El mundo que conoció mi abuelo murió a golpe de hipotecas, pisos esqueléticos de 80 metros cuadrados, asfalto, fábrica, sueldo, crédito y supermercado.
El mundo que conoció mi abuelo murió también con la tele. Compra esto y aquello. Tira y recicla, pero compra tío, compra. Ja, ja, mira a los de la boina. Aragón y España en Directo, ¡ por Dios desaparecer!.
En el mundo no tiene cabida el campo ni el campesino, la siega y la fiesta de los santos. No tiene cabida el juntarte en bodegas y tabernas, en cantar por cantar y trabajar cantando.
El pueblo es producto. Producto es la ermita, el dance, la semana santa. La gente es producto. La jota es producto (por eso no se canta mas que en el escenario). El boinas es producto. El abuelo, producto también. ¿Y tú?. ¿Vives en el campo?. Pues producto. Véndete, algo tienes que vender, incluso tu alma.
Primero nos hicieron híbridos. ¿Ahora?; lo rural ha muerto, ¡viva lo rural!
Víctor Guíu, Poeta
1 comentario:
Totalmente de acuerdo con tu escrito. Es lo que hay. Consumo, consumo y consumo.
Dificil salir de esta forma de vida. Si te apartas del río de las necesidades creadas eres un "raro".
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