José Antonio Labordeta, compositor de canciones (no sólo de himnos)
Araceli Cereceda y José Luis Simón
A comienzos del verano salió a la luz Las Uvas Dulces, el magnífico disco de
María José Hernández que recopila y recrea en tono muy personal de una docena
de canciones de José Antonio Labordeta. Son canciones, en general, poco
conocidas, que nunca fueran coreadas como himnos por los millares de seguidores
de nuestro cantautor más querido. Son canciones que Labordeta grabó pero que no
prodigó en sus conciertos, obligado seguramente a cultivar la imagen
aragonesista y reivinticativa que el público forjó de él en detrimento de su
faceta de poeta y músico íntimo.
María José Hernández nos permite
redescubrir a un compositor de canciones, oculto tras la sombra alargada del cantautor
épico y recio. Hay que decir que el estilo interpretativo de José Antonio no ayudó
precisamente a que ese tipo de canciones más melódicas e introspectivas fuesen
valoradas en su justa medida. Es sin duda paradójico, pero hacía falta que
viniese una intérprete de otra generación, mujer, sensible, con una voz delicada
y elocuente, para poner a las canciones del abuelo
un color nuevo que nadie habíamos atisbado.
La voz de María José transmite serenidad,
intimidad. Canta de manera natural y sin estridencias. Se atisba tras ella la
personalidad de una mujer sencilla, cristalina, que tiene el don de cantar como
si hablara, que hace fluir su voz como el agua que surge de un manantial.
‘Guárdate’ y ‘Con tu voz’ son dos
auténticas joyas talladas con esmero. Otros, como ‘Rosa, rosae’ son temas más conocidos a los que la cantante aporta
su sello personal. El plus de calidad que otorgan los arreglos introducidos por
ella misma y por otros compañeros de proyecto (Sergio Marqueta, Gonzalo Lasheras,
Joaquín Pardinilla y Daniel Escolano) los convierten en canciones para escuchar
una y otra vez, descubriendo siempre un matiz nuevo, un toque armónico que
sorprende. A ‘Pequeña libertad’, una
de las canciones de Labordeta con musicalidad propia y un tanto apartada de los
patrones melódicos comunes en él, se le ha dado la vuelta como a un calcetín y
se ha convertido en una canción distinta, extremadamente fresca y bella.
Hemos recuperado al Labordeta
compositor porque hemos tenido la inmensa suerte de que una mujer aragonesa haya
tenido el atrevimiento de cantarlo. Lo celebramos sinceramente.
Podéis acceder al contenido de las Uvas Dulces en la web:
No hay comentarios:
Publicar un comentario