidad, quedarían contaminados con mucha mayor probabilidad que otros. En
último término, puesto que la descarga final del acuífero del Maestrazgo se
produce en el mar (particularmente concentrada en tres zonas a lo largo de la
fachada marina de la Sierra de Irta: Alcossebre, Torre Badum y Peñíscola [9]), acabaría afectando a
zonas costeras, con graves afecciones asimismo a la pesca y al sector
turístico.
Por todo lo expuesto, en razón de las graves afecciones que
un eventual desarrollo de la explotación de hidrocarburos mediante fracturación
hidráulica causaría en el territorio y medio ambiente de las comarcas
afectadas, quienes suscriben SOLICITAN:
PRIMERO: Que no se otorguen los permisos de investigación de
hidrocarburos solicitados por la empresa Montero Energy Corporation, S.L. para
el proyecto denominado “PLATÓN”.
SEGUNDO: Que se nos considere como parte interesada en el
expediente y se nos comuniquen aquellas actuaciones que se lleven a cabo
relacionadas con el mismo.
Zaragoza, a 15 de enero de 2013
REFERENCIAS:
[1] Pérez, A., Simón,
J.L., Vivó, M.J. (1983) Paisajes
naturales de la región del Maestrazgo y Guadalope. Instituto de Estudios
Turolenses, Teruel, 139 pp.
[2]
Lechtenböhmer, S., Atmann, M., Capito, S., Matra, Z., Windrorf, W., Zittel, W
(2011). Repercusiones de la extracción de
gas y petróleo de esquisto en el medio ambiente y la salud humana.
Parlamento Europeo, Dpto. de Política Económica y Científica, Comisión de Medio
Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria.
http://www.europarl.europa.eu/activities/committees/studies.do?language=ES
[3] Broomfield, M. (2012). Support to
the identification of potential risks for the environment and human health
arising from hydrocarbons operations involving hydraulic fracturing in Europe.
Comisión
Europea, D.G. Medio Ambiente.
http://ec.europa.eu/environment/integration/energy/pdf/fracking%20study.pdf
[4]
Wood, R.,
Gilbert, P., Sharmina M., Anderson K. (2011). Shale gas: a provisional assessment of climate change and environmental
impacts Tyndal Centre for Climate Change Research, consorcio
de ocho universidades del
Reino Unido.
http://www.tyndall.ac.uk/sites/default/files/tyndall-coop_shale_gas_report_final.pdf
[5]
GAO (2012). Oil and gas. Information on Shale Resources,
Development, and Environmental and Public Health Risks. US Govern.
Accountability Office, Report to Congressional Requesters GAO-12-732, 70 pp.
pp.http://www.gao.gov/assets/650/647791.pdf
[6]
World Energy Council (2012). Survey of
Energy Resources: Shale Gas – What’s New.
http://www.worldenergy.org/documents/shalegasupdatejan2012.pdf
[7]
Osborn,
S.G., Vengoshb, A., Warnerb, N.R., Jackson, R.B. (2011) Methane contamination
of drinking water accompanying gas-well drilling and hydraulic fracturing. Proceedings of the National
Academy of Sciences USA,
108, 8172-8176.
[8]
U.S.
Energy Information Administration (EIA). http://www.eia.gov/todayinenergy/detail.cfm?id=2170
[9] Mejías,
M., Ballesteros, B.J., Antón-Pacheco, C., Domínguez, J.A., García-Orellana, J.,
Garcia-Solsona, E., Masqué, P. (2012). Methodological study of submarine
groundwater discharge from a karstic aquifer in the Western
Mediterranean Sea. Journal of Hydrology, 464–465, 27–40.
[10] Salas, R. y Permanyer, A. (2003). Evidencias de generación
de hidrocarburos en la formación de margas del Mas d’Ascla (Jurásico superior,
Cadena Ibérica oriental) y su relación con el campo de Amposta de la Cuenca de
Tarragona. Boletín Geológico y Minero, 114,
75-86.
