martes, 19 de junio de 2018

SERIE MET IV: “NO ALARGUEMOS LA AGONÍA DEL CARBÓN” (Seamos honestos con el territorio y con las generaciones futuras)



Nuestras comarcas mineras, al igual que otras a nivel de todo el Estado español, viven desde hace ya demasiado tiempo en una continua incertidumbre relacionada con el mantenimiento de los empleos dependientes del carbón y en nuestro caso, Andorra, de los vinculados a su Central Térmica, alimentada por lignito y gestionada actualmente por Enel, una gran compañía multinacional del sector energético.

De todos es sabido que una empresa de estas características se rige por sus propios beneficios económicos. A esto hay que añadir muchos otros factores que dificultan desde hace años el mantenimiento de la extracción carbonera: la mayoría de las minas son deficitarias, su dependencia de las ayudas públicas, el hecho de que el carbón sea uno de los combustibles fósiles que genera una buena parte de las emisiones de CO2, causantes del principal problema ambiental, el calentamiento global; las nuevas políticas energéticas europeas apuestan por el incremento de las renovables y el autoconsumo; las actuales minas a cielo abierto, además del grave impacto paisajístico que generan, ocupan a muy pocas personas, al ser sustituidas éstas por potentes máquinas… Todo ello, convierte a este sector en blanco de graves conflictos económicos y sociales.

Lo que supone “la crónica de una muerte anunciada” parece volver una y otra vez al mismo punto: ¿Qué va a ocurrir con todos los trabajadores y sus familias dependientes de esta actividad si cierran las minas y no se utiliza el carbón autóctono? ¿Qué va a ocurrir si la Central Térmica no invierte en las medidas tecnológicas ambientales exigidas por Europa?

Difíciles situaciones y difíciles respuestas, sobre todo cuando tras la llegada de miles de euros procedentes de los fondos MINER no hemos conseguido generar una trama de propuestas laborales diversificadas que hayan acogido a todos los trabajadores y consolidado unas alternativas permanentes.

Una vez más hemos vuelto a la misma situación nunca resuelta, y esto debería alertarnos de que quizá sea ésta la última oportunidad de apostar de una vez por todas por un futuro al margen de un sector que, habiendo contribuido a nuestro desarrollo, posiblemente ha agotado ya todas sus expectativas. Y esto sin olvidar a todas las personas en situación de desempleo no pertenecientes a este sector, las grandes olvidadas y cada vez más numerosas en nuestras comarcas.

Todo este relato, a estas alturas tan obvio, e incluso asumido por los sectores políticos y sindicales que han defendido y siguen defendiendo a ultranza el carbón, ha sido y sigue siendo motivo de controversia, ya que durante años un discurso y un pensamiento único han presionado, afrontado y descalificado cualquier atisbo de opinión y/o postura diferente.

Necesitamos también hablar de otro futuro, de otro modelo, de otras propuestas que ya están desde hace años encima de la mesa, propuestas gestadas en diferentes procesos participativos que se han ido realizando desde 2003 referentes al sector agroecológico y agroalimentario, el turismo, el apoyo al tejido empresarial de pequeñas y medianas empresas, a jóvenes autónomos de la zona,…y sobre todo, el sector de las energías renovables. Un territorio tradicionalmente vinculado a la energía debería tomar la iniciativa y reconvertir una parte de su economía, aprovechando las infraestructuras ya existentes, como, entre otras, las líneas de evacuación, a la par que apoyar a todos los trabajadores vinculados desde siempre a este sector.

Uno de los grandes valores de nuestro territorio son las personas: el mejor recurso con el que contamos, el humano, con capacidad para reflexionar, pensar, trabajar, decidir, planificar… Ya es hora de sentarnos a diseñar una nueva estrategia no dependiente de grandes empresas, sino de nuestros propios recursos, de generar un desarrollo endógeno, humano y sostenible, desde, para y con el territorio. Seamos capaces de vislumbrar e interpretar  por qué caminos se gesta el futuro.

No alarguemos la agonía, digamos adiós al carbón, de la manera más responsable, justa, digna y solidaria. Manteniendo la memoria minera, trabajando desde ahora mismo en nuevas y diversificadas apuestas para todos y todas.Seamos honestos con el territorio y con las generaciones futuras.
Texto y Foto: Olga Estrada Clavería

Colectivo Sollavientos

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