jueves, 9 de marzo de 2023

EL DESPLIEGUE DE ENERGÍAS RENOVABLES EN EL MEDIO RURAL (1)


 

Un debate necesario

Si atendemos a las proclamas de muchos de los políticos aragoneses, si nos fijamos en tantas páginas publicitarias en periódicos, Aragón está destinado a ser el gran proveedor de electricidad de España y, tal vez, de Europa. Algunos de los mensajes que se han divulgado recientemente desde jornadas informativas auspiciadas por el sector empresarial y organizadas por medios de comunicación son que «Aragón está en primera línea portando la bandera del cambio y de la apuesta por la transición energética», que «nuestra comunidad dispone del territorio, el recurso y los actores necesarios para que ocurra» o que «es el maná que nos cae del cielo…».

Alguien quiere cambiar el modelo económico de nuestro medio rural: de estar tradicionalmente dedicado a la producción agrícola, ganadera y agroindustrial, de haber descubierto luego su potencial turístico basado en el patrimonio natural y cultural, ha de despertarse ahora del sueño y convencerse de que su futuro es industrial. El cambio aspira a ser profundo, especialmente en la provincia de Teruel. Llevamos varias décadas tratando de reinventar el futuro animados por los fondos europeos para el desarrollo rural (programas LEADER y PRODER). Varias décadas preservando espacios que son santuarios del paisaje, de la geodiversidad y la biodiversidad, bajo figuras de protección y difusión de iniciativa autonómica (Monumentos Naturales, Paisajes Protegidos, Parques Culturales, Lugares de Interés Geológico) o europea (Lugares de Interés Comunitario, Zonas de Especial Protección de Aves, Hábitats de Interés Comunitario, Geoparques). Ahora se quiere ocupar esos mismos espacios con centrales eólicas y fotovoltaicas, y destinar Montes de Utilidad Pública a florecientes negocios privados.

Semejante inflexión en el modelo de uso del territorio está siendo promovida en aras de un «bien superior». La urgencia de la transición energética se ha convertido en un axioma cuya prevalencia no necesita demostración alguna. Bajo su aplastante peso, Teruel habrá de resignarse a ser, una vez más, tierra de sacrificio. Para sentenciar tal destino están las Declaraciones de Interés Autonómico que el Gobierno de Aragón otorga a los proyectos de energías renovables, una patente de corso que permite a los promotores esquivar y retorcer la legislación en beneficio propio.

Cabría esperar que una operación de tal envergadura estuviera muy bien pensada; que tratara de conseguir una conciliación de intereses entre el campo y la ciudad, entre el sector turístico y el industrial, entre la protección del medio natural y el desarrollo económico, mediante una planificación y un despliegue ordenado de las plantas eólicas y fotovoltaicas. Hay instrumentos legales y administrativos para ello. Sin embargo, obligado por la supuesta urgencia o por la necesidad de innovación (otro axioma de culto), tal despliegue está siendo en realidad una avalancha incontrolada. En una de las jornadas informativas referidas anteriormente, la portavoz de una compañía del sector reconocía implícitamente ese desgobierno: «se están llevando a cabo acciones pioneras que, en la mayoría de las ocasiones, están fuera de la ley». Efectivamente, los promotores saben utilizar los resortes del poder y maniobrar astutamente en medio de una legislación maleable, mientras a la sociedad se le hurta el debate y la participación real en la toma de decisiones.

El Colectivo Sollavientos y la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel quieren contribuir a ese necesario debate sobre los macroproyectos de energías renovables. El mensaje de optimismo que nos llega desde arriba debe ser contrastado con el clamor crítico que emerge desde sectores de la población, de colectivos científicos y ambientalistas, de ganaderos o empresarios turísticos que no quieren dejarse expropiar su tierra y sus proyectos de vida. Así, en las próximas semanas, se sucederán en esta columna de opinión una serie de artículos que abordarán desde la reflexión las múltiples facetas socioeconómicas, jurídicas, medioambientales o culturales del problema. Nuestro objetivo es aportar un punto de vista documentado e independiente.


José Luis Simón

Colectivo Sollavientos-Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel


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