[11] Davies,
R.J., Mathias, S., Moss, J., Hustoft, S., Newport, L. (2012). Hydraulic fractures: How far can
they go? Marine and Petroleum Geology
(in press).
http://www.dur.ac.uk/resources/dei/JMPG_1575.pdf
[12] Mooney, C.
(2012). Los inconvenientes de la fracturación hidráulica, Investigación y ciencia (versión en español de Scientific American), enero 2012, 82-87.
[13] Simón Gómez, J.L. (1982) Compresión y distensión alpinas en la Cadena Ibérica oriental,
Tesis Doctoral, Universidad de Zaragoza. Publ.
Inst. Estudios Turolenses, Teruel, 269 pp (1984 ).
[14]
Antolín-Tomás
B., Liesa C.L., Casas A.M. and Gil-Peña I. (2007): Geometry of fracturing linked to extension and
basin formation in the Maestrazgo basin (Eastern Iberian Chain, Spain). Revista
de la Sociedad Geológica de España, 20, 351-365.
[15] Diario Levante – El Mercantil
Valenciano, 6 de octubre de 2012, p. 9.
ANEXO 2
Fracking en el Maestrazgo: un problema geológico
José Luis Simón Gómez
(Artículo de
opinión publicado en Heraldo de Aragón
el 7 de mayo de 2013)
El Gobierno de Aragón tiene que decidir
si otorga o no a la empresa Montero Energy el permiso de investigación de
hidrocarburos ‘Platón’ en las comarcas del
Maestrazgo y Gúdar-Javalambre, en el que se aplicaría la fracturación hidráulica o fracking. Algunos colectivos científicos y
ciudadanos han mostrado su oposición o, cuando menos, sus recelos, alimentados
por la ambigüedad que hay sobre los objetivos reales del proyecto. La compañía informaba
inicialmente de que la exploración de gas en el área se centraría en
formaciones marinas del periodo Jurásico, aunque luego han sugerido que su
objetivo serían formaciones más profundas.
Resolver
esa ambigüedad es crucial para poder valorar el potencial impacto del fracking sobre el agua subterránea. La
industria insiste en que los acuíferos de los que se abastece la población se
hallan siempre a una ‘distancia de seguridad’ de entre 1000 y 2500 m de las capas
explotadas; aislar el tramo superior del pozo garantiza su protección. Sin
embargo, hay dudas de que este modelo (probablemente válido para zonas de EE.UU)
pueda extrapolarse al Maestrazgo. El acuífero regional tiene aquí su base en
las arcillas yesíferas impermeables del Triásico superior, a profundidades que
pueden superar los 2500 m,
y su almacén principal en las calizas del Jurásico (particularmente del
Jurásico inferior), extendiéndose hacia arriba en unidades del Cretácico. Las
formaciones semipermeables no llegan a compartimentarlo, y las numerosas fallas
que lo atraviesan aumentan su conectividad hidráulica.
Si las formaciones en las
que está interesada Montero Energy se situasen en el Jurásico, éstas se
intercalarían con las que componen el gran acuífero regional, pudiendo llegar a
estar contiguas. Si se explotaran formaciones más profundas, en el Triásico
medio o más abajo, sí existiría la barrera impermeable del Triásico superior,
con un espesor de 230-280 m.
Discernir estas cuestiones es muy importante, ya que de ellas depende la
probabilidad real de que el acuífero sea vulnerable a la contaminación.
Las posibles fugas
contaminantes al acuífero dependen también de la distancia a la que puedan
propagarse las fisuras inducidas. Montero Energy afirma que esa distancia no
superaría los 40 m
(Heraldo de Aragón, 6-1-2013), por lo que el eventual ‘sello’ impermeable
garantizaría la seguridad. Ese dato se contradice con las observaciones reales.
Un reciente estudio de los principales yacimientos norteamericanos muestra que
hasta un 60% de las fracturas inducidas se propagan más de 100 m por encima del techo de
la formación explotada, un 1% supera los 350 m y, en casos aislados, los 600 m. Estos valores han sido
obtenidos por auscultación del subsuelo en episodios simples de fracturación;
tras
los episodios repetidos a que estaría sometido cada pozo a lo largo de su vida,
las distancias de propagación serían aun mayores. A todo ello hay que añadir la conexión
hidráulica natural que ya existe en todo el acuífero del Maestrazgo a través de
la densa y compleja red de fallas y fisuras que cortan la serie jurásica, y que
terminan por hacer muy difícil el control efectivo de los flujos subterráneos.
La
exploración y explotación de gas no convencional requiere un conocimiento
preciso de la geología. No sólo una valoración realista de los recursos
disponibles; no sólo una tecnología para extraerlos. También una idea clara de
la configuración de las rocas y el agua en el subsuelo, y una previsión
rigurosa de los cambios que el fracking
puede inducir a fin de contrarrestar sus riesgos. Sólo estudios muy detallados
de las propiedades físicas de las rocas, de su fracturación y de las tensiones
que soportan en condiciones naturales permitirían elaborar un modelo de
comportamiento del terreno profundo con el que poder hacer esa prevención. Es
un problema esencialmente geológico, que requiere criterio científico y técnico,
exactamente lo contrario de una controversia que pueda dirimirse en formalismos
administrativos o maniobras políticas.
ANEXO 3
Reflexiones
e interrogantes sobre la documentación presentada por Montero Energy al
solicitar los permisos de investigación de hidrocarburos “Aristóteles”,
“Arquímedes” y Pitágoras” en las comarcas del norte de Castellón
J. L. Simón
Gómez, Dpto. de Ciencias de la Tierra, Universidad de Zaragoza
(Documento elaborado a instancias de las
entidades signatarias del Tratado de Castellón en contra de los proyectos de fracking)
1. Sobre la experiencia y capacidad
técnica de Montero Energy y su empresa matriz, R2 Energy.
Montero
Energy ha solicitado un ambicioso programa de investigaciones sobre gas de
pizarra en todo el NE de España (alrededor de una docena), del que los
proyectos en Castellón son sólo una parte. Estos proyectos incluyen un largo
proceso que va desde la recopilación de información previa del suelo y
subsuelo, estudios geológicos de superficie, exploración geofísica, hasta la
perforación de sondeos verticales y horizontales y tests de producción en los
mismos. Las inversiones calculadas para todo ello son cuantiosas, en torno a 30
millones de euros cada permiso solicitado.
Es exigible a dicha empresa
que aporte una experiencia y una capacidad para acometer dichas
investigaciones. Así lo establece el artículo 16.2 de la Ley estatal de
Hidrocarburos (Ley 34/1998, de 7 de octubre), que dice: “El solicitante del permiso de investigación deberá presentar al menos
la siguiente documentación con el alcance que se establezca en la
correspondiente normativa de desarrollo: a) Acreditación de la capacidad legal,
técnica y económico-financiera del solicitante…”
Montero
Energy es una empresa unipersonal, constituida con un capital de 3000 euros
hace poco más de un año. Aunque su administrador único es geólogo, es obvio que
él solo no puede acometer tal programa de investigación, ni su currículum
profesional avala su capacidad para dirigir un equipo de investigación
constituido para ello. Su iniciativa viene avalada por R2 Energy, pero tampoco
ésta es una empresa especializada en exploración y explotación de
hidrocarburos. Por la documentación presentada, parece tratarse de una empresa
de gestión, que identifica cuencas potenciales de hidrocarburos y gestiona la
consecución de permisos, pero que no tiene ni el equipo propio ni la capacidad
de liderar un equipo técnico para hacer dichas investigaciones por sí misma. A
su vez, ambas invocan su alianza empresarial con Halliburton, pero de dicha
alianza no se encuentra constancia documental. Por otra parte, Halliburton es
una empresa que tiene la tecnología para perforar y operar pozos mediante la
técnica de fracking, pero no consta
su experiencia previa en la investigación de hidrocarburos en España.
