miércoles, 14 de agosto de 2019

CRECIMIENTO versus BIENESTAR (III): “DE CRECIMIENTOS Y BIENESTARES (¿Y PA QUÉ TANTO?)”





 



 
La hermosa película “Handia”, dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño en 2017, nos muestra que el crecimiento excesivo, en este caso en la estatura de un hombre que existió en la vida real en el siglo XIX -Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga-, comporta ventajas económicas y materiales durante un periodo: enriquecimiento y mejora drástica en las condiciones de vida de la familia por la exhibición del gigante. Pero desemboca en graves complicaciones personales, económicas y sociales.

 
Desde hace años, nuestro desarrollo económico, el de los habitantes de la casa común planeta Tierra, como muy bien se sabe, desborda los límites de lo excesivo. Son los países avanzados, cuyo sistema de vida se basa principalmente en un consumismo y un despilfarro que nos ha atrapado, los principales responsables, donde, de una manera cada vez más desigual, mantenemos un estado de prosperidad que el liberalismo económico va erosionando. Esta situación augura un futuro para nada deseable.

 
¿Hay crecimientos libres de toda sospecha? Indudablemente: el de la bondad, el de la libertad, el del amor, el del conocimiento y la educación, el de la redistribución de la riqueza y el de la justicia social, el de la cooperación para el bien, el de la investigación científica con fines benéficos, el de la ecuanimidad y la sensatez, el de la contemplación, el de la reflexión constructiva, el crecimiento físico de las plantas, animales y personas en una naturaleza armónica… Hay, en suma, multitud de posibilidades de crecimiento gozoso y benefactor, a nivel individual y colectivo.

 
Y sobre el bienestar, ¿qué podemos decir? El diccionario de la RAE, lo define en tres acepciones:
  1.  Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.

  2.  Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.

  3.  Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

 Los tres significados darían lugar a amplios debates y clarificaciones, definiendo de entrada cada una de las palabras clave de cada definición. También podrían confrontarse los conceptos de bienestar rural y bienestar urbano. Es necesario reflexionar lo que cada cual entiende por bienestar. ¿Vivimos realmente en una ‘sociedad del bienestar’? ¿A cuánta gente acoge? Hay quien afirma que los trabajadores que construyeron las pirámides de Egipto, que no eran esclavos, se estresaban menos que la población laboral española actual. Porque no parecen una sociedad del bienestar la ‘sociedad disciplinaria’ que describía M. Foucault, ni tampoco la ‘sociedad del cansancio’, que genera “infartos del alma”, sobre la que reflexiona más recientemente el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

 
Igualmente son revisables los conceptos de ‘estado del bienestar’, que hace referencia a una mejor redistribución de la renta y mayores prestaciones sociales para los más desfavorecidos por parte del Estado, y el de ‘economía del bienestar’, que alude en el mismo diccionario a la extensión a todos los sectores sociales de los servicios y medios fundamentales para una vida digna.
 
Es necesario integrar todas estas definiciones y reflexiones en una nueva mentalidad serena que mire hacia el futuro con esperanza. Sustituyamos la divisa capitalista “después de mi, el diluvio” por esta otra ‘glocal’: “pensar en global y actuar en local”. Potenciemos los crecimientos gozosos.

 

Gonzalo Tena Gómez
Colectivo Sollavientos


 

No hay comentarios: