martes, 6 de agosto de 2019

CRECIMIENTO versus BIENESTAR (II): “VIVIR CON MÁS O VIVIR MEJOR”






El mensaje que se repite de forma machacona es la necesidad de crecer, de aumentar el PIB, de incrementar la renta y la producción. Pero este mensaje choca con la realidad de que los recursos son limitados, que la población crece de forma desproporcionada sin que existan bienes para todos, que la desigualdad es cada vez más grande.

Se ha vivido con la convicción de que los recursos eran ilimitados y que disponer de ellos sólo requería de trabajo y medios para conseguirlos. Este axioma se ha quedado grabado en el inconsciente y, lo que es más difícil de cambiar, en el modelo social y en los comportamientos derivados. Pero hay que dar el paso mental y actitudinal hacia la realidad, y ésta es que los recursos tienen límites y que en algunos casos estamos llegando a su extinción, por lo que se impone una limitación drástica del consumo y del modelo que lo sustenta, y una apuesta por el decrecimiento en la economía individual, en la local y en la global.

Otro de los falsos conceptos que se ha instalado en la sociedad y ha calado en las mentes de casi todos es la creencia desmedida en la tecnología, llegando a considerar que cualquier problema o situación la va a poder solucionar algún invento o recurso tecnológico. Esto se traduce en que podemos crecer ilimitadamente, o consumir los recursos, o deteriorar el planeta sin medida, porque la eficiencia y la innovación tecnológica corregirán todos los desmanes que se produzcan. Quizás esta creencia es aún más peligrosa que la anterior, pues es pura fe en un futuro por crear, una fe sin fundamento. La propia tecnología tiene sus limitaciones, y según algunos científicos la mayoría de los inventos ya están realizados y el crecimiento de los mismos es cada vez menor.

También se engaña a la mente y se oculta la realidad con lo que se ha llamado el escepticismo incrédulo, que llega a afirmar ante cualquier situación o estudio que plantea riesgos futuros o no tan lejanos, que “esto nunca ha pasado”, por tanto, no tiene por qué suceder. Es una falsa lectura de la historia del planeta, sin tener en cuenta que tampoco nunca ha habido tantos habitantes sobre la Tierra y que nunca en la historia de la humanidad se ha consumido tanto y se han utilizado los combustibles fósiles de forma tan intensiva.

Ante la realidad de la falta de recursos, del consumo desaforado, de los graves impactos sobre el planeta, de la pérdida de biodiversidad, de la creciente desigualdad entre países y entre personas, sólo queda apostar por un cambio de modelos en el consumo, en el uso de los recursos y en el sistema económico y social.

De aquí la apuesta entre vivir con más o vivir mejor, de seguir creciendo o apostar por el decrecimiento como sistema, de buscar nuevos modelos en el sistema energético, de respetar el planeta por encima de nuestros caprichos e intereses. En definitiva, apostar por un futuro con mejor calidad de vida para todos, aunque sea con menor cantidad de cosas.


Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos

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