INTERROGANTES:
-
¿Qué
experiencia y capacidad técnica propias tienen realmente Montero Energy
y R2 Energy que garanticen el desarrollo de las investigaciones propuestas?
-
En
su defecto, ¿qué experiencia y capacidad tienen los directivos y técnicos de
Montero Energy y R2 Energy para liderar y dirigir efectivamente las actividades
del programa de investigación propuesto?
2. Sobre el grado de conocimiento real
que se plasma en el documento de Montero Energy sobre la geología de la zona.
Parece lógico
pensar que la solicitud de un permiso de investigación minero o de
hidrocarburos comporta unos conocimientos previos de la geología y recursos de
la zona, aunque sean de carácter muy general, que justifiquen el interés de
dicha investigación. La concesión de un
permiso de investigación a una empresa otorga a ésta unos derechos futuros
(declaración de interés público, posibilidad de expropiaciones forzosas…) que
deberían estar basados en unas expectativas reales y objetivas de que dichas
investigaciones pueden tener resultados positivos.
Sin embargo,
no hay ningún apartado en la documentación presentada donde se describa cuáles
son los objetivos reales de la investigación y en qué evidencias científicas se
fundamenta el interés de la empresa. Sí hay un extenso documento sobre “Medidas
de protección medioambiental, plan de contingencias y restauración…” que
contiene un solo apartado de Geología y Estratigrafía (subapartado 3.1.1.,
dentro de 3.1. Descripción del Medio Físico) en el que se recoge la única información
geológica en toda la documentación. Dicho apartado es de una calidad ínfima
desde el punto de vista formal y de contenido; casi podría calificarse como
broma. Básicamente consiste en un texto en castellano de cuatro páginas (pp.
6-10 de cada una de las memorias de los proyectos) que trata de aspectos muy
generales de la evolución geológica de la Cordillera Ibérica y de la
estratigrafía del sector del Maestrazgo. Es una traducción literal de dos
apartados del siguiente artículo científico publicado en inglés:
Antolín-Tomás B., Liesa C.L., Casas A.M.
and Gil-Peña I. (2007):
Geometry of fracturing linked to extension and basin formation in the
Maestrazgo basin (Eastern Iberian Chain, Spain). Revista de la Sociedad Geológica de España, 20
(3-4): 351-365.
De dicho texto no se cita
expresamente la fuente, aunque la cita bibliográfica figura muchas páginas
después (pp. 82, 84 u 86 de cada memoria) y completamente sacada de contexto.
Aun sorprende más, en un documento que se supone serio y con el que se pretende
acreditar ante la Administración la solvencia y ‘capacidad técnica’ de la
empresa solicitante, que ese único texto de geología se haya elaborado mediante
un traductor automático que genera frases ininteligibles como ésta: “El Terciario de inversión de la cuenca
positiva por medio de ejes con dirección norte (en la mitad de la Cordillera
Ibérica) y hacia el sur, dirigida por impulsos (en el sur la mitad de la
cadena) se vio favorecido por la presencia generalizada los niveles de
desprendimiento evaporíticos (Medio-Triásico Superior) a lo largo de la antigua
Cuenca Ibérica” (p. 6). No es que el texto tenga la complejidad propia del
lenguaje científico, sino que simplemente no tiene pies ni cabeza. Lo que
realmente diría una traducción inteligible es: “La inversión positiva de la
cuenca durante el Terciario, por medio de cabalgamientos dirigidos hacia el
norte (en la mitad norte de la Cordillera Ibérica) y cabalgamientos hacia el
sur (en la mitad sur de la cadena), se vio favorecido por la presencia de amplios
niveles de despegue evaporíticos (Triásico Medio-Superior) en toda la antigua
Cuenca Ibérica”.
