jueves, 24 de mayo de 2018

Extrahección, acaparamiento de tierras y maldición del agua verde



Extrahección es un nuevo término para describir la apropiación de recursos naturales desde la imposición del poder (fundamentalmente económico) y violando los derechos de personas y de la propia Naturaleza.


Si bien la palabra es de nuevo cuño, no así la acción que representa. Se aplica a campañas mineras o petroleras en países en vías de desarrollo en un contexto de violencia, que desoyen las voces ciudadanas, desplazan comunidades campesinas o indígenas, o contaminan el ambiente. Salvando escalas y contextos, algo de esto nos suena en Teruel.

El vocablo proviene del latín “extrahere”, que significa tomar algo quitándolo o arrastrándolo hacia uno. En esas circunstancias se violan distintos derechos, y es precisamente ese aspecto el que se quiere destacar con este vocablo.


Esta extrahección se está dando desde hace años bajo una enajenación del capital natural en muchos países de África tropical y Latinoamérica. Es lo que se ha llamado el acaparamiento de tierras, (landgrabbing  en su expresión inglesa). La compra masiva de extensos territorios por parte de países emergentes como China o la India, pero también por otros pertenecientes al mundo occidental (Reino Unido, Suecia, Estados Unidos) y países con escasos recursos hídricos (Emiratos Árabes Unidos, Israel, Qatar…) está llevando al enajenamiento de la principal riqueza virgen de muchos países (su capital natural) como es el caso de Liberia, Sudán, Mali, Sierra Leona, Camboia, Filipinas…) sin olvidarnos de la destrucción de la selva amazónica en Latinoamérica.

Cabe preguntarse sobre el origen de esta pandemia. En primer lugar, hay que señalar la codicia humana y el estilo de vida consumista subyacente y, detrás (ahora le toca el turno al agua), el agua verde, la que “cae del cielo” de forma generosa en los países mencionados. Lo que es una bendición se convierte así en una maldición por el afán de requerimientos de terrenos para crear monocultivos con los que producir biocombustibles o simplemente para asegurase una independencia alimentaria los países con pocos recursos hídricos. Los resultados los conocemos:pérdida de biodiversidad, expulsión de comunidades indígenas, desplazamientos… y al final pobreza en los países,así desprovistos de una de sus principales fuentes de riqueza y supervivencia. ¿Cuál será la siguiente amenaza?

Fermín Villarroya,
Colectivo Sollavientos.

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