sábado, 18 de febrero de 2023

MIRAMBEL, CON LUZ PROPIA

 

Llama la atención al visitante que se adentra en Mirambel la ausencia de

cables eléctricos atravesando la templaria atmósfera de sus calles. ¿Es 

que a este pueblo no ha llegado la luz?, podría pensarse. Nada de eso. 

Mirambel decidió, hace ya más de cuatro décadas, que su estética urbana 

no admitía esos alambres negros tendidos entre los aleros. Redactó unas 

ordenanzas municipales que obligaban a enterrarlos, recuperó y extendió 

sus tradicionales pavimentos empedrados para cubrirlos, y dejó en uno de

sus rincones, a modo de museo para el recuerdo, la maqueta de una 

sección de las canalizaciones subterráneas que los esconden.


Fue una actuación valiente, al servicio de una voluntad decidida por

conservar todo el recinto urbano amurallado sin alterar su imagen 

medieval y renacentista. Todo ello le valió en 1980 la declaración de 

Conjunto Histórico Artístico, y en 1982 la concesión del premio Europa 

Nostra, el más prestigioso galardón que se otorga a proyectos de 

conservación y defensa del patrimonio cultural. La pertenencia de 

Mirambel a la red de los Pueblos más Bonitos de España es coherente con

esa misma hoja de ruta, orientada a realzar y promover el encanto de un 

pueblo tan exquisitamente conservado.


A finales de los años 70, los vecinos llevaban ya tiempo acostumbrados a

ver los cables por el aire, algo que es paisaje habitual en nuestros pueblos

desde que la corriente eléctrica llegó a ellos. Sin embargo, decidieron

eliminarlos de ese casco urbano que acababan de redescubrir como una

joya del siglo XVI. Los viajeros reconocen ese detalle impagable a la hora 

de hacer fotografías, y algún director de cine lo ha tenido en cuenta al 

elegir Mirambel como escenario de rodaje. Pero seguramente no fueron 

estas las razones que movieron a los mirambelanos a tomar esa decisión; 

lo hicieron por dignidad, como una elemental muestra de autoestima. 

Paradójicamente, fue tras enterrar los cables de la luz cuando vieron 

cómo el pueblo resplandecía.


“Aragón con luz propia” fue el lema elegido para una jornada informativa

celebrada en Zaragoza el pasado 18 de enero, en la que se expresó 

público agradecimiento por el maná que los macroparques eólicos y 

fotovoltaicos prometen. Mirambel es ahora uno de los pueblos integrados 

en la Asociación Viento Alto, que aplaude y asume el plan eólico que 

Forestalia les tiene preparado (el llamado Clúster del Maestrazgo), y se 

relame vislumbrando los supuestos beneficios que les va a reportar. 

Supongo que la gente es plenamente consciente de que, si el faraónico 

proyecto sale adelante, los visitantes no verán cables en las calles, pero sí 

gigantescos molinos y torres de alta tensión acribillando el paisaje de su 

entorno. Subir a pie a la ermita de San Martín o viajar en coche a 

Cantavieja o Tronchón tendrán premio: unas vistas inigualables sobre 

decenas de aerogeneradores de 200 m de altura (equivalentes a torres de 

70 pisos) clavados al pie de la Muela Monchén o encaramados en los altos

de la Tarayuela, a 1700 m de altitud. También, una larga y sinuosa línea 

de hercúleas torres de alta tensión que recorrerá muelas y morrones 

entre Tronchón, Cantavieja y Portell de Morella; y cables, poderosos 

cables, infinitos cables que llevarán la luz a lejanas urbes y complejos 

industriales.


En su escrito de alegaciones al proyecto del Clúster del Maestrazgo, la

Asociación Viento Alto argumenta que “el paisaje del Maestrazgo esta

humanizado desde hace siglos por la extracción de madera, los

abancalamientos, los muros de piedra seca y los cultivos, y que los

aerogeneradores suponen una nueva actividad humana que están

dispuestos a asumir”. Me gusta la palabra “humanizado”, que encierra 

una gran verdad: el paisaje de este recio territorio ha sido modelado por 

siglos de trabajo de hombres y mujeres, que han modificado su medio, sí, 

pero adaptándose a él, tratándolo con afecto y preservando su armonía. 

Poco tiene que ver con el propósito de industrializar el paisaje con 125 

centrales eólicas verticales, 140 km de líneas de alta tensión y 270 km de 

nuevas pistas. ¿Asume eso Mirambel? ¿Lo asumen el resto de pueblos que

forman ese santuario natural e histórico del que Forestalia se ha 

encaprichado? ¿O enarbolará Mirambel su propia luz y su propia 

voluntad, la de 1982?


 Gonzalo Tena Gómez

Colectivo Sollavientos


 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dices si asume Mirambel esa barbaridad y, podríamos añadir:¿los demás pueblos lo asumen también?. Pues no sé que afirmar.
No se ha hecho ningún referendúm (nuestro país es alérgico a cualquier consulta), por lo tanto no sabemos cual es, exactamente, la opinión de sus habitantes. Los alcaldes se apropian, indebidamente, de la opinión de muchos de sus vecinos. Y lo saben.
Toda esta historia es una prueba más que nos confirma que nuestro país es una democracia en minúscula, de muy baja calidad. Lamentablemente real.
Se saltaran las normas que haga falta para que unos pocos hagan negocio apropiándose del paisaje y de los recursos. Ni Paisajes protegidos, ni red Natura,ni impactos ambientales, etc. etc. ¡nada les parará!
¡Que vergüenza! el poder político ( PSOE ) favoreciendo pelotazos de amiguetes (Forestalia).Fraternalmente unidos(los mandamases, claro).
¡ Es la pasta, estúpido!

Uno de Mirambel que no comparte posición de Alcaldesa y que nunca votó a la Asociación de Viento Alto.

¡NO ME REPRESENTAN !

Gascón Folch