INTERROGANTES:
-
¿Qué
conocimientos reales tiene Montero Energy sobre la geología de la región del
Maestrazgo?
-
¿Qué
evidencias científicas tiene sobre la existencia de recursos de hidrocarburos
en la zona? ¿En qué formaciones en concreto tiene intención de explorarlos?
-
Dentro
del proceso administrativo para el otorgamiento del permiso de investigación,
¿se considera admisible una memoria técnica con las deficiencias que se
señalan? ¿Pueden expertos independientes avalar el contenido científico y la
forma del único apartado redactado sobre geología (3.1.1.)?
-
A
la vista de todo ello, ¿qué fiabilidad pueden tener la evaluación global de los
recursos de gas del Maestrazgo que la empresa ha difundido en la prensa?
3. Sobre las garantías que ofrece el
documento de medidas de protección medioambiental.
El extenso
documento sobre “Medidas de protección medioambiental, plan de contingencias y
restauración…” recoge con extraordinario detalle aspectos que podemos
considerar menores; por ejemplo, dedica dos páginas y media a enumerar el
contenido del material con que se equiparían los aseos, vestuarios y botiquín
de primeros auxilios de los barracones de obra. En el apartado de descripción
del medio ambiente y espacios naturales protegidos (apartado 3.2) recoge
relatos minuciosos que tienen el aspecto de haber sido tomados literalmente de
textos divulgativos; hay párrafos encabezados por frases tan pintorescas como
ésta: “Pero el Alto Maestrazgo también es
patrimonio arquitectónico, gastronomía y fiestas…” (p. 12), o una curiosa
digresión sobre el origen del topónimo Peñagolosa (p. 15) (el macizo de
Peñagolosa, por cierto, es ajeno completamente a las zonas de los proyectos
solicitados).
Sin embargo,
no hay ningún análisis sobre aspectos medioambientales verdaderamente
cruciales, como es el peligro de contaminación de acuíferos por las operaciones
de perforación y fracking en los
pozos de investigación en los que, durante los años 4º a 6º, se harían pruebas
de producción. El escrito de observaciones presentado, entre otros, por
investigadores de varias universidades españolas plantea dudas muy serias sobre
la seguridad del acuífero regional del Maestrazgo. Este aspecto se conecta
estrechamente con los anteriores. Si las formaciones en las que está interesada
la compañía Montero Energy se situasen en el Jurásico, tal como inicialmente se
publicó en la prensa (Levante–El Mercantil Valenciano, 6-10-2012, p. 9), éstas
se intercalarían estrechamente con las que componen el gran acuífero regional
del Maestrazgo, pudiendo llegar a estar contiguas; la conexión hidráulica entre
ellas y las probabilidades de contaminación serían elevadísimas. Por otros
canales, la compañía ha sugerido que, en realidad, las capas que trataría de
explotar están más profundas, en el Triásico medio o el Paleozoico superior. En
ese caso sí existiría una barrera impermeable con el acuífero jurásico,
constituida por las arcillas y margas yesíferas del Triásico superior, con un
espesor que rondaría en la zona los 250-300 m según muestran los antiguos sondeos de
exploración de petróleo (sondeos Mirambel, Maestrazgo 2 y Bobalar 1 y 2). Todos
éstos son datos extraordinariamente importantes, puesto que de ellos dependerá
la probabilidad real de que el acuífero sea vulnerable a la contaminación
producida por la inyección de fluidos durante las operaciones de fracking.
Otra cuestión, estrechamente
vinculada a la anterior, es la distancia a la cual puede propagarse las fisuras
inducidas artificialmente, rebasando los límites superior e inferior de la
formación fracturada y adentrándose en rocas contiguas a las cuales podrían así
migrar los fluidos contaminantes. Rafael López, representante de Montero Energy
afirma que esa distancia no superaría los 40 m (Heraldo de Aragón, 6-1-2013), por lo que
el ‘sello’ impermeable garantizaría la seguridad del acuífero del Maestrazgo.
