Los Objetivos de Desarrollo
Sostenible planteados por las Naciones Unidas, se presentan como un gran reto
para conseguir una sociedad mejor, ante las múltiples señales e indicadores que
ponen de manifiesto las desigualdades, el hambre, los problemas ambientales y ,
en definitiva, la situación de riesgo que tiene el planeta y sus habitantes.
Según las propias Naciones
Unidas: “La Agenda 2030 es el plan global
para la erradicación de la pobreza, la lucha contra el cambio climático y la
reducción de las desigualdades más ambicioso alguna vez adoptado por la
comunidad internacional. Fue desarrollada sobre la base de consultas nacionales
que llegaron a las poblaciones en mayor situación de vulnerabilidad de cada
país, entre ellas cerca de 80 mil personas en el Perú, y fue aprobada por
unanimidad por los 193 países de las Naciones Unidas. Su objetivo es claro:
Lograr un mundo donde nadie se quede atrás”.
Se antecedente fueron los objetivos
del milenio, que quedaron en nada al plantear propuestas excesivamente
genéricas, muy abstractas y centradas en temas relacionados con el desarrollo
económico. Su fracaso no desanimó a las Naciones Unidas y lanzaron los 17 ODS y sus 169 metas, que no
están centrados en aspectos económicos, sino que se abren a temas sociales y
ambientales.
Una primera lecturas de los
ODS y sus metas suscita la sensación de que se está ante una utopía
irrealizable, pues son metas muy ambiciosas y a un plazo de consecución muy
breve, ya que están planteados en su gran mayoría para el 2030, que bien
pensado son poco más de diez años para terminar con la pobreza, con el hambre,
con las desigualdades en la educación y la sanidad, con el deterioro del agua,
los mares y el clima del planeta, trabajo y energía universal y reducción de
cualquier tipo de desigualdad.
La alternativa a no buscar y
trabajar por la implantación de los ODS es pensar en un planeta en el que las
desigualdades entre países y personas cada vez sean mayores y hoy afectan a
unos países, pero los ciclos cambian y pueden afectar a los que hoy se
consideran ricos; también un planeta con unos recursos naturales y un clima que
hagan imposible la vida en el mismo, por carencias y por alteraciones graves;
un mundo dominado por cuatro grandes lobbies o fondos que dicten las normas y
marquen los ritmos; en definitiva un mundo que se asemejaría a esas películas
futuristas que presentan una situación caótica.
El reto es ir haciendo
realidad los ODS desde lo más próximo y en nuestros entornos cotidianos, para
que se consiga una gran bola que repercuta a nivel mundial. Esto no puede ser
una tarea individual, sino organizada en colectivos y organismos públicos y
privados que apuesten por su puesta en marcha progresiva, que den respuesta a retos concretos y reales,
a la vez que analiza la consecución de esas metas en el entorno más cercano.
Empresas, ONGs, administraciones, gobiernos y muchos colectivos se han puesto
manos a la obra para ir avanzando en esta utopía, algunos con más éxito que
otros y algunos con más intención real que de lavar la imagen y hacer “odswhasing”.
Desde el Colectivo
Sollavientos se quiere reflexionar y hacer propuestas de cómo podrían
implantarse las metas de los ODS en la provincia de Teruel, como modelo de
desarrollo de la misma y como propuesta de futuro para un territorio que más
allá de sus limitaciones apuesta por el futuro común y lo pone en práctica en
la realidad cotidiana.
También se abre la propuesta a
quién quiera aportar sus ideas de cómo podemos conseguir la implantación de los
ODS y sus metas en la provincia de una forma realista y concreta. Todas las
propuestas serán consensuadas y debatidas para llegar a verdaderos acuerdos de
trabajo y no a ideas individuales más o menos reflexionadas.
Javier Oquendo
Colectivo Sollavientos
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