Esto no es exactamente lo que se ha observado mediante auscultación detallada
del subsuelo durante los procesos de fracking.
En un reciente estudio en los principales yacimientos estadounidenses,
publicado por Davies y colaboradores en la prestigiosa revista científica Marine and Petroleum Geology, se muestra
que entre aproximadamente un 15% y un 60% de las fracturas inducidas se
propagan más de 100 m
por encima del techo de la formación explotada, y que un 1% lo hace hasta más
de 350 m,
superado en casos aislados los 600
m. Algunos investigadores, como el profesor Ingraffea, de la
Universidad de Cornell,
advierten que estos valores deben ser considerados como mínimos, puesto que han
sido obtenidos por auscultación durante episodios simples de fracturación
hidráulica. Si se consideran los episodios repetidos a que estará sometido cada pozo de
explotación a lo largo de su vida útil, las distancias de propagación y las
probabilidades de conexión entre las capas con gas y los acuíferos aumentan.
A
todo ello hay que añadir la conexión hidráulica natural que ya existe en todo
el acuífero del Maestrazgo a través de la densa y compleja red de fallas y
fisuras que corta toda la serie jurásica. El mismo estudio citado de Davies y
colaboradores muestra que, en yacimientos de hidrocarburos conocidos con gran
detalle, el porcentaje de fracturas naturales que se extienden más de 350 m en la vertical alcanza
el 33%. En definitiva, es muy difícil ejercer un control efectivo sobre el
alcance de la fracturación, inducida o natural, por lo que las probabilidades
de conectividad hidráulica entre la red de fisuras provocadas por fracking y las formaciones que albergan
el agua subterránea, en casos como el Maestrazgo, pueden llegar a ser muy
elevadas.
Todos
éstos son aspectos verdaderamente relevantes en el ámbito medioambiental, que
lo serían sin duda en el caso de que se pasara a la fase de explotación, pero
también en relación con los pozos que eventualmente habrían de perforarse para
hacer pruebas de producción durante los años 4º a 6º del programa de
exploración. No puede admitirse que se pasen por alto, sustituidos por una serie
de páginas de dudosa originalidad, y muchas de ellas sin apenas utilidad.
Mientras, en la prensa, para contrarrestar el malestar ciudadano y las críticas
de sectores científicos, la empresa lanza informaciones supuestamente técnicas
que no se sostienen sobre ninguna base documental y nada tienen que ver con el
contenido de la memoria técnica presentada a la Administración.
INTERROGANTES:
-
A
la vista del escaso rigor con el que ha sido elaborado el documento “Medidas de
protección medioambiental…”, ¿qué confianza ofrece la empresa solicitante
acerca del cuidado efectivo que pueda prestar a dicha protección en el
transcurso de las investigaciones y, más aun, de una eventual explotación del
gas de pizarra?
-
¿Por
qué no se especifica qué actividades de investigación concretas se piensan
llevar a cabo para evaluar las posibilidades de conectividad hidráulica entre
las formaciones en que podría explotarse gas y los acuíferos: espesor de las
posibles barreras y su grado de impermeabilidad; características geomecánicas
de las formaciones con gas de cara a prever las distancias horizontales y
verticales propagación de las fracturas; características del campo de tensiones
naturales en el terreno que va a condicionar asimismo dicha propagación…?
-
¿En
qué documento técnico, elaborado por Montero Energy y del que tenga
conocimiento la Administración, se sustentan las siguientes afirmaciones
difundidas en la prensa?: (i) Las formaciones en que va a prospectarse gas se
hallan a distancias verticales de 500-1000 metros del acuífero;
(ii) va a existir una formación 'sello' separándolos con un espesor de 400 m; (iii) las fracturas
producidas por fracking sólo van a
propagarse a distancias verticales de 40-50 m; (iv) no existe posibilidad de
contaminación del acuífero regional del Maestrazgo.
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